Capitulo 2:
El sueño
-Todo
estará bien, no te preocupes...
Todo
a su alrededor era luz, no podía ver otra cosa.
Y
esa voz, tan dulce, parecía provenir de muy lejos.
La
luz comenzó a desvanecerse, y pudo ver un hermoso bosque lleno de árboles de
cerezo.
Los
pétalos rosados caían como si fueran suaves copos de nieve.
Parpadeó,
estaba acostada boca arriba en el pasto, debajo de un árbol. Al incorporarse se
dio cuenta de que llevaba puesto un vestido blanco, muy simple, y estaba
descalza.
Comenzó
a caminar, a pesar de que no tenía idea de a dónde iba. De nuevo pudo escuchar
esa dulce voz, esta ves sonaba más clara y profunda que antes:
-Kotono,
ya no te preocupes más...porque todo estará bien...
La
joven china se detuvo. Apróximadamente diez metros más adelante, junto a un
árbol, estababa la figura femenina de la que acababa de hablar. A pesar de que
no podía verla con claridad, sabía que se trataba de una mujer muy hermosa. Sus
profundos ojos azules miraban con dulzura a Kotono, como si estuviera viendo a
un ser querido. Sobre su espalda caían los largos cabellos rosados,
(exactamente del mismo color que los de Ruby Moon), que se mecían suavemente
con el viento. Llevaba puesto un vestido blanco largo hasta los tobillos. La
mujer se llevó una mano a la cara, para apartarse unos mechones que caían sobre
su rostro, y le dirigió una hermosa sonrisa a la joven, que parpadeó
confundida.
-Kotono...te
prometo que te ayudaré- dijo con la misma amabilidad y dulzura que se reflejaba
en su mirada.
-¿Quién
eres?- preguntó, entrecerrando los ojos en un intento por verla mejor. Ella
sonrió.
De
repente todo lo que la rodeaba comenzó a irradiar una cegadora luz blanca. Cerró
los ojos, al mismo tiempo que una extraña calidez comenzaba a rodearla, como si
alguien la estuviera abrazando...
Lentamente comenzó
a abrir los ojos. Estaba acostada en su cama, boca arriba. Sei, en su verdadera
forma, dormía a su lado, con la cabeza apoyada sobre una de sus patas, muy
cerca del hombro de su ama. Se incorporó sobre la cama y acarició la cabeza del
felino gris, que dormía profundamente.
Aún
podía sentir esa extraña calidez. Y ese sueño... durante sus aventuras como
card captor había aprendido que esa clase de sueños siempre eran premoniciones.
-Una
premonición...- dijo Kotono en voz baja, pensativa, y volteó para ver el
despertador, que marcaba las seis en punto. Corrió las cortinas de la ventana
que había junto a su cama y suspiró. El cielo estaba nublado, exactamente igual
que el día en el que llovía y ese chico, Shaoran Li, la acompañó hasta su casa
(bueno, hasta la casa de Eriol). El le había dicho que vivía cerca y que
seguramente se volverían a encontrar, pero ya habían pasado dos semanas y media
desde que lo conoció, y no le había visto otra ves...
-Shaoran
Li- dijo en voz baja, observando el cielo nublado que comenzaba a despejarse-. Es
un descendiente de Clow....
Suspiró
de nuevo. Ese día comenzaría a estudiar en la secundaria Shiru, y la verdad era
que no estaba muy entusiasmada con la idea...
Cubrió
con las frasadas a su guardián, que seguía durmiendo, y salió de la habitación.
Cuando
salió del baño, ya vestida, se cruzó con Akane, que no pudo evitar una
exclamación.
-¡Kotono,
te ves hermosa!!
La
joven sonrió levemente, muy sonrojada.
-No...no
es para tanto- murmuró.
-¡Pero
si te queda muy bien!- tomó a su ama por los hombros y, prácticamente
arrastrándola, la llevó hasta el interior de su habitación, en donde había un
enorme espejo rectangular. Se detuvo frente a éste y, poniéndose detrás de la
joven, sin apartar las manos de sus hombros, sonrió ampliamente. Kotono observó
su reflejo de arriba a abajo, sonrojada.
La
verdad era que se veía muy bien: el uniforme, una camisa blanca con un listón
rojo atado alrededor del cuello, una falda escocesa y una chaqueta negra, hacía
resaltar su delgada figura y sus curvas bien definidas.
-¿Lo
ves? ¡Estás divina con ese uniforme!- dijo muy emocionada Akane-. Pero tu
cabello...
-¿Qué
tiene de malo?- parpadeó.
-No
te peinaste bien, déjame arreglarlo.
Kotono
se soltó el largo cabello castaño y Akane comenzó a peinar la larga cabellera
de su ama.
-¿No
te gustaría cortarte el pelo?- preguntó la guardiana.
-¿Cortarmelo?
-Sí-
sonrió levemente-. Hace unos años lo tenías corto por los hombros, ¡te veías
monísima!!- su sonrisa se acentuó.
-¬_¬
Si, pero entonces era una niña, si me cortase el cabello ahora seguramente me
vería horrible.
-Yo
creo que te verías muy bien- dijo alguien desde la puerta.
Era
Eriol, sonriendo como siempre, que asomaba la cabeza por la puerta abierta. Ya
estaba vestido, a diferencia de Akane que seguía con su pijama verde claro, y
parecía listo para salir a alguna parte.
-Ah...buenos
días- murmuró Kotono, levemente sonrojada.
