Las Cartas Oscuras: la pelea entre odio y
sentimiento
Capítulo 1: "En un día de lluvia"
La alarma del despertador sonó varias veces antes de que
una mano, que salió de debajo de las frasadas con una velocidad increíble, lo
arrojara al suelo con un golpe.
Momentos después, un cajón del escritorio que está junto
a la cama se abre y Kero asoma la cabeza con una expresión adormilada en la
cara redonda, y no puede contener un descomunal bostezo. El pequeño guardián se
acercó a su ama, que como siempre era incapaz de levantarse temprano por sí
misma, y, levitando sobre la cama, la destapó y comenzó a darle golpecitos en
la mejilla con una de sus patas delanteras.
-¡Despierta, Sakura!
La joven abrió un ojo.
-Me dijiste que te levantara temprano- le recordó Kero
antes de que Sakura dijera algo.
-Ah...es cierto...gracias- murmuró mientras se
incorporaba pesadamente-. Buenos días, Kero-chan.
Sonrió levemente, y bostezó mientras alistaba el uniforme
de la preparatoria Sekai.
-Oye, Sakura...¿ese uniforme es nuevo, verdad?- preguntó
Kero, antes de que Sakura saliera de la habitación rumbo al baño.
-Sí... espérame en la cocina, Kero, enseguida voy.
Sakura, luego de bañarse y alistarse, se dirigió en la
cocina, donde Kero la detuvo.
-¡Espera!- dijo-, déjame ver bien ese uniforme....
Kero dio varias vueltas alrededor de Sakura, que lo
miraba sonriendo levemente, con las manos sobre el regazo, hasta que por fin se
detuvo frente a ella y la miró de abajo a arriba.
Ahora con 16 años, Sakura se había convertido en una
joven realmente hermosa: sus ojos
verde esmeralda que reflejaban la alegría y dulzura que
la caracterizaban, su cabello, castaño claro casi rubio, que seguía usando con
el mismo peinado, su rostro de tez blanca como el algodón, su delgada figura,
su carácter alegre e ingenuo....en verdad era una joven muy especial.
El nuevo uniforme de la
preparatoria Sekai era una falda azul oscuro, una camisa blanca con una corbata
negra y una chaqueta, como la del uniforme de la preparatoria de Touya, del
mismo color que la falda, con el escudo del colegio bordado en el pecho.
-¿Qué tal me veo, Kero?- preguntó Sakura sonriendo
levemente.
El guardián le guiñó el ojo.
-¡Te ves hermosísima Sakurita, ese uniforme te luce!!- dijo
sonriendo.
-¿En serio?- se sonrojó un poco.
En ese momento sonó el timbre.
-¡Ya voy!!- dijo Sakura mientras corría hacia la puerta. Al
abrirla, se encontró con una hermosa joven de largos cabellos negros, levemente
rizado en las puntas, y ojos azul marino, que le sonrió ampliamente. A su lado,
había un joven alto, de ojos marrones, que se sonrojó al ver a Sakura.
-¡Tomoyo, Shaoran!- sonrió.
-Buenos días, querida Sakura- saludó Tomoyo, muy alegre.
-Buenos días...- murmuró Shaoran, clavando la mirada en
el suelo, con la cara totalmente roja.
-Pasen, sólo tardaré unos minutos- dijo Sakura, abriendo
aún más la puerta para dejarlos pasar.
Ambos entraron y esperaron en la sala mientras Sakura
corría hacia su habitación.
Kero apareció saliendo de la cocina.
-¡Ah, hola Tomoyo!- sonrió Kero, mientras volaba hacia
ella.
-Hola Kero- dijo ella, tan alegre como antes.
-Vaaaaya...tú también te ves bien con ese uniforme.
-*^_^*Ay, muchas gracias Kero.
-¬¬ Y el mocoso...se ve tan mal como siempre.
-¡¿A quién le dices mocoso, peluche?!- exclamó Shaoran,
levantando un puño de manera amenazadora.
-¡¡No soy ningún peluche!!
-¡¡Y yo no soy ningún mocoso!!
-¡¡Pues haber si un día lo demuestras!!
-¡Oigan, no se pongan a pelear a estas horas de la
mañana!- dijo Sakura, que volvía de su habitación con una cartera marrón en la
mano-. Bueno, no me olvido de nada, así que ¿nos vamos?
Luego de salir del edificio en el que vivía Sakura, los
tres comenzaron a caminar rumbo a la preparatoria, que quedaba a unas calles de
distancia.
