Nuevo Apocalipsis.

Capítulo 3: "Recuerdos"

Abel fue despertando poco a poco, le pesaba el cuerpo; le dolía la cabeza. Al darse cuenta, se encontraba en la cámara de recuperación. No estaba aún del todo bien, pero pudo escuchar la voz de María, quien se encontraba fuera de la cámara.
-¿Qué le ocurre doctor?- preguntó ella.
-No estoy seguro- respondió una voz masculina.
-¿Qué fue lo ocurrió?- dice otra voz masculina, él la reconoció; era la de Manuel.
-No lo sé...- respondió el doctor- pero es seguro que no es nada bueno....
-¡¡Demonios!!- Manuel gritaba- ¡¡eso ya lo sé!!!! ¡¡lo único que me interesa es que lo cure!! ¡¡que lo ponga sano!!! ¿¿¿me entendió??? ¿¿¿le quedó claro???????
Abel cerró los ojos, ¿Manuel preocupándose por él?, realmente eso no podía ser. ¿Después de todo lo que había hecho?, no. Eso sería lo último, una lágrima recorrió su mejilla al recordar lo ocurrido unos años atrás.



Se veía una mansión grandísima y se escuchaba a una chica, de unos 15 años llamando a alguien.
-¡¡¡Abel!!!- decía la chica- ¿¿dónde has estado??
-¿Qué quieres?- dice un niño de unos 6 años- ¿qué pasa Manji?
-Es que la abuela quiere decirte algo- le respondió la chica.

El pequeño Abel recorrió los pasillos, súbitamente chocó con alguien, era con una niña de casi su misma edad que tenía una hermosa cabellera negra y unos cuantos mechones rojos con unos profundos ojos plateados.
-Lo siento María- respondió él-no te ví...- entonces notó que ella había estado llorando.
-¿Qué ocurre?-preguntó.
-Ya te enterarás- dice una voz detrás de María. Era Anny- la abuela de espera...
Abel entró en la habitación, era grande y llena de objetos. Allí, la anciana lo esperaba.
-Me dijeron que quería verme...
-Abel, acércate, lo siento; pero debo decirte que tus padres han muerto...
Lo siento; en verdad lo siento
Abel sentía que el mundo se le venía encima. La anciana lo notó, pero prosiguió.
-... El punto es que como tu padre era hijo único, pues no tienes con quien quedarte y como tu madre era hermana del tu tío (*N.A: padre de María), pues es nuestro deber cuidarte de ahora en adelante...

Abel no podía pensar, unas lágrimas rodaron por sus mejillas, sentía odio, impotencia, tristeza; todo al mismo tiempo. Salió corriendo de la habitación. María lo observó e iba a irse tras de él.
-Déjalo, es mejor que esté solo- la detuvo Anny.
Días después del entierro de sus padres. Todos sus "primos" se encontraban hablando sobre el regreso de Manuel.
-¿Quién es Manuel?- le preguntó Abel a Iren.
-Es nuestro primo- dijo ella.
-Sí...además de un odioso y un tonto- concluyó Manji.
-¡¡Manji!!- dicen Anny e Iren mirando con mirada fulminante a la chica.
-Sí, ya me callo- dice ella.
-Yo no lo recuerdo- dice María.
-Es que eras casi una bebé cuando él se fue a la estación de Urano- explicó Anny.
-Bueno, espero que se haya graduado...porque con el cerebro que tenía- dijo Manji burlonamente.
-¡¡¡Manji!!!- dicen nuevamente Anny e Iren.
-¿En verdad es así?- pregunta María.
-¿Ves?- dice Iren señalando a su hermana- ¡¡mira lo que le haces pensar a María!!
-Lo siento- dice bajando la cabeza.
Y entonces una nave aterrizó y de ella bajó un chico alto y buenmozo, con unos hermosos ojos negros.
-¡¡Manuel!!- dice Anny abrazándolo- ¡¡me alegra verte!!
Pero el chico no le devuelve el abrazo. Aparta a Anny de él y se dirije hacia María que estaba junto a Abel.
-¿María? Has crecido mucho...- dice él- me imagino que ya sabrás cómo utilizar tus poderes de familia ¿o no?
María no sabía de qué estaba hablando.
-No te entiendo...
-Manuel, aún es una niña- dice Manji saliendo en la defensa de su prima.

