LAS GUERRERAS DE LA LUNA MÁGICA.
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CAPITULO
VI. Duda y muerte
Hace
milenios...
en otro
lugar...
en otro
mundo...
Donde
no existía diferencia entre el día y la noche, donde ambas se veían opacadas por el humo que cubría los cielos y
la sangre que corría en arroyos reflejaba el fuego...
Donde
los trinos de las aves fueron cambiados por los gritos y los jadeos al igual
que las cenizas reemplazaron los árboles que alguna vez pudieron crecer en ese
lugar, donde cientos de cuerpos sin vida, despedazados o moribundos se asomaban
por todas partes como un cementerio al aire con las espadas y demás armas de
los caídos como lápidas y cruces...
Ahí, en
ese lugar, donde dos clanes se exterminaron hasta que solo quedaron unos
cuantos, ahí surgió el nombre de Ascot, su leyenda, la de su furia, la de su
masacre...
Pero de
eso ya se ha hablado antes...
Después
de la leyenda, después de la misma realidad, pocos conocen la historia del
final de este Hechicero que termino el solo con la guerra de los clanes, pocos
lo vieron partir presa del dolor y del sufrimiento al perder a la mujer que
amaba...
Uno de
ellos, llevaba por nombre Guruclef...
Un
hechicero que al igual que Ascot pensaba que la guerra había durado demasiado,
un hechicero que lo acompaño en sus últimos días como líder de su planeta y que
huyo junto con él al verse exiliado de su propio mundo, el fue testigo del
dolor de Ascot, de su desesperación y de cómo su poder comenzó a marchitarse
junto a su alma...
Lo
único que pudo hacer al respecto, fue gritarle a Ascot lo que el le había gritado
cuando casi moría en una batalla...
“¡¡¡Levántate
Ascot... esta no es la forma de morir!!!”
Eso fue
hace milenios...
Esto,
esto es ahora...
—¡¡Así
Ascot... así es como se debe morir, como el traidor que eres, como el cobarde
que siempre fuiste!!— Grita Guruclef al momento que su poder termina por vencer
el rayo de energía que Ascot sostenía en sus manos.
Los dos
hechiceros han pelado por casi una hora, dentro de esta tumba en forma de nave
que cayo del cielo, los dos han demostrado que su poder es tan grande como el
de su oponente, pero a diferencia de Guruclef que pelea con todas sus fuerzas
sin que le importe nada, Ascot aún tiene que velar por las dos chicas que lo
acompañaron hasta caer en esta trampa, Setsuna, la Sailor del tiempo, y la
pequeña Hotaru, la Sailor de la destrucción...
AFUERA...
Hace
una hora, una enorme silueta se asomo por encima de la ciudad de Tokio dejando
en pie un enorme robot que comenzó a pisotear la ciudad, minutos después, otra
silueta de igual tamaño surgió de la nada y comenzó a pelear con el robot,
pasaron unos minutos cuando este nuevo contendiente se vio abatido por el
primer robot, y al igual que el, la chica dentro de él vio como su vida pendía de un hilo, eso hasta que
otros dos robots, otros dos seres de gigantesco tamaño llegaron a auxiliar al que había sido vencido, uno de
ellos es llamado Seres, el otro Windom, ambos son criaturas de magia, ambos son
dioses, ambos son genios de otra dimensión que pelean junto a las chicas que
cada uno lleva en su interior, y la pela se mantuvo así, dos contra uno, algo
que pareció equilibrar las cosas dado el enorme poder del robot del guerrero
conocido como Yúkio...
Y
mientras esto pasaba, otra pelea se libraba cerca de ahí, donde dos parejas de
chicas peleaban cada una con un solo guerrero, eso hasta que de repente los dos
guerreros abandonaron la lucha y se fueron dejando a sus contrincantes sin
saber que hacer, lo único que se les ocurrió fue ir en busca de su nuevo
maestro...
¿Y los
guerreros? Bueno... al igual que Yúkio,
ambos tienen a su disposición un robot conocido como centinela, y por ordenes
de su líder, esperaron hasta este momento para liberar este poder y pelear en
contra de los genios, y así fue, antes de que Marina o Anais se dieran cuenta
de lo que pasaba, otros dos robots parecido al primero se unieron en la pelea
dejando en clara desventaja a las dos chicas que ahora esquivan los ataques de
los centinelas guerreros...
—¡¡Marina,
te... ¡¡Remolino!! ...encuentras bien!!—
—¡¡Si...
¡¡Dragón de agua!! ...tu sigue cuidando a Lucy—
Las dos
chicas pelean con toda su fuerza sin dejar desprotegida a su líder quien mira
casi con desprecio como el cuerpo de su genio ha sido mutilado y humillado ante
el poder de un solo guerrero... ella sabe que nada lograran contra tres de ellos.
