Lluvia de Sangre
Sobre el Cementerio
Capítulo 1:
Un niño llamado Shiyuu
Era un tormentoso día de Abril. Aunque las flores del cerezo bañaran con sus pétalos los suelos, las gotas de lluvia, mojaban claramente todo lo que caía en su trayectoria, hasta acabar tiñendo de rojo escarlata toda la tierra. Pero no solo las gotas pisoteaban las flores del cerezo, un niño, vestido con abrigo de paja, miraba a su madre. En la cara del chico no se podía distinguir si estaba llorando o simplemente eran engaños por parte de la lluvia, pero su cara de infelicidad era inmensa. Por su parte, la supuesta madre, vestida también con abrigo, entregaba una bolsa de lona a su hijo. Este la recibía cabizbajo, sin mostrar su cara. La madre al observar esto, dijo unas palabras.
- No te pongas triste Shiyuu, nosotros estaremos bien - Su madre le da un abrazo, mientras intenta consolarlo.
- Madre, somos campesinos, nunca conseguiremos vivir en paz. El Shogun nos pide demasiado, y sin mi ayuda para cultivar los campos, no tendréis como pagarle - El chico llamado Shiyuu, corresponde al abrazo de su madre.
- Supongo, pero nos las arreglaremos. Tu debes ir con tus tío, ellos son comerciantes y te cuidarán bien -
- Madre, os escribiré todos los meses -
- Eso espero Shiyuu - Su madre se separa del abrazo, y se despide con la mano, mientras el pequeño Shiyuu empieza su senderismo. Su despedida duro unos segundos más, mientras los dos alzaban las manos, y hacían la típicas señal de despedida. Pero Shiyuu se perdió por el horizonte, dejando atrás su casa su familia, y su vida. Todo esto para empezar una nueva, como sobrino de un comerciante en las calles de Kioto. Por una parte, se alegraba de dejar atrás una vida llena de duro trabajo, esfuerzo inaguantable, y sumisión siega al Shogun, como un simple campesino. Ahora podría tener nuevas amistades, trabajaría como comerciante, y tendría una vida más fácil como la que llevaba antes. Pero por otra parte, atrás dejaba a su familia, padre y madre, a sus antiguos amigos, y sus objetos que tanto trabajo le costo conseguir. Sin duda, fue difícil decidirse, pero prefirió pensar en su bien estar, y marcho a Kioto. Aunque no estuviera muy lejos, la lluvia iba en contra suya, y los pétalos de cerezo en el suelo, hacían más difícil la caminata. No obstante, tampoco se hacia tan pesado. Solo llevaba lo necesario y intimo en su bolsa, y no necesitaba más. Así no cargaría con tanto trasto inútil. Un medallón, ropa limpia, sandalias de repuesto y unos bollos. Lo suficiente para llegar a Kioto. Claro está que tendría que cambiarse para estar presentable ante sus tíos. La madre de Shiyuu dicen que son muy buenas personas, que siempre estuvieron donde se les necesitaba y ayudaban económicamente a la familia para que subsistiera. Como no tenían hijos, la tía de Shiyuu, hermana de la madre de Shiyuu, comento que necesitaban un barón para que llevaran las riendas del comercio en la familia. Por eso pidió que Shiyuu fuera el niño que seria educado como uno de los mejores comerciantes del Japón. La madre de Shiyuu dio a decidir al propio Shiyuu sobre su futuro, y este después de pensarlo 3 días, decidió que eso sería mejor irse con sus tíos.