Él no presta mucha atención en sus palabras. Entonces, se percata de Abel y lo mira, luego se dirije a su hermana.
-¿Quién es ése?- dice señalando a Abel.
Anny sólo suspira. Después le cuenta la triste historia de Abel, aunque a Manuel parecía no haberle conmovido en lo absoluto.
-¡¡Manuel!! ¡¡qué bueno que has llegado!!!
-Hola madre, abuela- dice él haciendo una pequeña reverencia, luego se acerca a ellas- ¿es cierto que ese niño ahora es nuestra "responsabilidad"?
Ambas mujeres intercambiaron miradas.
-Queremos hablar contigo a solas- le informó su madre.
Poco después.
-¿Qué?
-Queremos que te hagas cargo de Abel- dice su tío- después de todo, él es un chico y tú eres el más indicado para educarlo...
Manuel hizo una mueca, ahora tenía una "carga" con él. Salió de allí inmediatamente.
-Disculpa- era Abel- ¿puedo saber si...
El golpe que le dió Manuel en el estómago no lo dejó terminar.
-Escucha... Y escúchame muy bien; NUNCA ¿me oíste? NUNCA pertenecerás a la
Dinastía del Norte, solamente eres un mantenido!!! ¡¡agradece que nos estamos tomando la molestia de cargar contigo!!!!
Las últimas palabras hicieron eco en pequeño Abel. A partir de ése día comenzaron los insultos, los golpes, las discusiones, las torturas, entre Manuel y él.
Incluso el día de la muerte de su tío y sus padres, Manuel descargó su ira con él. Abel no se pudo defender, quedó muy lastimado aquella vez.



Abel se sentía muy mal al recordar todos esos recuerdos. Salió de la cámara de recuperación. Manuel, María y el doctor se acercaron a él rápidamente. Manuel colocó su mano en el hombro de él.
-¿Estás bien?- preguntó.

Abel se sorprendió, Manuel no estaba disgustado, ni siquiera sonaba con rabia; incluso parecía preocupado. Pero en ese momento vinieron a su mente todos los recuerdos que pasaron. Quitó bruscamente la mano de Manuel de su hombro.
-Sí- dice secamente- ¿qué quieres? Porque no creo que te hayas tomado la molestia de venir aquí sólo para saber de mí... ¿qué puedo hacer por tí?
Las palabras de Abel dejaron desconcertado a Manuel.
-Es que queríamos ver si podías ir a escoltar a los últimos aspirantes que se han encontrado- le dijo María.
-Como quieran- dijo, dando media vuelta listo para cumplir lo que se le ordenaba.
-Espera!!!- dice Manuel- ¿estás seguro de que te encuentras bien?
-Si nunca te has preocupado cuando estaba realmente mal por TÚ causa, menos ahora que es una tontería- dice sin voltear- voy a partir...
-Abel...- dice María en un susurro.
Poco después, María conversaba con Oscar.
-¿Y dices que se fue así? ¿sin que el doctor le diera por bien?- preguntaba él.
-Sí-dice María preocupada- es que... No sé, estoy preocupada.
Oscar se acerca a ella y, lentamente, la rodea en sus brazos
-Estará bien, no te preocupes- dice él
-Gracias- dice ella bajando la mirada- pero... ¿podrías hacerme un favor para estar más tranquila?
-El que quieras- dice imaginándose que ella diría "bésame".
-¿Podrías.... ¡¡Dejar de ABRAZARME!!!????- dice casi a todo pulmón.
-Lo sientoooo
En la Galaxia del Sur, Abel se encontraba totalmente distraído en sus pensamientos. Y para acabar el asunto, tenía un ligero pero molesto dolor en el pecho que no lo dejaba tranquilo.
-Joven Abel- dice un comandante- aquí están los tres aspirantes a guerreros apocalípticos que tenemos que llevar a la estación de la A.P.E.
Tras decir esto, el hombre dejó espacio para que entraran los tres aspirantes. La primera era una hermosa chica de cabello azul claro. Hizo una reverencia ante Abel.
-Me llamo Celeste señor y procedo de la Galaxia del Sur
El siguiente fue un chico alto, con los cabellos chocolates y con los ojos de igual color.
-Me llamo Adal y procedo de la estación en Júpiter
El último fue un chico que, al parecer, era el menor que de los tres. Abel le calculó más o menos la edad de su prima María. Lo que más le impresionó fueron sus profundos y hermosos ojos color ámbar, esos ojos que reflejan tristeza y compasión al mismo tiempo. Pasaron unos segundos, pero el chico no habló.
-Veo que no eres muy hablador- dice.
-No- dice evitando su mirada.
-Al menos debo conocer tu nombre- dice Abel.
-El nombre no es sino una forma de nombrar el alma, no es muy necesario- dice el chico.
-El Joven Abel te lo está exigiendo- dice el comandante- ¡¡más respeto con los miembros de la Dinastía del Norte!!
Este hizo que Abel reaccionara.
-No, déjalo, después de todo...no soy un miembro de la Dinastía del Norte- dice antes de retirarse a su habitación.
-¡Justo hoy!- se decía por los pasillos- ¡justo hoy tenían que tocar ese tema!!
Mientras, Celeste, Adal y el comandante miraban detenidamente al chico sin decir palabra. Éste permanecía allí, sin moverse.
-¿Qué te pasa?- dice Adal- ¿cómo te atreviste? ¡él puede matarte si así le da la gana!!
-No me importa- dice el chico.
-Claro que sí...- dice Celeste- ¿acaso ya no te importa la promesa que le hiciste a Esther?
Al parecer estas palabras hicieron que el chico reaccionara. En sus ojos se veía reflejado el dolor y salió del cuarto.
-¿Por qué se puso así?- dice el Comandante atónito.
-Yo lo conozco- dice Celeste- se llama Lance y se crió en el mismo pueblo de hechizeras y adivinas que yo, su madre era una gran hechizera, tenía sorprendentes poderes telepáticos y poseía una habilidad increíble para predecir el futuro. Se llamaba Nisa, yo no la conocí, murió cuando él era apenas un bebé, lo supe por mi madre; que era una persona cercana a Nisa. A partir de ese día quedó al cuidado de Esther, quien era la mejor amiga de su madre. Él vino hasta aquí sólo porque le hizo prometer a Esther que encontraría a su hermana, o algo así- les explica la chica.
-Ahora entiendo por qué se puso de esa forma cuando dijiste eso- dice Adal.
Lance se encontraba observando el universo durante la travesía a la estación espacial; en ese momento, recuerdos invadieron su mente.