Y lo
gritaría su tuviera fuerzas para hacerlo, pero esta muy débil para hacerlo, así
que lo único que puede hacer es mirar como sus dos amigas pelean dando lo mejor
de si en una pelea que ya esta decidida, sin embrago, al verlas, tan maduras,
tan poderosas, tan decididas, se da cuenta de que ya han dejado de ser esas dos
estudiantes tímidas que la acompañaron en una lucha de ensueño en un mundo
mágico cuando ella estaba igual de perdida, las mira, y se siente orgullosa de
ellas, admira su decisión, su valentía, su esfuerzo... que al final, resulta
tan inútil como cualquier cosa que hubieran podido hacer...
—¡¡¡Marina!!!—
Grita Anais al ver el genio de su amiga desplomarse al recibir el ataque de los
tres centinelas que vuelan por encima de ella, trata de ayudarla, pero antes de
que pueda acercarse, los robots guerreros descienden sobre ella como buitres y
comienzan despedazar el genio de la chica que trata de gritar sin lograrlo.
La
mirada de Anais se llena de lágrimas al ver la escena mientras que sus labios
susurran quedamente el nombre de la chica... “Marina”
—¡¡Nooooooooooooo!!—
Grita desesperada Anais y deja el genio de Lucy para correr a auxiliar a su
amiga, de un salto, cae con su espada sobre uno de los robots y de un golpe
corta su brazo haciéndolo caer a sus pies, los otros dos guerreros miran
sorprendidos el ataque de la chica pero antes de que logre lanzar otro golpe
uno de ellos la sujeta por los brazos para que el segundo comience a
golpear su cuerpo...
Un
chorro de sangre brota de la boca de Anais al sentir el primer golpe, sus
rodillas se doblan pero antes de que un nuevo golpe la haga caer consigue
liberarse de su captor y alejar a ambos guerreros con un remolino de viento que
los lanza hacia el cielo...
Sin
fijarse en ellos, Anais se inclina para ayudar a Marina que yace sangrante
dentro del guerrero, los dos genios permanece uno frente a otro mientras que
las dos chicas se miran a los ojos en su propia dimensión...
—Anais...—
—No
hables Marina... te vas a poner bien, te lo aseguro, solo debemos...—
—Anais...
duele mucho...—
—Marina...
no digas eso...—
Los
ojos de Anais se llenan de lágrimas al sentir el cuerpo sangrante de Seres
temblar en sus brazos cuando una tercera voz se une a su llanto...
—Marina...
Anais...—
—Lucy—
Contestan ambas chicas al sentir la presencia de Lucy que se acerca tambaleante
a su amigas hasta caer de rodillas a un lado de estas...
—Lucy...
no vamos a vencerlos verdad...— Susurra quedamente Marina mientras que le
dirige una leve, muy leve sonrisa a su amigas...
—¿Qué
dicen chicas...? ¿Hacemos un último intento...?— Pregunta Lucy tratando de
sonreír
—Se lo
debemos a Serena y las demás... les
dijimos que les ayudaríamos a proteger nuestro planeta...— Contesta optimista
Anais
Las
tres chicas guardan silencio por un instante, las tres se sonríen la una a la
otra sabiendo que esta será su última pelea juntas, se toman de las manos y
ponen toda su esperanza en un último intento de igualar el poder de los
guerreros que se recuperan rápidamente del ataque de Anais...
—Yuta,
Yirem... creo que ya es hora de terminar con esto...— Murmura Yúkio al notar a
los tres genios juntos uno al lado de otro. Los otros dos guerreros asienten y
extienden sus manos que comienzan a brillar reflejando el metal de los
centinelas, el aire hierve a su alrededor y tres esferas surgen de cada uno de
los brazos para comenzar a girar en la palma de sus manos, Yúkio cierra los
ojos y deja que el poder en sus manos se liberen y se dirija rápidamente hacia
los tres genios que permanecen juntos, al igual que él, las otras dos esferas
son liberadas y se unen a la esfera de
Yúkio para formar una gigantesca esfera de luz que avanza hacia la tierra...
—Marina,
Anais...—
—¡¡Si!!—
La
esfera llega al suelo seguida de un gran estruendo que aumenta cuando esta explota
sobre las tres chicas, el piso se agrieta y los edificios que aún se
conservaban de pie se vencen como si no fueran nada, los autos vuelan ante el
la explosión que arrasa con todo lo que se encuentra a su paso, una enorme nube
de humo se levanta sobre los escombros envolviendo a los tres guerreros que
miran satisfechos la destrucción que han causado, Yúkio mueve la cabeza
señalando la nave al norte de ahí y comienza a volar en dirección a donde pelea
Ascot seguido por Yirem y Yuta...