-Muy
buenos días Eriol- sonrió Akane.
-¿Qué
quieren desayunar?- preguntó, sin dejar de sonreír, mientras Kotono arreglaba
su larga cabellera en una alta cola de caballo.
-Ya
ya desayuné- Akane sacó de su armario ropa para cambiarse-. Tengo que
cambiarme, así que salgan por favor.
Eriol
y Kotono salieron de la habitación y se dirigieron escaleras abajo.
-¿No
quieres desayunar?- preguntó el joven hechicero cuando llegaron a la sala.
-No
tengo hambre, además se me hace tarde...- caminó hacia la puerta de salida y se
detuvo para sentarse en el escalón que había frente a la entrada para quitarse
las pantuflas y ponerse unos zapatos negros. A su lado, junto a la pared,
estaba su cartera marrón-. Oye, ¿vas a salir a alguna parte?
-Si,
lo que dijiste la otra ves...eso de las presencias que iban hacia la Torre de
Tokyo....- la joven china terminó de calzarse los zapatos y se puso de pie
frente a Eriol, que tenía un aire pensativo mientras hablaba- más tarde iré a
la Torre, quiero comprobar si es cierto. Akane me va a acompañar.
-A
ver...- Kotono abrió su cartera- creo que tengo todo lo necesario...
-¿Llevas
las cartas encima?- preguntó Eriol.
-Sí-
metió la mano en el bolsillo de su falda y comprobó que era cierto.
-Hace
ya varias semanas que estás en Japón, supongo que falta poco para que comiencen
a atacar- dijo Eriol, algo serio-. Así que ten cuidado.
-No
te preocupes- abrió la puerta-. Antes de volver iré a comprar algunas cosas,
así que no te preocupes si tardo un poco.
-De
acuerdo...que te vaya bien, adiós- sonrió.
-Adiós.
-¡¡Esperaaa!!-
gritó Nakuru, bajando a toda prisa por las escaleras. Tanto Kotono como Eriol
parpadearon sorprendidos. Cuando Nakuru se detuvo frente a Kotono, tomó una
inmensa cantidad de aire antes de sonreír-. Mira...- sacó del bolsillo de su
pijama un celular de diez centímetros de largo, de color celeste pastel (con un
par de alitas al costado y una estrella de ocho puntas, dorada, debajo de los
botones), y se lo dio en la mano a Kotono-. Así estaremos en contacto por si
pasa algo. Ahora mismo le daré uno a Akane y a Sei-chan- dijo sin dejar de
sonreír-. Aceptalo como un regalo de navidad atrasado ^__^.
-Gracias- dijo
Kotono con una sonrisa de oreja a oreja-. Nos vemos luego...
-^o^ Buena suerte
Konni-chaaan!!- le dijo mientras se alejaba hacia la entrada de la mansión.
Eriol sonrió
levemente cuando la vio cerrar las rejas de la entrada.
-Kotono ha cambiado
mucho- dijo sin dejar de sonreír.
-^__^ Ahora está
más guapa- sonrió Nakuru mientras ambos entraban de nuevo a la mansión y se
dirigían a la cocina.
-^_^u Sí, pero no
me refería a eso...quiero decir que tiene un carácter muy maduro- de repente
pareció pensativo-. No sabe en dónde está Lao o cómo puede hacer para
rescatarlo, pero de todos modos sigue luchando y no se da por vencida- sonrió
levemente-. Ahora que sabe qué debe hacer te aseguro que hará lo imposible por
salir ganando...
Kotono
comenzó a caminar por las tranquilas calles de Tomoeda. Tenía que caminar unas
calles y atravesar el parque Ueno para llegar a la secundaria.
Al
ser una nueva alumna en el colegio, tenía que ir un poco más temprano para
terminar (finalmente) con todo el papeleo y comenzar a estudiar.
Llegó
al parque. Los árboles de cerezo se veían realmente muy hermosos, con los
cálidos rayos del sol filtrándose por entre las flores y las ramas del
árbol...los pétalos caían como suaves copos de nieve....como en su sueño....por
unos fugaces segundos aparecieron en su mente esos ojos azules, tan
profundos....su vista comenzó a nublarse. De pronto ya no veía el parque, ni
los árboles, era como si tuviera los ojos cerrados y sólo pudiera ver las
imágenes que se dibujaban en su mente con demasiada claridad....
Ahí
estaba, la mujer que había visto en sus sueños. Dándole la espalda a Kotono, de
pie junto a un árbol de cerezo. Su largo cabello rosado se mecía suavemente con
el viento.
Escuchó
de nuevo la dulce voz de esa mujer, esta ves cantando un trozo de una canción
que le parecía haber escuchado antes:
Mienai Yakusoku de (Gracias
a una promesa invisible)
Deatta Watashi tachi (nosotros
nos conocimos)
Oshiete Sono wake wo (Quiero que me enseñes la
razón)
Ano hi no Chikai wo ima mo Oboeteiru deshou? (Ahora
recuerdas ese día como si fuera cercano verdad?)
Miageta Kono sora ni (Mira hacia arriba, en ese
cielo)
Doko made mo Kibou no niji wo kakeyou (colgaremos un
infinito arcoiris de esperanza)
Volteó
un poco la cabeza para ver a Kotono y sonreírle.
-¿Verdad
que es una canción muy bonita, Kotono?
-¿Acaso
te conosco?- preguntó la joven china, con los ojos entrecerrados-. Ese aura tan
cálida...¡estoy segura de que te conosco!- dio un paso hacia adelante.