Caminaban tranquilamente a través del parque Ueno, sin
ningún apuro, ya que todavía era temprano y tenían tiempo de sobra. En las
calles de Tokio, los negocios comenzaban a abrir uno a uno y la gente a
circular por la avenida.
La mayor parte del tiempo se la pasaron hablando de las
vacaciones de invierno, ya que durante ese tiempo los tres se habían separado
por un tiempo: Shaoran se había ido a Hong Kong para pasar las fiestas junto a
su familia y Tomoyo había ido con Sonomi a Estados Unidos, mientras que Sakura
se había quedado en Japón.
-¿Y cómo creen que habrá pasado las fiestas Hiragisawa?-
preguntó Shaoran de repente, cuando Tomoyo dejó de hablar de su viaje.
-En navidad Eriol me llamó por teléfono- comentó Sakura.
-¿Y qué tal está?- preguntó Tomoyo.
-Está estudiando la vida de Clow, me contó que hay muchas
cosas que él no recuerda y que cree que sería importante saber.
-Se supone que una persona reencarna para hacer algo que
no pudo hacer en su anterior vida-
dijo Shaoran.
-Pero...¿qué es lo que no pudo haber echo Clow?- se
preguntó Sakura.
-Ya sé que no tiene nada que ver, pero...¿han oído algo
acerca de la desaparición de más de cincuenta personas en una semana?- preguntó
Tomoyo.
-¿¿Cincuenta personas en una semana??- dijo Sakura, con
los ojos muy abiertos.
-Sí- asintió Tomoyo-. Sucedió cerca de aquí, en los
alrededores de Tokio. No hay testigos ni nda parecido. Nadie sabe cómo exlicar
lo que pasó, lo peor es que siguen desapareciendo personas y nadie sabe qué
hacer....
Finalmente llegaron a la preparatoria. Shaoran se
despidió de ambas y corrió para alcanzar a unos amigos que iban caminando unos
metros más adelante.
En la entrada, Sakura y Tomoyo también se encontraron con
unas amigas:
-¡Megumi!- llamó Tomoyo a una joven de cabello oscuro,
atado en una larga trenza, que volteó y le sonrió.
La joven corrió hacia Sakura y Tomoyo.
-¡Hola, tanto tiempo sin vernos!- sonrió Megumi.
-¿La pasaste bien en Europa?- preguntó Sakura, sonriendo.
-¡Claro que sí! Oye, Sakura, te compré algo por navidad,
en el almuerzo te lo daré, ¿vale?
-¡Sakura, Tomoyo!- Hanako, una chica de cabello rubio
atado en una coleta, apareció de la nada y las abrazó a ambas al mismo tiempo. Cuando
se separó de ellas, sonrió ampliamente-.
¡Joo, se ven más guapas que el año pasado!!
-*^^* Gracias- sonrió Tomoyo- pero es Sakura la que se
puso más guapa.
-**^^**Uu No es cierto......- dijo Sakura con un gotita
de sudor sobre la cabeza.
La campana sonó varias veces, y las cuatro jovenes se
dirigieron a la entrada sin dejar de hablar y sonreír.
En el salón de clases, se sentaron igual que el año
pasado: Sakura y Tomoyo detrás de Hanako y Megumi, en la parte de atrás de la
clase. Sólo tuvieron unos minutos para seguir hablando con el resto de sus
compañeros antes de que el profesor Kaiou llegara y la jornada de un nuevo año
de preparatoria comenzara.
Un poco más tarde, cerca de las doce del mediodía, se
dirigieron hacia el parque que había detrás del colegio para almorzar. Decidieron
sentarse en el césped, en medio de varios árboles.
Megumi de repente recordó algo.
-¡Ah, Sakura, tu regalo!- sonrió-. Feliz navidad, Sakura,
perdón por haber tardado tanto con el regalo- le entregó un paquetito
rectangular, de color violeta. Sakura le devolvió la sonrisa y comenzó a rasgar
el papel. Se trataba de un perfume. La botella, de color ámbar, tenía una forma
ovalada, y en el frente decía "Honey" escrito con letras cursivas
plateadas. El perfume tenía una fragancia muy dulce y agradable.
-¡Muchas gracias, Megumi!- sonrió ampliamente, y volvió a
aspirar el dulce aroma-. Me encanta, es muy dulce.
-Que bueno que te guste- suspiró aliviada-. La verdad es
que quería comprarte algo más...no sé, más especial, pero no se me ocurría
nada....
-No hace falta que me regales algo especial, Megumi, yo
aprecio cualquier cosa que venga de una buena amiga como tú.