-¡¡Cuidado!!- El grito del conductor de un carromato despierta a Shiyuu de sus pensamientos, y desvela que estaba a punto de ser atropellado. Pero un salto rápido por parte del muchacho, hace que se salve de el dolor de un atropello, intercambiándolo con el leve dolor de un golpe a suelo mojado. El carromato se para en seco. Mientras los caballos descansaban, una niña bajaba, de 12 años aproximadamente, la misma edad que Shiyuu. Este, que apenas se sostenía en pie, vio llegar a la muchacha. Largos cabellos negros cubrían su cabeza, y los ojos verdes cual ojos de dragón, brillaban junto a toda su cara, gracias a las gotas de lluvia. Embelesado por la hermosura de la chica, Shiyuu apenas podía impedir que su boca se entreabriera, mientras sus ojos estaban abiertos de par en par. La chica, al ver a Shiyuu agarrándose el tobillo, se acerca más aprisa a él.
- ¿Estas bien? - Pregunta la chica, mientras se acerca al Shiyuu.
- Si... no es nada... enseguida se me pasa - Shiyuu intentaba por todos los medios dejar de tartamudear.
- Por tu vos no pareces que estés bien -
- No... el tartamudeo... es por otra cosa -
- ¡¡Señorita Imisu!! ¡¡Es un simple campesino, no hay que darle mucha importancia!! - El chofer del carro no tiene vergüenza en decir lo que opinaba, pero la chica se sonrojo por el comentario.
- Siento lo que a dicho mi chofer perdónale - se disculpa la muchacha.
- Tienen razón Srta. Imisu, no pierda el tiempo conmigo, solo soy un simple campesino -
- Nunca me ha gustado que la gente se menosprecie de esa forma - Imisu toma la mano de Shiyuu - Te llevaré conmigo en mi coche.
- No creo que sea bien visto por sus acompañantes -
- No pasa nada, mis padres son los que me acompañan, y ellos son los que me enseñaron a respetar a los demás - Dice sonriendo.
Después de mucho insistir, Imisu convence a Shiyuu que suba al carromato con ella. Ya que los dos iban a Kioto, se pusieron de acuerdo. Al entrar al carromato, pudo distinguir a tres personas aparte de Imisu. Probablemente sean su padre, su madre, y su novio o prometido. Pero lo más sorprendente era que todos iban de luto. Esto lo verificaban las grandes cantidades de incienso y flores que traían. Este echo produjo un gran sentimiento de extrañes en Shiyuu. En cambio, a los padres de Imisu le hizo mucha ilusión el ver a el muchacho dentro, y le invitaron a pasar enseguida. Un mutis inmenso sacudió el carromato. Los familiares de Imisu no se atrevían a preguntar, mientras que Shiyuu, estaba arrinconado en una esquina del asiento. También era destacable los malos ojos con que miraba el otro joven a Shiyuu, y fue este el que rompió el hielo.
- Oye, por tus pintas pareces que cultivas campos ¿Me equivoco? - La sinverguensura de tal chico era comparable a la del chofer.
- Katsutori, no seas impertinente - La madre y Imisu se quejan a la vez.
- No se enfaden, tiene razón. Toda mi familia es campesina, desde el mas viejo antepasado, hasta el recién nacido más reciente. Excepto mi tía, que se caso con un comerciante.
- ¿ donde vives? -
- A las afueras de Kioto, no muy lejos de aquí -
- ¿Y que hacías afuera con esta tormenta? -
- Bueno, resulta que me voy a vivir con mi tía y su marido, que son comerciantes. Allí viviré mejor, y con más comodidad de la que vivía antes -
- Entonces seremos compañeros de trabajo, nosotros también somos comerciantes -
- Eso espero -
- Y como se llaman tus tíos? quizás los conozcamos -
- Me parece... Mi tía se llama Ashura, y su marido es el Sr. Tokiromi - Al decir estas palabras, una sonrisa surgía de Shiyuu, que no fue lo mismo que paso con la familia de Imisu, que al oír estas palabras del chico, todos se sorprendieron. Shiyuu miraba extrañado las caras de sus acompañantes, y espera una respuesta de ellos. Fue Katsutori, el joven, quien tradujo su sorpresa.