-Y
no te equivocas- sonrió ampliamente.
-Dime
quién eres...
Ella
sólo sonrió, como si le estuviera diciendo "es un secreto"....
-¿Estás
bien?
Kotono
abrió los ojos y para su enorme sorpresa, se encontraba de rodillas en el
suelo.
Frente
a ella, había dos jóvenes: una de cabello corto, castaño, y ojos verdes, y la
otra, de largos cabellos negros que constrastaban con sus ojos azul marino.
Ambas
estaban arrodilladas a su lado.
-Eh...sí-
murmuró Kotono, y la de ojos azules la ayudó a levantarse.
-Toma-
la de cabello corto le dio su maleta-. ¿Seguro que estás bien?
-Si,
es que...me mareé un poco y me caí, eso es todo- mintió, sonriendo levemente,
con una gotita de sudor sobre la cabeza, sosteniendo su maleta con ambas manos
sobre el regaso.
Cuando
la mirada de Kotono y la desconocida de ojos verdes se encontraron, ésta última
sintió que algo frío subía por su espalda a gran velocidad. Parpadeó, con los
ojos muy abiertos, mirando sorprendida a la joven china que miraba su reloj con
algo de preocupación.
-Bueno,
ya me tengo que ir- sonrió levemente- ¡muchas gracias!- y echó a correr por el
parque.
-Oye,
Sakura- murmuró la de ojos azules-. Mira esto...
Sakura
volteó hacia su amiga.
-¿Qué
pasa, Tomoyo?
Tomoyo
le señaló una carta tirada en el suelo, en donde segundos antes había estado
esa chica. Sakura se agachó y la recogió, para luego sostenerla en la mano
derecha y observarla muy sorprendida y confundida a la vez.
La
carta era idéntica a las Sakura Card, solo que de color verde claro y oscuro. Tenía
el mismo dibujo que la carta Fuego. En la parte de abajo decía "The
Firey", y en la de arriba estaba escrita una palabra con unas letras muy
extrañas, totalmente desconocidas para la maestra de cartas y su amiga.
-¿Y
esto?- se preguntó a sí misma, en voz alta.
********************************************************************
El
Templo Iki, ubicado a unas cuatro calles del parque Ueno, había vuelto a abrir
sus puertas.
Ahora,
como hacía unos siete años atrás, las personas acudían allí para rezar,
organizar festivales o simplemente para comprar amuletos. Todos los que iban
quedaban encantados con una pequeña niña llamada Maki, de unos diez años, de
largo cabello rosado y ojos azules que vendía amuletos y podía leer el futuro
con ayuda de unas cartas. Aunque las mujeres, en especial las colegialas,
preferían ser atendidas por Ryo, un chico de apróximadamente catorce años de
ojos marrones y cabello oscuro que era bastante apuesto a pesar de que casi
siempre tenía un semblante serio y algo triste.
En
ese momento Ryo se encontraba descansando en la rama de un árbol de cerezo. Apoyado
de espaldas al tronco, con ambas manos detrás de la cabeza, observaba Maki, que
aspiraba el aroma de una flor rosada, sentada en otra rama del mismo árbol.
Ryo
entrecerró los ojos y miró el cielo, desde el que comenzaban a asomarse algunos
rayos del sol, con aire pensativo.
-Sakura,
la flor del cerezo...- sonrió la niña-. A tu madre le gustaban mucho los
cerezos, ¿no, Ryo?
-Si-
asintió el chico, sonriendo levemente, aún mirando el cielo-. Mi padre sabía
que era su flor favorita y cuando se casaron él mismo plantó todos los árboles
de cerezo que ves aquí.
Maki
miró a su alrededor. Alrededor de la enorme casa, (que es idéntica a la que
vivían los abuelos de Yukito, esa que tiene tejado y puertas que se abren
horizontalmente...), había al menos diez árboles de cerezo, y el camino de
piedra que iba desde la entrada del templo hasta la casa también estaba rodeado
por varios de esos árboles.
Sonrió
ampliamente, era obvio el por qué de que Ryo se volviera a instalar en ese
templo al regresar a Japón. Era una sensación muy agradable estar en el medio
de tantos árboles de cerezo, el dulce aroma de las flores y los cálidos rayos
del sol eran la combinación perfecta para pasar una agradable tarde fuera de la
casa.
-Me
gusta mucho este lugar. Hay algo extraño en él que me hace sentir bien...-
murmuró Ryo, cerrando los ojos. Maki volvió a sonreír.
-Este
es el lugar perfecto para que le digas a esa persona especial que la quieres-
dijo pensativa, como si recordara algo al decir eso.
-¿Qué?-
Ryo volteó la cabeza, para mirarla algo confundido. Ella no contestó, sólo le
dirigió una sonrisa.
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-Bien,
antes de comenzar la clase, quiero presentarles a una nueva estudiante
extranjera. Por favor pasa, Segawa.
Kotono
entró al salón de clases, se puso junto al escritorio del profesor, que estaba
frente al pizarrón escribiendo el nombre de la recién llegada, y sonrió
levemente.
Varios
chicos comenzaron a murmurarse algo unos a otros. La recién llegada parecía
algo triste. Clavó la mirada en el suelo, cuando de repente sintió un
escalofrío que recorría su espalda haciendo que levantara la mirada y sus ojos,
que reflejaban sorpresa, se encontraron con una mirada que la observaba con
curiosidad. Un chico de cabello marrón claro y ojos grises la miraba
fijamente...