De
repente, una voz... tres voces distraen su atención, los tres guerreros voltean
para encontrar una enorme figura erguida sobre el fuego, los tres genio de la
guerreras han desaparecido para dejar en pie solo uno de mayor tamaño, una
espada de fuego brilla en su mano derecha haciendo aún mas imponente la imagen
de Rayearht que comienza a volar en dirección a los centinelas...
—¡Que
demo...—
—¡¡Marina,
Anais, ahora...!!—
Las dos
chicas asienten y como si fueran una, descargan un golpe, un solo golpe sobre
el centinela de Yirem que aún no se recupera de la impresión, el metal se vence
ante el ataque de las chicas y el puño de Rayearht atraviesa limpiamente el
cuerpo del centinela dejándolo suspendido en el aire, Yirem trata de voltear
pero antes de que lo haga el panel frente a el estalla al igual que el resto
del centinela que ilumina el cielo con una explosión...
—¡¡Yirem!!—
Gritan al unísono los dos guerreros restantes para después mirar el genio de
las chicas volando hacia por encima de ellos...
—¡¡Malditas...!!—
Murmura Yuta mientras que ve caer los restos del centinela de Yirem, sus ojos
brillan y sus manos se tensan al igual que las de su propio centinela, abre las
manos de golpe alargando sus dedos dejando en su lugar una especie de garras
que brillan con la luna, furioso, el
guerrero impulsa su centinela para seguir a Rayearht no obstante el grito de
Yúkio quién trata de detenerlo...
—¡¡Yuta,
espera tenemos que...—
—¡¡Cállate
Yúkio, esas malditas humanas van a pagar lo que le hicieron a Yirem!!— Contesta
Yuta para seguir con su camino detrás del genio de las chicas, se detiene por
un momento tratando de encontrarlas cuando siente una corriente de aire golpear
su espalda obligándolo a caer, Rayearht lo sigue, esperando acabar con esto
antes de que se reponga, alza su espada sobre su cabeza para bajarla con toda
su fuerza sobre la cabeza del centinela, pero antes de que lo logre este da la
vuelta y detiene el golpe con sus garras, lo desvía, lanza un golpe que corta
la armadura de Rayearht, de un movimiento trata de alcanzar su rostro pero la
espada del genio lo detiene, ambos quedan uno frente al otro tratando de
dirigir el ataque, las manos de Rayearht se vencen lentamente ante la sonrisa
del guerrero pero antes de que sus garras alcancen al genio una patada de este lo
aleja, ambos quedan volando frente a su oponente, los dos han logrado dañar a
su contrincante, solo uno siente ese daño, Yuta solo dirige el centinela, Lucy
y las demás son parte de Rayearht, sienten sus heridas, pero no les importan,
con ambas manos sujeta su espada retando a Yuta, este no rechaza el reto, abre
las manos mostrando sus garras, quiere terminar pronto, se lanza sobre el genio
al igual que este se abalanza sobre el, garras y espada se iluminan, los dos
atacan la mismo tiempo, se cruzan en el aire, se alejan...
Solo
uno permanece erguido, el genio de las chicas cae a plomo sin control hasta
chocar con el piso, las tres se quejan, las tres sangran por el ataque de Yuta,
el sigue volando, su mirada en blanco, el panel en la cabeza del robot se llena
de sangre que el guerrero escupe sobre el, cientos de luces rojas empiezan a
brillar, palabras en algún idioma olvidado resuenan dentro del centinela, Yuta
sonríe al comprender lo que pasa, un quejido sale de su garganta mientras que
este se deja caer sobre la pantalla, una última señal en el panel avisa sobre
un daño masivo, no tiene tiempo de salir, el centinela se separa en dos partes
cercenado por el ataque de Rayearht, por un segundo ambas permanecen en el
aire, un segundo... y explotan.
Abajo,
Lucy sigue sangrando dentro del genio, trata de levantarse no obstante el dolor
que se clava en su vientre, mira a su lados, sus dos amigas están en las mismas
condiciones...
—Vamos
chicas... aún falta uno...— Susurra sin
hacer caso a sus heridas, Marina y Anais asienten pero entes de que logren
levantarse una sombra enorme desciende sobre ellas sin darles tiempo a
defenderse, de una patada, sume el
cuerpo del genio en la tierra que cede ante el brutal ataque, Lucy trata de
reaccionar, de alcanzar su espada, pero antes de que lo logre el centinela la
aleja de una patada...
La
mirada de Lucy se nubla, su fuerza se va ante la fuerza de Yúkio, cierra los
ojos, pero antes de que quede inconsciente siente como una mano la toma de
cuello y la alza por los aires, mira frente a ella y encuentra el rostro de
Yúkio sonriendo maliciosamente...