- Creo que llegaste tarde muchacho, los comerciante Tokiromi han muerto hace dos días... -
- ¡¡¿Qué?!! -
- Lo sentimos mucho... - Todos se lamentaban por la perdida - Precisamente ahora vamos a su funeral -
- Pero.. eso es imposible... hace dos días recibí una carta suya - Shiyuu no acababa de creérselo
- El correo tarda días en llegar, puede que la escribieran hace semanas - El padre de Imisu mira por la ventana del carromato - Dicen que la Sra. Tokiromi se cayo de un tercer piso, y que el Sr. Tokiromi se hizo el harakiri después de saber lo sucedido -
- Eso es lo que dicen, pero es una simple excusa. El rumor de que el comercio de Tokiromi compraba y vendía al extranjero se hizo cada vez mayor, llegando al Bakufu. Supongo que tomaron medidas. Es lo que se paga por incumplir las leyes - Katsutori opinaba de una manera muy insensible ante los demás.
- Japón está sumido en un ultra nacionalismo, pero no por eso debería de olvidarse que existen grandes potencias extranjeras -
- ¡¡Callaos ya!! ¿por que no pensáis en lo que estará pasando por la cabeza de Shiyuu? - Imisu llamó la atención de todos, que miran a un Shiyuu pensativo y cabizbajo. El gran silencio envolvió la sala móvil, pero se podía oír los pequeños murmullos de Shiyuu, que no paraba de repetir la misma frase.
- ¿Y ahora que será de mí?-
La lluvia seguía cayendo después de dos horas, que es el tiempo que tardo el carromato en llegar al funeral. Shiyuu decidió ir al acto, acompañado por sus nuevos conocidos, la familia Omike. Pero aunque los Omike le pidieran que participara en la ofrenda, Shiyuu se mantuvo al margen de la celebración. Apoyado en un árbol, observaba como uno a uno, los conocidos de los Tokiromi hacían su ofrenda de incienso. Pero el pensamiento de Shiyuu, poco a poco, quitaba atención a la ceremonia. El echo de estar solo en la peligrosa ciudad de Kioto, hace que unos escalofríos recorran su cuerpo. Ya se había planteado el regresar a casa, pero resultaría demasiado embarazoso para su familia, que no contaban con otra boca a alimentar. Pero por otra parte, es imposible que un niño de doce años sobreviva en Kioto mucho tiempo. Aunque la paz se estableciera, y la unión de los feudos ya se hizo vigente desde hace 2 siglos, los ladrones siguen siendo numerosos, y el nivel de vida es muy baja. Un campesino sigue siendo un campesino, y no puede hacer otra cosa. Por muy bueno que sea las cosechas, nunca llegaras a ser comerciante. No se puede subir de escalón. Y Aunque se pudiera, tardaría mucho tiempo, y necesitaría un trabajo con que ganar dinero para alimentarse. Y con esas manos, no podía trabajar.
- ¿Qué te pasa, Shiyuu? - La voz provenía de una chica que se ocultaba dos árboles más atrás. Era Imisu
- Nada Srta. Imisu - Responde Shiyuu con una voz melancólica.
- ¿Por que no has ido a la ceremonia? ¿Por que no has participado? -
- Aunque fueran mis tíos, y los que me cuidarían, yo no les conocía de nada. No me acordaba de ellos -
- Pero eran familiares tuyos, deberías, por lo menos, hacer acto de presencia -
- Ya te he dicho que no los conocía, no hace falta que fuera - Entre los dos chicos, un silencio se formó.
- Todavía no has respondido a mi pregunta Shiyuu -
- ¿Qué pregunta? -
- ¿Qué es lo que te pasa? - Imisu se acercó mientras las lluvia seguía cayendo. Los dos chicos se miraron a los ojos, y Shiyuu apartó la mirada para fijarse en otra parte de su propio cuerpo, su mano.
- ¿Y ahora que será de mí?- susurro Shiyuu
- ¿Qué?