-Su
nombre es Kotono Segawa, estará junto a nosotros sólo por este año, así que
sean amables con ella. Veamos Segawa...¿le parece bien sentarse junto a
Mihamara?- señaló al chico de ojos grises.
-Si,
claro...- comenzó a caminar hacia su asiento. Al sentarse, el chico a su lado
sonrió.
-Escuchen-
dijo el profesor-, la preparatoria Sekai nos ha invitado para que organicemos
algo junto a ellos en el Festival de Primavera que harán el próximo mes. Los
ayudaremos en una cafetería que organizó uno de los salones y además haremos
una obra junto a algunos alumnos de segundo año, ¿están de acuerdo?- hubo un
"sí" por parte de toda la clase-. Bien, ahora comencemos con la
clase. Por favor, saquen su libro de matemáticas y abran en la página 47...
Las
clases transcurrieron con tranquilidad. Por algunos momentos algunos alumnos
volteaban para mirar a Kotono, que no les prestaba atención e intentaba
concentrarse en decifrar qué querían decir todos esos signos que escribía el
profesor en el pizarrón....
Mientras
intentaba decidirse en si ese kanji que parecía una "H" cursiva muy
extraña era realmente una "H" o una "N", sintió esa mirada
gris encima suyo de nuevo. Volteó un poco para ver el banco al lado suyo y comprobó
que Mihamara la miraba de reojo, con una mezcla de curiosidad y sorpresa. Kotono,
sin saber muy bien por qué, se sonrojó y volvió a concentrarse en el pizarrón.
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Junto
al edificio de la preparatoria Sekai, cerca de la cancha de fútbol, estaba el
pequeño "teatro" en donde se festejaban todos los actos escolares.
Sakura
y Tomoyo atravesaron la entrada de ese "teatro" y se encontraron con
que habían montado un enorme escenario con un telón rojo oscuro.
Sobre
el telón había un cartel que decía, escrito con varios colores y flores
dibujadas alrededor, "Festival de Primavera". Todo el lugar estaba
decorado por flores de todos los tamaños y colores echas de papel. Cintas de
color verde claro, rosa y celeste estaban alrededor del cartel, del telón y
colgadas en las paredes. Había varios alumnos en el escenario y también algunos
profesores.
-Qué
bonito- murmuró Tomoyo sonriendo.
-Hoy
estaremos la mayor parte del día trabajando en esto de organizar el Festival,
¿no?- preguntó Sakura.
-Sí-
asintió Tomoyo-. Hasta la hora del almuerzo no haremos otra cosa más que
ensayar la obra con los de tercero de secundaria y terminar de organizar la
cafetería que hará nuestro salón.
-¡Sakura,
Tomoyo!
Hanako
apareció corriendo desde el escenario hacia sus dos amigas. Se detuvo frente a
ellas y les sonrió ampliamente.
-El
lugar se ve muy bien- sonrió Tomoyo.
-¿Verdad
que sí?- dijo sin dejar de sonreír-. Colaboré un poco con la decoración, pero
fue Megumi la hizo la mayor parte.
-¿Y
en dónde está ella ahora?- preguntó Sakura, mirando a su alrededor.
-Está
en el Salón de Música...ah, Tomoyo, la profesora de música quiere que todas las
chicas del coro vayan allí, no sé para qué...
-¿Puedo
ir contigo?
-Claro
que sí, Sakura- sonrió Tomoyo-. ¿Vienes, Hanako?
-No
puedo- suspiró, con una gotita de sudor sobre la cabeza-. Estoy ayudando a
terminar de montar el escenario, y todavía no pudimos arreglar el problema de
las luces que no sé por qué no se encienden...
-Bueno,
entonces nos vemos luego- se despidió Sakura-. Suerte con eso de las luces-
agregó sonriendo antes de atravesar la salida.
Tomoyo
también sonrió y siguió a Sakura.
Ambas
se dirigieron al Salón de Música.
Al
llegar, abrieron la puerta y pudieron escuchar la música de una canción que
habían oído en la televisión. Esta música provenía de un grabador colocado
sobre el escritorio, frente al cual estaba sentada la profesora. Todas las
chicas del coro de la preparatoria y algunas de la secundaria miraban atentamente
a la chica de cabello castaño atado en una alta cola de caballo, con dos
gruesos mechones que enmarcaban su rostro, que esperaba el momento en el que
tendría que comenzar a cantar.
-Sakura...-
dijo Tomoyo en un susurro- ¿esa no es la chica que ayudamos esta mañana?
Sakura
se fijó en la que estaba a punto de cantar. Efectivamente, esa era la chica con
el uniforme de la secundaria Shiru que habían ayudado hacía tan sólo unas horas
en la calle.
-Si,
es cierto...- parpadeó Sakura, sorprendida.
Finalmente
la joven comenzó a cantar:
Nee, aishitara daremoga konna
kodokuninaruno
Nee, kurayami yorimo fukai
kurishimi
Dakishimeteruno nanimo kamo ga
futari
Kagayaku tame kitto
La
voz de la joven era realmente muy hermosa. Poseía la misma suave dulzura que la
voz de Tomoyo, y tenía una melodiosa entonación, realmente embriagadoras al
oído.