-*^o^* Ay, Sakura, eres un ángel!!- sonrió Tomoyo.
-^_^U Tomoyo....
-Vaya, ¿qué hora es?- preguntó Megumi.
-Son las doce y media- dijo Tomoyo, viendo su reloj
pulsera.
-¡Tomoyo nos tenemos que ir!- Megumi se puso de pie.
-¿A dónde?
-¿No te lo dije? La profesora nos está esperando en el
salón de música para practicar...
-Oh...no, no me habías dicho- también se puso de pie.
-¿Las podemos acompañar? Me encantaría escucharlas
cantar- preguntó Hanako.
-Claro- sonrió Tomoyo.
Al llegar al salón de música, se encontraron con varias
chicas del coro. Algunas de ellas eran de tercer o primero año de preparatoria,
pero la mayoría era de segundo.
-Vaya, este año hay más chicas en el coro- observó
Tomoyo, al ver que había al menos siete chicas que no había visto antes.
-Daidouji, Suzuki- la profesora de música se dirigió a
Tomoyo y Megumi con una sonrisa-. Las estaba esperando- les entregó a cada una
un papel-. Esta es la canción que ensayaremos hoy.
-Es la que cantaremos en el festival, ¿verdad?- preguntó
Megumi.
-Así es...me hubiera gustado poder practicarla más antes
de las vacaciones, ahora no tenemos mucho tiempo- suspiró-. Pero bueno, estoy
segura de que lo harán muy bien.
-Profesora- dijo Hanako-, ¿podemos quedarnos un rato,
para escucharlas cantar?
-Claro, siempre y cuando no interrumpan- volteó para
hablar con unas chicas de primero que la llamaban.
-Sakura- Tomoyo se acercó a su amiga y le enseñó el
papel, en donde estaba la letra de la canción. Sakura sonrió-. Esta es la
canción que canté una vez cuando estaba en primaria, ¿la recuerdas?
-Si, que cantaste un solo- sonrió-. Pero no recuerdo el
nombre...
-Se llama "Yasashisa no Tane". ("Resultado
de Dulzura")
-¡Hace mucho que no te escucho cantar!- dijo Hanako,
acercándose-. Pero seguro que sigues haciéndolo tan bien como antes.
-Muchas gracias- sonrió, algo sonrojada.
-Bien, Daidouji, Suzuki, acerquensen- llamó la profesora.
Tomoyo y Megumi se unieron a las otras chicas del coro. La profesora se sentó
detrás de un piano y comenzó a tocar.
Unos segundos después, Tomoyo comenzó a cantar:
Sabishii
toki ni wa nukumori o sagashi
haruka ni tadoru yo natsukashii kioku wo
Haha ga ai shi ko wo kaina ni idaite
hidamari no naka de komoriuta wo utau
La voz de Tomoyo era realmente muy hermosa. Había perdido
ese tono infantil para adquirir una suave dulzura. Su figura era delgada y
elegante, en su rostro de cutis pálido
seguían brillando esos ojos azul marino llenos de la dulzura y modestia que la
caracterizaban. Cantó una estrofa más antes de unir su voz a la de las otras
chicas para cantar
el estribillo (el coro está escrito en negrita):
Yumeji ni
asobu osanako no hoho ni
yousei ga tsukuru shiawase no ekubo
Yume kara samete mo emi wo nokoshite ´ku
sonna yasashisa no tane ga kokoro ni aru
Megumi no se dio de que tenía que comenzar a cantar, por
lo que Tomoyo le dio un golpecito con el codo para que regresara a la realidad,
y con una de sus hermosas sonrisas le dio ánimos para que comenzara:
Haritsumeta kokoro hodoite agetara
yasashisa no tane wo hitotsu maite okou
A diferencia de Tomoyo, la voz de Megumi era un poco más
grave, sin embargo transmitía la misma sensación de placer escucharla cantar.
Yagate me wo dashi tsubomi wo hokorobu
utsukushii bashi wo kokoro ni motsu nara
Itsu ka wa dare mo ga sunda aozora wo
omoikiri takaku jiyuu ni habatakeru
jiyuu ni habatakeru sono mune ni hana wo sakasete ...
Luego de que Tomoyo cantó esa corta frase, el piano
emitió algunas notas más y la profesora se puso de pie para sonreírles.
-¡Las felicito!- exclamó, muy sonriente-. Suzuki, Hino y
Kurihara, estoy orgullosa de ustedes- las tres chicas se sonrojaron un poco por
ese alago-, a pesar de haber empezado desde hace poco, su nivel es casi tan
alto como el de otras chicas con más experiencia- Megumi sabía que entre esas
otras chicas estaba Tomoyo-, las felicito.