—Son
muy buenas niñas... demasiado, pero
esto termina ahora...—
Un
murmullo se deja escuchar en la noche al mimo tiempo que las manos del
centinela comienzan a brillar, de un tirón, arroja el cuerpo de Rayearht por
encima de él mientras que su mirada sigue al genio que comienza a caer después
de alcanzar una gran altura...
“Es tan
fuerte” Lucy, Marina y Anais ven como la tierra se aleja de ellas, la figura
del centinela apuntando hacia Rayearht, saben que las atacara antes de caer,
saben que no resistirán un ataque como ese, cierran los ojos... y esperan...
“Guerreras
Mágicas...” tras voces, tres voces que las llaman las obligan a abrir los
ojos...
—Ceres...—
—Windom...—
—Rayearht...—
“Esto
aún no termina guerreras mágicas... deben de proteger su mundo...”
Las
tres voces callan, dejando solo el murmullo que produce el centinela al cargar
energía, los ojos de las tres chicas se abren lentamente al mismo tiempo que
sus manos comienzan a moverse igual que
sus labios que se abren para invocar un último ataque, la mirada de las tres
chicas cambia al ver como su oponente termina de cargar su ataque y lo libera
en forma de un gran rayo azul que se mueve hacia ellas...
—¡¡Lucy,
Anais!!—
—¡¡Hélice
mágica!!— Gritan al mismo tiempo las tres chicas para dejar que un trío de luces de colores que salen de sus manos se
combinen en el aire creando un destello
de color blanco que ilumina la noche, desde el centinela, Yúkio mira
venir el ataque sin poder contenerlo, el rayo azuloso del guerrero se desvanece
ante el destello que cobra velocidad hasta chocar contra el centinela guerrero
quién lo recibe de golpe, otra explosión, otra explosión aún mas grande que
todas las anteriores resuena por debajo de Rayearht quién sigue cayendo sin
poder controlarse, desde adentro, las tres chicas miran felices la gran nube de
humo que alzo su ataque no obstante el estado en que se encuentra el genio...
—Marina...
Ana... Anais... –
—Lo...
lo logramos Lucy...— Contestan las dos chicas al mismo tiempo que sus fuerzas
las abandonan dejándolas inconscientes...
—Descansen
chicas... ya cumplimos nuestra pro...— Su voz se ahoga, los labios de Lucy
comienzan a temblar hasta pronunciar una frase
—No...
no puede ser...— murmulla la chica
cuando mira como el humo debajo de ella comienza a desvanecerse dejando en pie
una enorme silueta... –Aún... aún esta vivo...—
Alcanza
a decir la chica al darse cuenta de que la silueta no es otra que la del
centinela que aún se conserva erguido, uno de su brazos esta deshecho, su
armadura destrozada, pero aún esta erguido y conciente al igual que Yúkio quien
mira lleno de ira como el genio de las tres chicas consigue detenerse en el
aire, la mirada del guerrero se nubla con su propia sangre que emana cálida por
una herida encima de sus ojos , de un grito, su brazo izquierdo se regenera,
sus manos se cierran empuñando los controles haciendo que su centinela sujete
con fuerza la espada entre sus manos, otro grito, Yúkio eleva la enorme máquina
con la espada frente a él y comienza a volar hacia a Rayearht que permanece
inmóvil...
—¡¡Esto
termina ahora!!— grita el guerrero un
segundo antes de que su espada se calve en le pecho de Rayearht, el sonido se
pierde, y por un instante lo único que logra escucharse es el continuo goteo de
la sangre derramada, el pecho de las tres guerreras mágicas comienza a sangrar
pero es Lucy la única que siente dolor, su mirada se va dejando sus ojos en
blanco, frente a ella, el rostro de Yúkio que sonríe triunfante al ver como el
genio se desvanece sobre su espada...
“Rayearht...”
Lo llama, Lucy trata de gritar pero lo único que logra es que la sangre surja
de su boca a cada movimiento de sus labios
“Rayearht...”
No hay respuesta
“Rayearht Rayearht Rayearht Rayearht Rayearht
Rayearht Rayearht Rayearht...”
El
rostro de La guerrera se llena de lágrimas cuando se da cuenta de que no
recibirá una respuesta, su vida comienza a desvanecerse al igual que su
esperanza, pero antes de que todo termine por extinguirse una voz dentro de
ella le devuelve la fe...
—Hazlo
ahora guerrera mágica...—
—Lucy,
nosotras estamos contigo...—
—Marina,
Anais...—
Afuera,
la sangre del genio se desliza por la espada de Yúkio quién la clava aún mas
esperando que un continuo sonido parecido al latir de un corazón cese, el
sonido se pierde, cada vez mas lento hasta que desaparece, una mirada de
triunfo surge de los ojos de Yúkio (Al menos de uno de ellos) trata de sacar su
espada... no puede.