Kimi wo, kimi wo, aishiteru
Kokorode mitsumeteiru
Kimi wo, kimi wo, shinjiteiru
Samui yorumo
Nee, koishitemo darenimo itsuka
owari ga kuruno
Nee, ao zora yorimo sunda
tokimeki
Sutete shimauno kisetsu kawarino
kaze
Michi wo hashiru zutto
Kimi wo, kimi wo, aishiteru
Kokorode mitsumeteiru
Kimi wo, kimi wo, shinjiteru
Samui yorumo
La
profesora presionó el botón "STOP" en el grabador y sonrió
ampliamente.
Varias
chicas comenzaron a aplaudir, entre ellas, Sakura y Tomoyo.
La
joven sonrió ampliamente, muy sonrojada.
-Tienes
una voz muy bonita, Segawa- dijo la profesora, sonriendo-. Realmente cantas muy
bien. ¿Te gustaría cantar dentro del coro de la secundaria Shiru?
-Claro-
asintió, sonriendo.
-Bien,
esta es la canción que cantaremos en el Festival- le entregó a la joven una
hoja de papel-. Mañana a las once todo el coro ensayará en el escenario, así
que por favor ve allí.
-De
acuerdo.
-Ahora...Hino-
una chica se acercó- es tu turno.
Sakura,
sin perder tiempo, siguió a la joven cuando ésta salió del salón.
-¡Espera!-
la joven se detuvo y Sakura, acompañada por Tomoyo, se acercaron sonriendo-.
¿Cómo
se llama la canción que acabas de cantar?
-Se
llama "Yakusoku wa Iranai". Ah...¿Ustedes son las que me ayudaron
esta mañana cuando me caí en el parque?- preguntó parpadeando.
Sakura
asintió.
-Yo
también estoy dentro del coro- comentó Tomoyo, poniéndose al lado de Sakura-
eso significa que nos veremos muy seguido. Soy Tomoyo Daidouji- agregó sonriendo.
-Y
yo Sakura Kinomoto- sonrió también, extendiéndole una mano a la joven.
-Kotono
Segawa- estrechó su mano con la de Sakura. Fue entonces cuando un escalofrío
volvió a recorrer de pies a cabeza a la maestra de cartas japonesa, aunque esta
ves disimuló su asombro-. Disculpen...pero no tengo ni idea de en dónde está el
escenario en donde van a ensayar, ni siquiera estaba enterada de eso del
Festival de Primavera...
-No
te preocupes- sonrió de nuevo Sakura-, si quieres te podemos guiar un poco.
-Nos
podemos encontrar en la entrada de tu colegio a las once y te mostramos un poco
el lugar-
propuso
Tomoyo.
-Pero...¿no
es molestia?- preguntó algo apenada.
-¡Claro
que no!- dijo afablemente Tomoyo, sonriendo.
-Muchas
gracias- hizo una pequeña reverencia-. Entonces...a las once nos volvemos a
ver.
Unas
chicas las llamaron desde el Salón de música. Sakura y Tomoyo sonrieron de
nuevo antes de voltear e irse.
********************************************************************
De
regreso en el Templo Iki, Maki se encontraba sentada de rodillas en el suelo,
en
su
habitación. A su lado se encontraba Ryo, que la observaba atentamente.
-Oye
Maki...- murmuró- no sabía que podías leer el futuro con las cartas...
-Pues
ya lo sabes- replicó Maki, sonriendo levemente-. Hay varios métodos para leer
el futuro, pero éste es el más efectivo.
Frente
a ella había un mazo de cartas que en el frente tenían dibujos que
representaban toda clase de cosas, en total eran treinta cartas.
Tomó
el mazo con la mano izquierda y con la derecha lo dividió en cuatro partes,
luego las mezcló para volver a formar un mazo que apoyó frente a ella.
A
continuación juntó las palmas de sus manos sobre su pecho y bajó un poco la
cabeza, haciendo que la punta de sus dedos estuvieran frente a la nariz.
-Oh cartas creadas con los poderes de la luz y la
oscuridad, contestad a las preguntas que os hago...
Las cartas, una a una, se fueron elevando del mazo y,
levitando, formaron un círculo alrededor de Maki. El círculo giró varias veces
y se detuvo cuando Maki terminó de formular una pregunta:
-Decidme...¿cuál es la forma del poder que se interpone
en mi camino?
Inmediatamente cinco cartas se separaron del círculo,
que había quedado inmóvil flotando en el aire, y descendieron al suelo, frente
a la niña.
-La oscuridad, la espada, las alas, el viento y el
deseo- Maki nombró las cartas.
-Bueno y...- murmuró Ryo, mirando las cartas algo
confundido- ¿qué significan esas cartas?
-La oscuridad...ese poder es oscuro, tiene un fin
negativo...la espada, quiere decir que habrá una pelea entre ese poder y
alguien más- dijo Maki señalando las cartas de las que hablaba- las alas y el
viento, significa que ese poder está viajando...ese poder oscuro está viajando
hasta Tokyo...para cumplir su deseo.
Una carta más descendió del círculo, pero ésta fue
directamente a la mano de Maki, que abrió los ojos azules como un par de
platos.
-¿Qué pasa?- preguntó Ryo.
-Es la carta "presente"- dijo con la mirada
fija en la carta.
-¿Y eso qué...?
-¡Significa que no están viajando, ya llegaron!-
exclamó, con una mezcla de asombro y preocupación en el rostro infantil-. ¡¡Ya
llegaron a Tokyo!!
********************************************************************
La joven china estaba dando un paseo por el parque que
había detrás de su colegio secundario. Faltaban unos minutos para que la aguja
de su reloj marcaran las once en punto.