Se ve a Lance hablando con una señora.
-No quiero ir- dice Lance.
-Pero te escogieron como aspirante, es un gran honor...
-Esther, no quiero, quiero quedarme contigo...
-Es tu deber ir- dice Esther.
-¿Por qué?
-Porque hace tiempo...poco antes que tu madre muriera, ella tuvo una hija;
Lance tienes una hermana...que está en la estación espacial que cuida la Dinastía del Norte, debes ir a buscarla, ella no sabe quién es su madre verdadera, vive de una mentira- Esther tiene lágrimas en sus ojos- por favor, hazlo por tu madre, ése fue su último deseo...
Lance sintió que el mundo se detenía. Pero algo en su interior sabía lo que tenía que hacer.
-Además- prosiguió Esther- debes salvar al universo o no habrá futuro para nosotros...
-Esther...voy a ir, pero sólo para encontrar a mi hermana...

-Desde hace unos días le he enviado señales, como somos hermanos sólo ella los puede recibir, espero que lleguen con éxito a su destino. Lástima que yo aún no sepa cómo utilizar del todo bien mis poderes para leer la mente...- pensó mirando hacia el planeta Plutón, habían cruzado la frontera de la Galaxia del Sur y se encontraban en el Sistema NeoSolar.
-A partir de aquí la vista es hermosa- dice Abel sentándose a su lado.
Lance se sentió incómodo, no podía creer que Abel lo tratara así después de la manera en como él lo había tratado.
-Lo siento, de veras no quise ser grosero con usted- dice bajando la cabeza.
-Ya no me trates de "usted", si no lo hiciste al principio, no lo harás ahora...soy Abel- dice al momento de ofrecerle su mano en saludo.
-Yo me llamo Lance- dice estrechando su mano con la de Abel.
-Llegaremos en unas pocas horas, no te preocupes, te trataran bien. Espera a conocer a mi prima; te va a caer muy bien- dice levantándose- nos vemos.
-Sí...
-Ya verás mamá- piensa- la voy a encontrar, lo juro, la voy a encontrar...
Continuará
Notas: no hay nada más que decir, esperen el siguiente capítulo

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