-¡Fue hermoso!- dijo Sakura, acercándose a sus amigas con
Hanako siguiéndola.
-Cantando se alegra el corazón- dijo Tomoyo, y Sakura le
sonrió.
-¡Megumi, es cierto que mejoraste mucho!- la animó
Hanako.
-^_^ Eso es cierto- agregó Tomoyo.
-**^_^**- la joven sólo sonrió, agradeciéndoles en
silencio.
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En el aeropuerto de Tokio un gran reloj redondo marca las
tres de la tarde en punto.
Kotono Segawa observaba todo a su alrededor
cuidadosamente, con una leve sonrisa en los labios y los ojos anaranjados
brillantes. Dos gruesos mechones enmarcaban su bonito rostro de cutis pálido, y
sobre su espalda caía una larga trenza de cabello castaño sostenida por una
cinta de color verde oscuro que combinaba con la camisa china verde que traía
puesta.
Hacía mucho tiempo que no visitaba Tokio, el lugar en el
que estaba ahora. Se encontraba observando una tienda de recuerdos junto con
una joven de cabello anaranjado, cuando un joven alto, de cabello negro
azulado, de ojos azules y gafas se le acercó.
-¡Hace años que no vengo a Tokio, tenía muchas ganas de
visitarte Eriol!- exclamó alegre Kotono, y el joven sonrió al verla tan
emocionada.
-Ya está todo listo- dijo Eriol con voz levemente
profunda -. ¿Nos vamos?
Kotono asiente con una sonrisa.
Los tres salen del aeropuerto en silencio y se acercan a
un taxi estacionado en la calle de enfrente. Las dos jovenes entran al auto,
mientras que Eriol acomoda el equipaje de ambas en el baúl.
Apenas Kotono se termina de acomodar en el asiento, de la
mochila que sostiene en su regazo se abre un cierre y se asoma la cabeza
redonda de algo gris, con orejas puntiagudas y un par de ojos celestes. La
criatura abre la boca, toma grandes cantidades de aire y finalmente habla:
-¡No me dejaste salir de la mochila en todo el viaje!- le
reprocha a la joven, con una voz similar a la de Kero.
-¡Es que no podía, había un hombre sentado junto a mí!-
se defiende Kotono.
La puerta del conductor se abre y se sienta Eriol.
-¡Eriol!- exclamó el peluche, saliendo de la mochila y
dirigiéndose volando al joven -. ¡Cuánto tiempo sin vernos!
Eriol sonríe y pone el auto el auto en marcha.
-¿Y cómo están todos en China?- pregunta mientras avanzan
por una avenida repleta de gente y negocios -. ¿Cómo está Hien?
-Ultimamente ha estado muy ocupado y no ha podido
ayudarme a entrenar....- suspira Kotono.
-De todos modos tu poder ha aumentado de manera
increíble. ¿Cuántas cartas transformaste hasta ahora?
-Bueno...no estoy muy segura...
Kotono abrió su mochila y sacó un libro como el de Clow,
pero de color azul oscuro. En la tapa estaba escrito su nombre. Lo abrió y sacó
unas doce cartas como las de Sakura, pero de color azul y celeste. La primera
de ellas tenía el dibujo de una espada, el fondo que tenía detrás era de un
celeste cielo.
-"Espada" fue la última que transformé- dijo
Kotono, contemplando la carta en su mano derecha con algo de tristeza.
-¿Qué sucede, ama?- pregunta el peluche, sentándose sobre
sus patas traseras sobre el libro azul.
Kotono sacude la cabeza, como si quisiera echar algo de
ella, y sonríe, pero el pequeño guardián sabe que le pasa algo.
La joven de cabello anaranjado voltea la cabeza.
-Kotono, todo saldrá bien- le sonríe a la joven china-.
No te preocupes.
Antes de hablar, la expresión de Kotono se volvió de
repente muy seria. Bajó un poco la mirada, visiblemente preocupada y algo
triste a la ves.
-Lo sé...- voltea para mirar la impresionante ciudad de
Tokio a través de la ventana. Akane, la joven de cabello anaranjado, suspiró.
Ya no sabía qué hacer para que su joven ama dejara de estar triste, ni siquiera
sabía el por qué de esa tristeza...
-Eriol, ¿tienes idea de por qué está desapareciendo tanta
gente?- preguntó Akane, poco después-. Acabo de leer en un periódico que ya van
más de cincuenta desaparecidos...- Kotono se estremeció al escuchar esto.