De
pronto el celular comenzó a sonar desde el bolsillo de la falda de Kotono. Esta
lo tomó y sonrió levemente al ver que en la pequeña pantalla de cristal había
un dibujo de la cabeza de Sei haciendo gestos que reflejaban alegría mientras
se movía de lado a lado junto a un cartel que decía "alguien te está
llamando!". Presionó el botón gris oscuro que decía "recibir" y
habló.
-Habla
Kotono- dijo.
-¡Ama!-
era la voz de Sei-. ¡Akane y Eriol están en problemas!
-¿Qué
sucede?- preguntó preocupada.
-Fueron a la Torre
a investigar eso de las presencias...¡¡y de repente apareció una carta!!
-¡¿QUE?!- abrió
los ojos como un par de platos.
-Acaban de
llamarme, ¡la carta se dirige hacia tu colegio!- esto alarmó mucho a Kotono
(sí, aún más)-. Lo mejor será que salgas de ahí- dijo antes de que su ama
pudiera contestar-, ellos dos se están encargando de que la carta los siga para
ir al parque y pelear allí...me dijeron que no te preocupes, que no es muy
fuerte, pero que de todos modos no te confíes...
-Bien, entonces
iré al parque y los esperaré allí.
-Llegaré lo más
pronto que pueda...
-No, Sei, no
vengas- dijo muy decidida.
-¡Pero...!
-Ya te dije que yo
me haré cargo de todo esto.
-Ama....
-No te preocupes,
Sei-chan, yo podré sola.
-¡¿Tu sola
peleando contra esa carta?! ¡Estás loca si crees que...!
Kotono cortó la
llamada de repente.
El pequeño
guardián se quedó con la boca abierta y el celular pegado a la oreja.
-¡¡KOTONO!! ¡¡¿Me
estás escuchando?!!- miró el celular con gesto enfadado y bufó mientras apoyaba
el aparato frente a él, resignado-. Cree que puede hacer todo ella sola- cruzó
las patitas delanteras.
Mientras tanto, Kotono tomaba la llave azul que colgaba
de su cuello.
-Llave que ocultas los poderes de mi estrella...revélame
la naturaleza de tu verdadero poder, te lo ordeno por el rango que me ha sido
otorgado... ¡¡Libérate!!
La pequeña llave azul se transformó en un báculo azul
oscuro, con un aro en la punta que en su interior tenía una estrella de ocho
puntas dorada. A ambos lados del aro había unas pequeñas alitas doradas, sobre
la estrella había una pequeña medialuna con una estrella de cinco puntas pegada
al lado (eso representa a sus guardianes). Kotono lo tomó con decisión y luego
de asegurarse de que no había nadie alrededor, sacó una carta del bolsillo de
su falda y la lanzó frente a ella. La carta permaneció congelada en el aire
cuando Kotono la señaló con el báculo.
-Carta que fuiste creada por el mago Klaus...abandona
esta forma para transformarte y obedecer las órdenes de tu nueva
maestra...¡hazlo por el nombre de Kotono!
La carta giró varias veces sobre sí misma antes de
detenerse y cambiar su aspecto en menos de un segundo.
Kotono tomó la carta y comenzó a correr hacia el parque.
********************************************************************
-Vaya...no está aquí- observó Sakura cuando ella y
Tomoyo llegaron a la entrada de la secundaria Shiru y no vieron a Kotono
esperándoles.
-Quizá vendrá dentro de unos minutos, apenas son las
once y cinco- dijo Tomoyo.
-Sí tienes razón, llegamos demasiado pronto- sonrió
levemente con una gotita de sudor sobre la cabeza-. Ah, es cierto...- sacó algo
de su bolsillo- cuando venga le daré la carta que se le cayó esta mañana.
-¿Y no le vas a preguntar nada respecto a si ella
también es una maestra de cartas?
-Claro que sí, me gustaría saber de dónde...
Sakura dejó de
hablar de repente. Parpadeó varias veces, con una mezcla de asombro y miedo. Al
menos cinco presencias muy poderosas se dirigían hacia el parque, entre ellas
podía sentir la de Kotono. Tenía un mal presentimiento....
-¿Qué sucede,
Sakura?- preguntó Tomoyo algo sorprendida por la expresión de su amiga.
-Tomoyo...¡tenemos
que ir al parque!
-¿Qué...por qué?-
preguntó confundida. Pero no pudo continuar, Sakura le había tomado de la mano
y prácticamente arrastrándola la llevaba con ella corriendo hacia el parque.
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Kotono finalmente
llegó al parque. Allí convocó a Espada, la carta que había transformado minutos
antes, y comenzó a caminar por la zona en donde se podía sentir la presencia de
esa carta. Mirando a su alrededor atenta a cualquier movimiento estaba lista
para defenderse y atacar. Aparte de
ella no había absolutamente nadie en el parque, sin embargo sabía que Eriol,
Akane y la carta ya estaban allí, podía sentir sus presencias acercándose...
Se detuvo en el
medio del camino, sosteniendo la espada con ambas manos. Cada ves estaban más
cerca....
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Sakura finalmente
dejó de correr cuando llegaron al parque. Tomoyo se acercó a su lado, jadeando.
-Sakura, ¿por
qué...?
-Hay unas
presencias muy extrañas por aquí- interrumpió Sakura, con el entrecejo
levemente fruncido-. Tomoyo, creo que una de ellas es de una carta...
-¿Una carta?-
repitió sorprendida-. Pero...¿no atrapaste todas las cartas hace años?