El
gesto de gloria cambia por uno de extrañeza al notar que su espada esta
atorada, mueve los controles, el centinela remueve la espada dentro de Rayearht
sin lograr nada, una y otra vez la espada parece enterrarse mas dentro del
genio que sigue inmóvil, de repente,
sus manos se alzan para atrapar al centinela, dentro de él, Yúkio
trata desesperado de liberarse sin
lograr nada, los tableros comienzan a brillar avisando de el peligro, no hace
falta mas para que Yúkio lance un grito y expanda su poder haciendo estallar la cabina y la cabeza del
centinela, trata de salir, pero antes de que lo haga escucha la delicada voz de
Lucy pidiendo disculpas “Serena... Sailors... lo siento... no pude cumplir mi
promesa...” Como hipnotizado por la dulce voz, Yúkio permanece dentro del
centinela por unos segundos viendo como los ojos de Rayearht se encienden, cambian de color y dejan ver a
las tres chicas dentro de él...
—Son...
hermosas...— Musita débilmente el guerrero al ver los rostros de las guerreras
que permanecen inconscientes a excepción de Lucy quién lo mira, sin odio, sin
rencor, lo mira con una profunda compasión sin que Yúkio comprenda por que,
cierra los ojos, lentamente, como si durmiera... un instante después...
Estalla...
Nerima...
Otra
pelea... En esta no hay robots enormes, no hay genios ni espadas, no hay sacrificios...
por ahora.
Solo
hay cinco chicas cinco guardianas dando lo mejor de si mismas en contra de un
oponente que las esta haciendo pedazos, cinco chicas que no temen a la muerte,
pero si a la derrota, Michiru Sailor Neptune, Mina Sailor Venus, Lita Sailor
Júpiter, Ami Sailor Mercury, y la recién llegada Rei, Sailor Mars, quién fue la
primera en llegar a este lugar pero la última en unirse a la pelea.
—¡¡Mina
has... ¡¡saeta!! ... visto a Serena?!—
—¡¡Pensé
que estaba contigo!!—
—¿¡Donde
esta Serena?!—
—No lo
sé Michiru, no la he visto desde el templo...—
—¡¿Qué
quieres decir con...?!— La voz de Michiru no termina de hacer su pregunta
cuando una sensación extraña se apodera de ella. Por un momento la pelea se detiene, las cinco Sailors y el
guerrero cierran los ojos cegado por una luz que surge del norte, un enorme
poder alcanza su clímax y comienza a desvanecerse, a Zaarel le toma solo un
instante saber que es exactamente lo que paso
A
diferencia de él, a las cinco Sailors les toma un segundo mas reconocer ese
sonido... un grito, un grito de muerte, un grito de tres chicas, tres guerreras
valientes que acaban de ofrendar su vida protegiendo su mundo...
“...Lo
siento...”
—Esa
voz... esa fue la... esa fue la voz de Lucy— Balbucea Rei al sentir como la
presencia de sus tres amigas se desvanece, y al igual que las demás Sailors, lo
único que puede hacer, es alzar un ruego, un grito...
—No
puede ser...—
—Lucy y
las demás... no puedo sentir su presencia...—
—No
puede ser que estén...—
—Nooooooooooooo—
Pero el grito de las chicas no logra nada, la luz termina por desvanecerse
junto a la voz de Lucy que comienza a acallarse por el silbido del viento, su
presencia se pierde lentamente en la oscuridad acompañando el humo que se alza
sobre la noche dejando tras de si la ciudad de Tokio devastada por el ataque
que comenzó al anochecer.
El
silencio impregna el lugar como si las cinco Sailors quisieran ignorar lo que
paso, por un segundo, ninguna de las chicas se atreve a hablar hasta que la voz
de Zaarel las devuelve a la realidad...
—Están
muertas...— Se escucha decir la fría voz del guerrero que se mantiene con la
mirada hacia el punto donde ocurrió la explosión —Pronto Ascot se unirá con ellas...—
Lentamente, el rostro de Zaarel da vuelta hasta que sus ojos se clavan en el
grupo de Sailors que lo miran furiosas, extiende sus manos y de ellas se
desprende un extraño estallido que alza una gran ráfaga de viento seguida por
una estela de humo y polvo que se alza a su paso, rápidamente, las cinco chicas
evitan el ataque que va a estrellarse contra los restos de un auto que se
desvanece ante el estallido, apenas
tocan el suelo cuando las Sailors devuelven el ataque cada una formando una
sola esfera de energía que golpea a Zaarel envolviéndolo en una gruesa capa de
Polvo y humo, una gesto de satisfacción se dibuja en el rostro de las chicas
pero rápidamente se desvanece al advertir que la figura de Zaarel aún se alza
intacta en medio del polvo, sin embargo sigue inmóvil, sin atacar, no hace
movimiento alguno hasta que lentamente mueve los labios para hacer un
advertencia...