-No tengo la más mínima idea de qué está ocurriendo- dijo
con el entrecejo levemente fruncido-. Y eso me molesta mucho...
-Cuando bajamos del avión, pude sentir muchas presencias
extrañas que se movían- comentó Akane, pensativa- parecía que se dirigían hacia
un punto de la ciudad, como si se reunieran...
-¿Y no sabes hacia qué punto se dirigían?- preguntó
Eriol.
-La Torre de Tokio- murmuró Kotono de repente.
Akane volteó para verla. Kotono miraba fijamente hacia la
Torre, que resaltaba entre algunos edificios de la ciudad. En sus ojos había un
extraño brillo...
-¿Estás segura?- le preguntó Akane.
Kotono asintió, sin dejar de mirar la Torre.
Eriol la miró de reojo por el espejo retrovisor. Los
poderes de Kotono, que había heredado de su pariente lejano, el mago Klaus, se
habían vuelto más fuertes desde la última ves que la vio, en China, hace más de
tres años. Desde que comenzó a usar el poder de su estrella, esos poderes se
habían incrementeado de manera sorprendente. Era increíble que a los catorce
años ya pudiera crear sus propias cartas....
-"Tengo que
decírselos"- pensó en ese momento Kotono- "tengo que decirles que yo..."
-¿Y esa chica de la que nos hablaste, Sakura Kinomoto,
qué tiene que ver con nosotros?- preguntó Akane, interrumpiendo los
pensamientos de Kotono, que la miró algo sorprendida al oír ese nombre.
Eriol no contestó, sólo sonrió ampliamente.
-Sakura card captor...-murmuró, sin dejar de sonreír.
Finalmente el automóvil se detuvo frente a una mansión
(en la que Eriol vivía cuando era niño).
Akane bajó del vehículo con Sei sentado en su hombro
derecho, y le abrió la puerta a su ama, que le sonrió y observó la mansión.
-No ha cambiado para nada, sigue igual que hace tres
años- dijo Kotono, mientras Akane se acercaba a ella.
Comenzaron a caminar hacia la mansión y cuando estuvieron
a varios metros de la entrada, la puerta se abrió de repente y una hermosa
mujer de largo cabello oscuro que llevaba suelto derramándose sobre su espalda,
a excepción de un mechón que peinaba en una trenza, corrió hacia la joven china
con los brazos extendidos y la abrazó con fuerza.
-¡¡Konni- chan!!- exclamó, sin dejar de sonreír. Se
separó de la joven, que también sonreía, y la tomó por lo hombros, mirándola de
arriba a abajo -. ¡Ay, estás preciosa!! ^0^
-^_^U Gra...gracias Nakuru...
-¿Verdad que sí?- dijo Akane, sonriendo- ¡Mi ama es la
chica más hermosa del planeta!!!
Ambas rieron estridentemente (Eriol, que sostenía más de
cuatro enormes maletas, y Kotono, algo sonrojada, las observaban con enormes
gotas sobre la cabeza).
-u^^Uu Oigan...¿me pueden ayudar?- preguntó Eriol, como
en tono de súplica.
Kotono, Nakuru y Akane dirigieron hacia él y lo ayudaron
con las maletas, a continuación caminaron hacia el interior de la mansión.
Cuando entraron a la sala, Spinel sonrió mientras volaba hacia Kotono.
-Vaya, vaya, hasta que por fin decidiste venir a
visitarnos- dijo.
-¡Sigues tan lindo como siempre!- exclamó Kotono, que
agarró a Spinel de repente y lo abrazó con fuerza. Sei se acercó a ambos, y los
miró con una enorme vena en la frente.
-¬_¬+...
-¡Sei, no te pongas celoso!- dijo Kotono, sonriéndole al
pequeño peluche gris, y Spinel aprovechó para liberarse.
-Kotono- la llamó Eriol, desde la escalera que conducía
al piso superior-, ven, te mostraré tu habitación.
Inmediatamente la joven china corrió hacia él, con Sei
volando detrás de ella. Siguió a Eriol a través de un pasillo y se detuvo
frente a una puerta. Al abrirla, se encontró con una enorme habitación, en
donde había una cama pegada junto a una ventana, al lado una mesita de noche de
madera sobre la que había un teléfono, y en la pared de enfrente un enorme
ropero. Kotono entró, mirando a su alrededor, se dirigió a la ventana, y la
abrió. Inmediatamente sonrió. La vista era realmente muy bonita. Cerca se veían
algunas casas y a lo lejos los edificios de la ciudad. La Torre de Tokio se
encontraba un poco más lejos, entre los edificios más altos.