-Sí, pero...esta
presencia es de una carta, estoy segura...
Al voltear, Sakura
parpadeó algo sorprendida. Allí, a unos pocos metros, estaba Kotono,
sosteniendo una espada azul oscuro con ambas manos. Tomoyo tenía la misma
expresión de sorpresa y algo de confusión que Sakura. Rápidamente ambas se
acercaron a Kotono. Al escuchar las pisadas, ésta última volteó y las miró muy
sorprendida.
-Kinomoto...Daidouji-
murmuró con los ojos muy abiertos- ¿¿pero qué hacen aquí??
No pudieron
contestar. Una explosión a sólo unos metros de distancia lanzó a las tres
jovenes
varios metros
hacia atrás, y una cortina de humo cubrió todo a su alrededor. Kotono
inmediatamente se puso de pie, poniéndose ante Sakura, que ayudaba a Tomoyo a
ponerse de pie, las tres algo adoloridas por el golpe.
Cuando el humo
comenzó a disiparse, pudieron ver a tres personas que parecían haber aparecido
de la nada: una de ellas, una chica de ojos plateados vestida con un traje
idéntico al de la carta Lucha, sólo que de color gris oscuro y blanco, y larga
cabellera gris claro que caía sobre sus hombros hasta la mitad de la espalda. Cerca
de ella, un joven de cabello negro azulado y gafas que sostenía una báculo
dorado (es el que usa Eriol de niño en el animé) que a Sakura le parecía haber
visto antes. Tirada en el suelo estaba la tercera, una chica de no más de
dieciseis años, de largo cabello anaranjado, que tenía una herida muy profunda
en la pierna y algunos rasguños en los brazos.
-¡Akane!!- exclamó
Kotono, arrodillándose junto a la de cabello anaranjado.
-Estoy bien-
sonrió levemente para tranquilizar a su ama.
-¿Esa es la carta?-
preguntó Kotono, levantando la mirada hacia la joven de cabello gris. Akane
asintió-. Eriol, por favor protege a Akane- Eriol asintió y se acercó a la
guardiana, mientras que Sakura los miraba atónita...¿Eriol? ¿Había escuchado
bien?
-¿Qué hace Eriol
aquí?- se preguntó Sakura a sí misma, pero en voz alta.
Kotono
inmediatamente se puso de pie, tomó la espada y corrió hacia la joven de
cabello gris y a unos metros de distancia de ésta dio un salto y se preparó
para descargar un golpe sobre la cabeza de ésta, que permanecía quieta.
Pero cuando la
espada de Kotono estuvo a tan solo unos centímetros de partirle la cabeza en
dos, la joven reaccionó y con ambas manos detuvo el filo de la espada. Kotono,
con gesto enfadado, dio otro salto hacia atrás, con tanta mala suerte que
tropezó y cayó. Al intentar levantarse, le dio una puntada en el tobillo y el
dolor la obligó a arrodillarse.
-¡Kotono!!-
exclamó Akane, cuando la joven comenzó a correr, aparentemente, hacia su ama.
-¡¡Escudo!!
La carta de Kotono
llegó justo a tiempo para proteger a Sakura y Tomoyo de ser golpeadas por la
joven. Esta, muy enfadada, volteó hacia Kotono, que tomó de nuevo la espada y
la miró desafiante.
-¡Vamos!-
exclamó-. ¡Ataca!!
La
joven sonrió, con una mirada maligna en los brillantes ojos. Movió la cabeza de
atrás hacia adelante y los cabellos grises crecieron
desmesuradamente, dirigiéndose a gran velocidad hacia la joven china, que no
pudo hacer nada para evitar que se enroscaran en su cuerpo. La espada cayó de
sus manos cuando los cabellos la elevaron unos metros sobre el suelo.
Un amplio destello de luz salió de las manos de Eriol,
pero se detuvo cuando notó que la joven sonreía... los largos cabellos grises
tenían aprisionados el cuello de Kotono.
Sakura, que había convocado su báculo y estaba dispuesta
a usar la carta Arrow para ayudarla, pero en el momento en el que se disponía a
hacerlo, un rayo golpeó a la misteriosa joven en la cara, y los cabellos
liberaron a la maestra de cartas china.
Repentinamente apareció un adolecente de cabello oscuro
y ojos marrones de pie sobre la rama de un árbol. Con un increíble salto logró
llegar a tiempo para sostener a Kotono antes de que se estrellara contra el
suelo, sin embargo la joven les había lanzado un rayo negro que había alcanzado
el brazo del chico, del que ahora brotaba la sangre...
-¿Estás bien?- preguntó él cuando descendieron al suelo.
-Si, pero tu brazo....
-No importa, ahora preocúpate por sellar esa carta,
Segawa- dijo muy serio.
-¿Me conoces?- dijo muy sorprendida.
-Bueno...
-¡Cuidado!!- gritó Sakura.
La joven de cabello gris había saltado para caerles
encima y darles una patada, pero falló cuando ambos rodaron por el suelo hacia
un costado, y su pierna quedó incrustada en el piso.
-Gracias- sonrió Kotono al joven mientras se ponía de
pie. Sus brazos y piernas tenían varias marcas, algunas de ellas sangrando.
Mientras, la joven de cabello gris no podía sacar la
pierna del suelo. Eriol aprovechó para recitar un hechizo en chino. Al terminar
de hablar, de sus manos salió un amplio destello de luz blanca que envolvió a
la joven de cabello gris, dejándola encerrada dentro de una esfera de luz
blanca.