—...Humanas...— Dice firmemente
el guerrero —...Sus amigas han muerto... ustedes solas no lograran nada...
ríndanse... y les daré una muerte fácil, tendré piedad de ustedes si terminan
esta pelea absurda... ríndanse, dejen que me lleve a Ascot y tendrán una muerte
sin dolor... Ustedes y su mundo morirán sin sufrimiento alguno...¡¡Pero si
siguen atacándome, si insisten en reunirse con ese hechicero les daré una
muerte eterna, a ustedes y a todos lo que se les parezcan, jamás podrán
reunirse con sus amigas, sus almas serán parte de mi... Para siempre!!!—
La advertencia queda en el aire y
por un segundo la respuesta de las chicas se acalla ante la voz de Zaarel, pero
son los labio de Ami los que le contestan al guerrero, dos palabras que son mas
que suficientes para que Zaarel comprenda que estas chicas morirán antes de
rendirse...
—Vete al Diablo—
Sonríe... Zaarel sabía que eso
era lo que iba a suceder, de hecho, deseaba una respuesta así, alza su voz,
como un trueno, una voz tan fuerte que resuena en cada lugar, en cada rincón de
esta ciudad y en muchas otras, por todo el mundo una ola choca en las mentes de
los hombres dejando un mensaje en ellos...
—...¡¡Humanos... ¡Escuchen mi
palabra, escuchen la palabra de Zaarel! ...¡Escuchen y tiemblen ante mi
furia!... ¡Por que hoy es su Apocalipsis, hoy se dicto su juicio!... ¡Que sus
almas tiemblen... por que yo soy Zaarel y yo seré quién escriba su
destino...!!—
El mensaje termina, los niños al
otro lado del mundo despiertan asustados, sus madres los tranquilizan diciendo
que es un sueño, ellas saben que no es así, por que la voz también resuena en
sus mentes...
Sin embargo las Sailors no se
amedrentan, no retrocede, se mantienen firmes esperando el ataque del guerrero,
todas menos una que al ver los ojos de Zaarel se da cuenta de algo
inquietante... el tiene razón, el será su muerte... Pero no teme, para si misma
sabe lo que viene y es por la misma razón que se aleja de la pelea un segundo
llevándose a Michiru con ella...
—¿Qué... Rei, que pasa?—
—Michiru... tienes que ir por
Ascot...—
—¿Qué...—
—No tenemos el poder, solo el
puede vencerlo... trataremos de entretenerlo, pero no podremnos vencerlo...—
—Pero Rei...—
—Anda, vete... Haruka debe estar
dentro de la nave... pero no podrá sola si hay problemas...—
—Pero...—
—¡¡Anda, nosotros lo
detendremos...!!—
No entiende bien... pero al ver
la mirada llena de decisión de Rei la obedece, y sin que Zaarel se da cuenta
salta por encima de los escombros hasta llegar a la nave, es cosa de segundos
para que descubra una especie de escotilla, da una mirada atrás para
encontrarse con el rostro sonriente de su amiga... y entra...
—¿A dónde va Michiru?— pregunta
quedamente Mina al darse cuenta de que su amiga a desaparecido
—Por ayuda— Contesta Rei –Tenemos
que entretener a Zaarel para que no regrese a su nave...—
—Si— Contestan las tres Sailors
restantes, pero antes de que puedan moverse una ráfaga de viento que surge del
cuerpo de Zaarel las obliga a retroceder...
Y así comienza... ante la mirada
incrédula de cinco Sailors el cuerpo del guerrero se vuelve luz, y su voz se
vuelve el viento...
—Miren humanas... ¡¡Miren el
poder de Zaarel!! ¡¡Miren la técnica creada por su benefactor, la técnica
desenterrada por Ascot!! ...El la llamo Savation, y con ella trato de
salvar a la mujer que amaba... con ella destrozo cientos de almas, la mía...
ahora será su propia destrucción, sus amigas caerán por su técnica... ¡¡Miren
niñas, miren su muerte... el la llamo Savation... yo... yo la llamo Enlever...
arrebato...!!!—
No hay mas palabras... no mas
amenazas, solo actos...
La noche se vuelve día, el cuerpo
del guerrero resplandece hasta convertirse en un destello que ilumina el
viento, la luz crece cada vez mas hasta llegar a su clímax dejando ver solo los
ojos del guerrero en medio del destello...