-¡La vista es genial!- volteó hacia Eriol, que le sonrió
desde la puerta. Sei revoloteaba de un lado a otro, feliz por no tener que
ocultarse de nadie.
Eriol apoyó las maletas junto a la cama.
-De todos modos sino te gusta esta habitación, te puedes
instalar en otra- dijo.
-No te preocupes, ¡esta me encanta!- sonrió ampliamente-.
Muchas gracias por alojarme aquí- se inclinó un poco.
-¡No iba a dejarte en un hotel cuando hace años que no
nos vemos y hay tanto de qué hablar!- rió, encogiéndose de hombros.
-¿Más tarde puedo llamar a Hien? Para decirle que ya
llegué y que estoy bien...
-Claro, cuando quieras. Si necesitas algo, sólo llámame,
estaré abajo- le dirigió una última sonrisa y volteó para salir de la
habitación.
Kotono suspiró cuando Eriol cerró la puerta detrás de él.
Se puso de pie, abrió una de las maletas, y sacó dos
fotos con un bonito marco dorado. Las apoyó sobre la mesita de noche, junto al
teléfono negro, y sonrió. En una de ellas había una hermosa mujer de largo
cabello castaño claro y ojos anaranjados, sentada junto a un apuesto hombre de
cabello oscuro y ojos claros como el agua. Los dos sonreían. En las manos de
ambos brillaban unos anillos dorados.
-¿Verdad que esta foto es muy bonita?- preguntó Kotono a
Sei, que acababa de sentarse sobre el regaso de su ama. Sei asintió, sonriendo.
En la otra foto había un par de jóvenes vestidos con el
uniforme de un colegio secundario. Uno de ellos, de cabello oscuro y ojos
claros, sostenía algunos libros, y el otro, de cabello castaño y ojos oscuros,
guiñaba un ojo. Ambos jóvenes estaban arrodillados junto a una niña de cabello
castaño claro, atado en un par de coletas que llegaban hasta la mitad de la
espalda, vestida con el uniforme del colegio primario. La niña sonreía
ampliamente.
Kotono sonrió. Esa niña era ella, a los diez años. Y los
dos jóvenes eran su hermano mayor Lao y Hien su primo, respectivamente. Apoyó
ambas fotos sobre la mesita de noche y las observó detenidamente.
Sei, notando que su ama comenzaba a entristecerse,
descendió al suelo. Se elevó un par de metros del suelo, y sus pequeñas alas se
agrandaron hasta convertirse en hermosas alas de plumas blancas que debían
medir más de un metro. Debajo de él apareció una insignia, similar a la de
Sakura, que brillaba con un resplandor dorado. Las alas lo envolvieron durante
unos segundos, y cuando se desplegaron de nuevo, en el piso se apoyaron las
cuatro patas de un enorme felino gris, de pelaje corto, y ojos azules
brillantes. El felino se acercó a su ama y apoyó la cabeza sobre su regazo,
ronroneando suavemente.
Kotono sonrió, y acarició el suave pelaje del guardián.
-Sei chan....
-Kotono, puedes contar conmigo para lo que sea, así que
¿por qué no me dices lo que te pasa?- preguntó algo triste el guardián-. Sino
se trata de problemas amorosos, entonces puedo ayudarte....
-No, Sei....no puedes ayudarme- dijo muy seria-. Es....es
algo que debo hacer yo sola, porque es mi culpa...- el guardián la miró
confundido, sin comprender lo que decía-. No importa....pronto lo sabrás-
sonrió levemente.
La llegada de Kotono y sus dos guardianes a la casa de
Eriol había alegrado el ambiente: Nakuru y Akane se la pasaban hablando de
chicos, o yendo de compras al centro comercial, Spinel y Sei siempre jugaban a
perseguirse o algo así......
Por la tarde Eriol y Kotono hablaban mucho acerca de
China y todos los conocidos del joven hechicero que había ahí, de los que Kotono
tenía mucho que decir. A la hora de cenar la mesa estaba casi llena, y siempre
había algo de qué conversar.
Kotono pronto comenzaría el secundario (algo que no la
animaba mucho ya que no sabía absolutamente nada de cómo escribir en japonés) y
todos hacían lo posible por enseñarle lo básico. Su ánimo mejoraba mucho, por
lo que Akane y Sei ya no estaban tan preocupados.
Casi una semana después de haber llegado a Japón, Kotono
recibió una llamada de China:
-¿Una llama para mí?- preguntó Kotono cuando Nakuru la
llamó desde la sala. Corrió hacia ella y tomó el teléfono-. Habla Kotono,
¿quién es?