-¡Usa alguna carta, Sakura!- le pidió Eriol.
-¡Fuego!!- la carta de Sakura entró a la esfera de luz
(que se volvió de color rojo debido al calor) y pudieron escuchar un grito de
dolor de la joven, que minutos después destruyó la esfera con un golpe y cayó
de rodillas al suelo.
Kotono sacó dos cartas de su bolsillo, ambas de color
verde:
-Cartas que fueron creadas por Klaus...abandonen esa
forma y transformensen para obedecer las órdenes de su nueva maestra...¡háganlo
por el nombre de Kotono!!- las señaló con el báculo-.
¡Arbol, Hielo!!- las cartas adquirieron un color
celeste.
La carta Arbol se enroscó en el cuerpo de la joven,
mientras que Hielo la transformaba rápidamente en una estatua de hielo. Kotono
se acercó, y antes de que pudiera recitar el conjuro para transformala en carta
de nuevo, una mano destruyó una parte de la estatua de hielo. Apenas lo hizo,
un rayo lanzado por el chico que ayudó a Kotono minutos antes, golpeó la mano y
la joven china no perdió más tiempo. Cerró los ojos y acercó la punta del
báculo a la estatua de hielo.
-¡Regresa a la humilde forma que mereces, carta Klaus!!
El cuerpo de la joven, desde el interior de la estatua,
se convirtió en un haz de luz que se introdujo en el rectángulo celeste
brillante que se había proyectado frente a la estrella dorada del báculo.
Cuando dejó de brillar, Kotono tomó la carta negra y gris, con el dibujo de
aquella joven en el medio, y completamente agotada se dejó caer de rodillas
sobre el suelo.
Cuando Eriol se acercó para tomarla en brazos y Sakura
ayudaba a Tomoyo y a Akane, el joven comenzó a caminar en la dirección opuesta.
Eriol volteó y lo miró fijamente, sabía que lo volverían a ver.
Mientras tanto, dos personas los observaban con algo de
curiosidad en la mirada, ambos sentados en el borde de la terraza de un
edificio desde el que habían estado observando la pelea. Ambos llevaban puestas
túnicas con capucha de color gris claro.
Uno de ellos, un joven de cabello oscuro y ojos
esmeralda, sonrió levemente, sin embargo la joven que estaba a su lado bufó
enfadada.
-¡No puedo creer que haya podido capturar a
"Ira"!- dijo con el entrecejo fruncido. Su cabello celeste brillante
estaba atado en dos gruesas trenzas que llegaban hasta sus codos, y sus ojos
eran del mismo color que su cabello, un poco más oscuros.
-No te enojes, Umi- rió el joven.
-¡¿Cómo quieres que no me enoje, Kisei?!- exclamó.
-La carta "Ira" es la más débil de todas, era obvio
que iban a poder capturarla- dijo muy tranquilo, sin dejar de sonreír-. Sabes
perfectamente que esa no es ni la décima parte del verdadero pdoer de las
cartas...
-¡De todos modos estoy enfadada!- se cruzó de brazos-.
La próxima ves me encargaré personalmente de hacerle saber a esa niña china que
no podrá con nosotros, no importa lo fuerte que sea...
-Si, pero eso lo harás la próxima ves. Será mejor que
nos vayamos, pueden darse cuenta de nuestra presencia ahora que dejaron de
pelear.
-Está bien...
Y en menos de un segundo, ambos desaparecieron sin dejar
rastro alguno.
Notas de la
autora:
Por fin terminé
el segundo capítulo!! Me costó mucho, pero lo logré!!
Mi teclado está
enterrado bajo miles de pañuelos de papel (la mayoría usados -_- puaj!!)
y es que la
gripe está haciendo estragos este invierno.
Bueno...la
verdad no sé qué decir de este capítulo, hay un montón de cosas que seguramente
no habrán entendido, por ejemplo lo de la carta que selló Kotono, lo que Eriol
dijo de un tal Lao que está relacionado con la joven china y otras cosas más.
Paciencia que en el próx capítulo encontrarán las respuestas a todas las
preguntas que se han hecho mientras leían este capítulo (bueno, a la mayoría
^^U). Por cierto, la canción "Yakusoku wa Iranai" ("No necesito
Promesas")
es el opening de Escaflowne, y la que canta la mujer esa que aparece en los
sueños de Kotono es "Ashita e no Melody" ("La Canción hacia el
Mañana"), ésta última es importante que recuerden la letra porque más
adelante tendrá relación con lo que suceda en la historia, en cuanto a la otra,
no le puse traducción porque no tenía mucha importancia que la supieran, de
todos modos si alguien quiere la letra (con traducción) de cualquiera de esas
dos canciones, que me escriba, con mucho gusto se la daré...y claro, de paso me
pueden decir qué les parece el fanfic, ¿no? ^__^
Por favor, sigan
enviandome sus comentarios, críticas, alagos o lo que sea (¬_¬ menos virus)
a mi mail: naky_chan@ciudad.com.ar
Avances del
tercer capítulo:
Dos
nuevos personajes venidos de China llegan a tiempo para ayudar a Kotono, aunque
también le causarán algunos problemas. Eriol organiza una reunión en su casa a
la que no solo irán Sakura y Shaoran, sino también otros viejos conocidos. En
la preparatoria Sekai se termina de organizar el "Festival de
Primavera", y Kotono tendrá que actuar en la obra teatral junto con un
apuesto compañero de clases ^_^