- He estado pensando que con el fallecimiento de los Tokiromi, yo no tengo a donde ir. Soy como un vagabundo -
- No digas eso, puedes volver a tu casa ¿no? -
- Si vuelvo a casa, tendrán que cambiar de planes, intentando terminar de criarme. Seria un estorbo.
- Yo no pienso igual, un hijo nunca es un estorbo -
- De todas formas, he decidido no volver a casa -
- ¡¡Y como te las vas a arreglar, no tienes dinero!! - Imisu agarro por los hombros a Shiyuu, mientras este sonreía.
- No debería preocuparse por mí, Srta. Imisu - Imisu quedo extrañamente cautivada por la sonrisa del chico, y a producto de esto, se sonrojo - Además, con mis grandes virtudes, no me será difícil encontrar la forma de arreglarme la vida - La muestra de orgullo de Shiyuu hace caer a Imisu.
- Nunca hubiera imaginado que fueras tan orgulloso -
- Yo no soy orgulloso, solo digo la verdad -
- Otra cosa, me gustaría mucho que me dejaras de llamar Señorita Imisu, me hace sentir muy incomoda -
- Como quiera Srta. Imisu -
- ¡¡Te he dicho que no me llama es así!! - La chica se exalto mucho, pero Shiyuu solo sonrío. Pero esa sonrisa desapareció unos segundos más tarde, volviéndose el rostro de Shiyuu en tono serio. Esto tranquilizo a la chica. Ajustándose la chaqueta, Shiyuu escondió a continuación las manos. Todo esto para darse la vuelta y empezar a caminar entre la lluvia, adentrándose entre los árboles.
- ¿A donde vas Shiyuu? - Imisu quedo perpleja ante la evidente marcha del muchacho campesino.
- A intentar buscarme la vida. Buscaré un sitio para dormir, y mañana empezaré a buscar trabajo -
- Puedes quedarte en mi casa por mientras -
- No quisiera estorba -
- Tu nunca estorbarías, Shiyuu - Imisu miraba con suplica a Shiyuu, y este, después de unos segundo, volvía a sonreír.
- Lo siento, pero creo que es lo mejor - Y empezó a caminar rumbo hacia la salida del cementerio. Pero a último momento, La pequeña comerciante, le agarró del hombro, deteniendo su avance.
- ¿No volveremos a ver algún día? - El agua de la lluvia mojaba a los dos muchachos, pero podía distinguirse perfectamente los ojos llorosos de la muchacha. La cara seria de Shiyuu era impenetrable.
- Aquí se separan nuestros caminos, puede que no nos volvamos a ver - Shiyuu retoma su sendero, pero antes de separarse demasiado se detiene.
- Pero, siempre me podrás encontrar, bajo el puente, a la orilla del río - Al decir esto se da media vuelta, mostrando por última vez su sonrisa, que gracias al agua, era cada vez más capturadora - Adiós... Imisu - La chica, al ver la sonrisa del chico y al oír sus palabra, asintió, mientras también deba media vuelta, sin antes, girarse para ver por última vez al muchacho.
- Adiós... Shiyuu - Dijo mientras le sonríe a él también. Pocos segundos después, los dos parten por caminos opuestos. En la cara de Imisu, se lee la gran felicidad por obtener la información de donde encontrar siempre que quiera a Shiyuu. En cambio, la sonrisa de Shiyuu se desvaneció rápidamente, mientras se alejaba entre las sombras ...continuará
Notas del autor.- No, en realidad no estoy fumando nada de nada, ni tampoco me he equivocado en los nombres, lo que pasa es que este fanfic tratará sobre el pasado de Seijuro Hiko, el maestro de Kenshin. Pero recordemos que Seijuro Hiko es el nombre que adquieren todos los maestros de la escuela Hitten Mitsurugi Ryu, y que por esa regla de tres, Seijuro Hiko no era el nombre de nacimiento de el maestro. Solo quería aclarar esto "Shiyuu = Seijuro Hiko (maestro de Kenshin Himura)"
H.Battosai
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