—¡¡¡Miren humanas... miren su
destrucción... miren su muerte!!!—
Alza su mano... y de ella surge
un despliegue impresionante de engría, una explosión cubre Tokio con un
destello de luz blanquecina que acompaña a un trueno sobrenatural, ondas en
forma de círculo comienzan a extenderse a lo largo de la ciudad...a lo largo
del mundo, un impulso de magia y poder tan fuerte y brutal como el peor de los
huracanes se desata en medio de la noche... destroza las calles, alza los autos
y desgaja los edificios como si no fueran nada... por toda la ciudad resuenan
las explosiones y las sirenas que se acallan un segundo después de ser
activadas... los edificios se derrumban, a cada centímetro que avanza un cuerpo
humano case presa de un dolor indescriptible, con las manos sobre los ojos
tratando de protegerse del resplandor... ignorando que el dolor que sienten va
mas allá de los físico... por que ninguno se da cuenta... pero lo que provoca
el poder liberado de Zaarel no es solo la destrucción o la muerte... lo que
provoca... es que cada uno de los seres
que caen ante el ataque pierda algo mas importante que la vida... mas
importante que cualquier cosa... cada uno de los seres alcanzados por el Enlever
pierde su alma... y ella va a reunirse con el causante de todo, cada alma que
el hechizo absorbe se vuelve parte de Zaarel, le da fuerza, lo alimenta... lo
llena de energía hasta que termina por consumirla... cosa que puede durar
siglos... milenios... a veces más...
Y mientras tanto se ven
encerradas dentro de Zaarel... sufriendo, clamando por salir... dejando tras de
si sus cuerpos sin vida... transformado toda la ciudad de Tokio... todas las
ciudades del mundo en una sola cosa... una tumba enorme... una tumba para toda
la raza humana... una tumba silenciosa...
La luz continua... y son miles de
sombras las que salen de los cuerpos de los caídos y van a unirse a Zaarel...
pero no es suficiente... nunca es suficiente... y con una determinación fría el
guerrero continua arrasando con las almas de los humanos... hombre, mujer o
niño, nada queda de pie ante la furia de Zaarel, destruye esperanzas, destruye
sueños... amistades... amores.
Y por fin termina... el ritual
finaliza dejando a Tokio en ruinas...ruinas sobre las cuáles se alza un
hombre... un hechicero... un guerrero... el... es Zaarel.
Y a sus pies quedan cuatro
cuerpos... cuatro niñas, que aún respiran... pero con los ojos en blanco, el
cuerpo hueco, sin alma, y a su lado, un guante, un guante hecho de magia, un
guante con una piedra incrustada, una piedra que yace rota, destrozada ante el
brutal ataque...
Sobre ellas... pisoteando la
esperanza que pudieron dar las chicas, el guerrero de nombre Zaarel avanza
entre los cuerpos relamiéndose los labios, con las manos encendidas con un
fuego verde producto de millones de almas, sus ojos en blanco reflejan cientos
de rostros gritando por ayuda, cientos de ojos desorbitados sin comprender lo
que paso, millones de almas clamando por su libertad... y el... el sonríe al sentir
tanta desesperación...
Da la vuelta, mira su nave, la única cosa que aún se conserva
intacta, cierra los ojos... y siente...
Dentro de ella, nueve
presencias... son demasiadas... “Dos deben de ser de Ascot y Yamena, las otras
dos de las chicas que acompañaban a ese hechicero... ¿De quién son las demás? ...una debe ser de la chica que entro a
mis espaldas... sera posible que hayan entrado mas sin que yo lo sintiera...?
...¿Y esa presencia enorme? ...Es...”
--Ups...
Shouten...—
Sus piernas tiemblan… todo el
poder que acaba de absorber y sin
embargo Zaarel tiembla la recordar a su invitado…
--Lo había olvidado... Shouten
sigue ahí adentro... bueno... parece
que no ha despertado, de lo contrario ya hubiera hecho algo al respecto...—
Sonríe, todo sale mejor de lo que
el esperaba... “Y cuando el despierte yo le entregare el cuerpo del hechicero y
el y su maldito consejo me dejara en paz...”
Zaarel no puede evitar que una estrepitosa risa salga se escape de sus
labios, una risa que toma fuerza hasta rebosar en todos los rincones de la
ciudad... una risa que hiela la sangre de una niña... una mujer que tal vez, es
la única que puede escucharla...
Poco a poco, el guerrero recupera
la cordura, se calma, y ve de nueva cuenta la nave frente a él, da un salto y comienza
a volar ligeramente a ras del piso, mira hacia atrás, por un segundo se detiene
a mirar la destrucción que le mismo ha causado, se siente bien, satisfecho, es
entonces cuando una sensación extraña atraé su atención, una presencia “¿Fuera
de la nave?” piensa Zaarel “No puede ser”
Su cabeza gira en sus hombros
buscando la fuente de esa pequeña luz que siente dentro de si, atrás de él,
pero es muy grande, una presencia impresionante, casi tan fuerte como la de él,
no, no tanto, pero si lo suficiente para darle un poco de diversión, de pronto,
se da cuenta de que esa extraña energía se acompaña por destellos de luz
dotrada que surgen de entre las ruinas, el poder se extiende, en oleadas de
calidez, como un manto lleno de bondad y tristeza, pero ademas de ello, hay
otra sensación que Zaarel conoce bien, esa presencia, esta impregnada de
miedo...