-¡Kotono!- exclamó alegre la voz de un joven-. ¿Cómo
estás, primita, molestando a la rencarnación de Clow?
-¡Yo no estoy molestando a nadie!!
-Pobre de Hiragisawa, tener que soportarte durante todo
un día...
-¡¿Acaso llamaste para molestarme, Hien?!
-Si, pero tengo aquí al lado a Lieon que me está
amenazando para que te de un mensaje de tu madre...
-¿Un mensaje de mamá?
-Si, bueno...dice que no podrá ir a Japón, tiene que
reemplazar a tu padre que está un poco enfermo y bueno...adivina quién irá a
cuidar de ti...
-¿Quién?
-¡¡Pues yo, primita, quién más!!
-¡¡¿QUEEEEEEEEEE?!! ¡¡¿TU?!!
-Jeje...ya se que te mueres de ganas por verme,
Konni-chan...lamento decirte que tu amado Lieon no podrá venir...que
peeeeena...
-¡¡Cierra la boca imbécil!!
-Bueno, veo que no estás muy amigable...así que me
despido. Nos veremos dentro de poco, primita, no molestes mucho a Hiragisawa, y
ni se te ocurra...
Kotono cortó el teléfono de repente.
-Hien...- murmuró, mirando fijamente el teléfono-. ¿Por
qué tiene que venir ese idiota? Sería mejor que viniese Lieon....
-¿Decías algo?- preguntó Akane, apareciendo de repente.
-¿Eh? ¡Ah, no nada!- dijo con una gotita de sudor sobre
la cabeza-. Oye, iré a dar una vuelta...regreso pronto, ¿si?- se dirigió a la
puerta de salida.
-Okey, pero regresa pronto y no hables con extraños.
-Sí, bueno, ya regreso- y cerró la puerta de un portazo.
***********************************************************************
Las seis de la tarde en punto. El cielo estaba cubierto
de nubes cuando Shaoran salió del edificio y comenzó a caminar rumbo a su casa,
en donde seguramente Wei le preguntaría por qué tardó tanto, muy preocupado...
Se detuvo en el parque. Encontró una banca cerca de la
plaza y decidió sentarse un rato. De todos modos, si comenzaba a llover, tenía
en la maleta un paraguas.
Estaba muy cansado, las prácticas de fútbol siempre lo
dejaban en ese estado: absolutamente agotado, y con unos deseos terribles de
tomar un baño caliente y que nada ni nadie lo moleste por un buen rato.
Echó un poco la cabeza hacia atrás, para observar el
cielo que estaba cubierto de nubes grises, y suspiró.
De repente escuchó una hermosa voz que provenía de la
plaza en la que estaban los juegos.
-¿Será Daidouji?- se preguntó Shaoran, mirando en
dirección a la plaza.
No podía ser la voz de Tomoyo, sonaba un poco más
infantil.
Shaoran se puso de pie, y comenzó a caminar hacia la
plaza. Al llegar, pudo ver en un columpio a la que cantaba: una chica de unos
catorce años, de largo cabello castaño atado en una trenza vestida con una
camisa azul china y un pantalón negro.
La chica se mecía suavemente mientras cantaba:
Yumeji ni
asobu osanako no hoho ni
yousei ga tsukuru shiawase no ekubo
Yume kara samete mo emi wo nokoshite ´ku
sonna yasashisa no tane ga kokoro ni aru
Un rayo atravesó el cielo. Tanto Shaoran como la chica
levantaron la vista hacia el cielo a tiempo para escuchar un trueno muy fuerte.
A continuación cayeron algunas gotas...y en unos segundos las gotas se
convirtieron en lluvia que cada ves caía con más fuerza contra el suelo.
A pesar de eso, la chica no se movió del columpio. Bajó
la mirada, y por alguna razón la lluvia de repente dejó de caer sobre su
cabeza...levantó la mirada llena de sorpresa y se encontró con un par de ojos
marrones que la miraban reflejando cierta preocupación.
-Oye...¿no tienes una sombrilla ni nada para cubrirte?-
preguntó Shaoran, sosteniendo una sombrilla negra sobre su cabeza y la de la
chica, que había volteado para verle. Esta negó con la cabeza, algo sonrojada.
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Una joven de cabello marrón y ojos del mismo color sale
de detrás del mostrador y se acerca a Sakura y Tomoyo con un par de toallas.
-Gracias, Atsuko- dijo Sakura, secándose la cabeza con la
toalla. Tomoyo hacía lo mismo.