Vuela hacia ella, y en cuanto se
acerca sus oidos comienzan a escuchar un ruido extraño, un ruido que pronto
identifica, un sollozo... Un sollozo
apagado, como si tratara de no llamar la atención, no lo logra, y debajo de una
pila de acero retorcido, entre los restos de una pared, una sombra, una sombra
que tiembla presa del terror al darse cuenta de que ha sido descubierta, una
chica...
Esa chica... es Serena
Sin embargo, el guerrero no se
explica lo que pasa, como tampoco se puede explicar esa luz que sale del
símbolo grabado en la frente de la niña, una luna, una luna dorada que brilla
con intensidad bajo los rubios cabellos de la chica quién no se atreve a mirar
al hombre frente a ella...
“No entiendo... tiene tanto
poder... pero...” Sin comprender,
Zaarel alza el rostro de la chica hasta que queda frente a él, y de ese símbolo
siente un poder enorme, que se incrementa a cada momento, pero no un poder
destructivo, un poder cálido, amable... y entonces comprende...
·”Esta niña... esta niña también
debe de ser una de las guerreras que me enfrentaron hace un momento... pero
ella es mas fuerte que todas sus amigas... debe de serlo, no puedo creer que
haya soportado el poder del Enlever... esa luz debe de haberla protegido de
alguna manera... ¿Pero entonces...? ...Ja... ja ja... ja ja ja ja ja ja ja...!!!! ¡¡Esta tan asustada...!!!
¡¡Esta tan asustada que ni siquiera se atreve a mirarme...!!! Seguramente vio
como destruyeron a sus amigas...
entiendo... ella ha estado escondida desde el principio, llena de
temor... no la culpo... esa es la reacción mas coherente que se puede tomar
ante mi poder... una chica lista...”
Una sensación de tranquilidad
recorre le cuerpo del guerrero al comprender la actitud de la chica, sientre
ganas de reir, pero antes de que lo haga, la voz temblorosa y llena de temor de
Serena se atreve a hacerle una pregunta...
--Quien... quien eres tu?—
--¿Yo?... mi nombre es Zaarel
niña... ¿Y el tuyo?—
--Zaarel... tu fuiste el que...
el que causo todo esto...?—
--Si pequeña... yo fui...—
Una respuesta cruekl para Serena
que no acierta a moverse al ver la imponente figura frente a ella, aún cuando
su túnica ha sido rota, la silueta del guerrero aún luce impresionante al
esbozarse en contra de la luna, resaltada por el destello dorado que surge de
la frente de Serena quién aún no se ha dado cuenta de esa luz...
--Tu... tu vas a... vas a
matarme...—
No hay respuesta, no lo
demuestra, pero los ojos del guerrero brillan al sentir el temor de la chica
que yace arrodillada frente a él...
--¿Matarte...? No... podría
hacerlo... pero no, no eres digan de caer por mi mano... tus amigas... tus
amigas eran valientes... eran verdaderas guerreras... pero tu... tu no eres
nada... no eres mas que una traidora... una cobarde que se escondio sin
intentar ayudarlas... ¡¡¡Lo único que hiciste fue verlas morir!!! ...Si te
mato... tu vergüenza terminaria ahora mismo... pero tu alma no vale la pena...
es débil, carece de valor... de dignidad...es el alma de una traidora... ¡¡No
es el alma de una guerrera!! Y para mi... no es nada...—
No dice otra cosa, sus pies dejan
de tocar el suelo una vez mas y lentamente se dirige havcia su nave para
despues desaparecer en uno de sus extremos... tras de él, Serena no habla, ya
no llora, apenas si respira, pero no por miedo, no tiembla por temor, y cuando
una lágrima se escapa nuevamente de su mejilla... no es por miedo a Zaarel o a
sus guerreros, es por que acaba de darse cuenta de que las palbras del guerrero
son totalemente correctas... es una cobarde... tal vez si Darien estuviera
aquí...
Pero no esta...
Y hasta este momento que ella se
da cuenta de que la falta del amor de un hombre no es una justificación para su
conducta... y hasta ese momento ella se da cuenta... de que ya no tiene
solución... Por que en algún lugar... en el otro extremo del mundo... el cuerpo
de Darien yace derrumbado... despojado
de su alma... y ella... Serena... se da cuenta de que no solo le fallo a sus
amigas...
También a su maestro... a
Ascot...
A sus nuevas aliadas...
A su familia...
Y sobre todo... lo peor... es que
la fallo... al hombre...
...que ama.
Continua...