-Vaya, ¡están empapadas!- murmuró Atsuko-. Por favor,
siéntensen, les traeré un poco de té.
Sakura y Tomoyo se sentaron frente al mostrador, (en esos
asientos que no tienen respaldo y son muy altos).
-Qué clima tan raro, por la mañana estaba soleado- dijo
Tomoyo.
-Es cierto...- suspiró Sakura.
-Lo mejor será que se queden un rato, al menos hasta que
deje de llover tan fuerte- Atsuko había regresado de la cocina, con tres tazas
de té en una bandeja.
-¿No será molestia?- preguntó Sakura, mientras tomaba con
ambas manos la taza que Atsuko le alcanzaba.
-Por supuesto que no, cerré el bar por un rato- señaló el
cartel que había en las escaleras que conducían hacia la entrada del bar. El
cartel decía "Lo siento, cerramos por unas horas, regresen más
tarde"-. A esta hora no viene casi nadie, y mucho menos con esta lluvia.
-Veo que cambiaron algunas cosas- comentó Tomoyo, mirando
a su alrededor.
-^^ Sip- asintió Atsuko, y Sakura imitó a Tomoyo-.
Pintamos las paredes, cambiamos las mesas...
En efecto, el "Sei Bar" en el que Sakura y
Tomoyo estaban y al que visitaban con frecuencia, había varias cosas
diferentes. Como había dicho Atsuko, las paredes ahora se veían mejor que
antes, las mesas redondas las cambiaron por unas rectangulares (como esas que
hay en los negocios de comida rápida) y, en la pared que estaba frente al
mostrador, había más ventanas que antes, gracias a esto último los clientes
podían disfrutar de una hermosa vista de la ciudad, en especial de la avenida
repleta de negocios que había junto al bar.
-Se ve muy bien- dijo Sakura.
-Gracias- sonrió Atsuko.
-Falta poco para que sean las siete- murmuró Tomoyo
mirando el reloj que tenía en la muñeca derecha.
-¡Ay, no!- exclamó Sakura-. ¡Tengo que llamar a Kero para
decirle que...!
-¿Quién es Kero?- interrumpió Atsuko.
-u°_°Uu Es....- murmuró Sakura.
-^_^ Es una amiga nuestra, se llama Keiko pero le decimos
Kero cariñosamente, ella y yo íbamos a casa de Sakura para terminar con un
trabajo del colegio- dijo Tomoyo, MUY oportuna, con una sonrisa.
-u^_^UuU ¡Si, si, es una amiga nuestra, una muy buena
amiga!!
-^_^ Sakura, llámala a su teléfono personal, no creo que
esté en su casa.
-^^UUU Si, eso es lo que iba a hacer.
Atsuko le pasó el teléfono y Sakura marcó el número de su
casa. Tomoyo comenzó a hablar con Atsuko para que ésta no le prestara atención
a la conversación telefónica.
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Shaoran había caminado junto a la chica a la que había
oído cantar en un molesto silencio.
-¿Sabes? Una compañera de clases dice que cantando se
alegra el corazón- dijo, para romper el silencio. Ella lo miró de reojo-. Supongo
que eso es verdad.....pero...mientras cantabas, parecías triste.
La joven suspiró.
-Salí a dar una vuelta para cantar esa canción y recordar
a la persona que me la enseñó....
-¿Y esa persona...?
-Es alguien que no veo hace mucho.
-¿Es alguien especial?
-Si- sonrió levemente-. Alguien muy querido, una
amiga...que trabajaba aquí hace unos años, en una escuela de primaria.
De nuevo silencio. Aunque ahora el ambiente era un poco
más agradable, al menos eso pensaba Shaoran.
-¿Cómo te llamas?- preguntó.
-Kotono Segawa- respondió, sin dejar de mirar hacia
adelante.
-Shaoran Li- dejó de caminar y le extendió la mano a la
chica, sonriendo- mucho gusto.
Kotono, algo sorprendida, estrechó su mano con la de
Shaoran-. ¿Eres de China, me equivoco?
-No, no te equivocas- volvieron a caminar de nuevo-. Llegué
hace unas semanas...
-¿Viniste a visitar a alguien?
-No. Bueno, en parte sí...- de repente pareció triste-. Em...Li....-
lo miró de reojo, un poco sonrojada- muchas gracias por acompañarme....
-De nada- sonrió-. Vives cerca de mi casa, seguramente
nos volveremos a ver...
Shaoran la miró detenidamente....la joven desprendía una
extraña energía similar a la de Clow, podía notar, con total claridad, que
poseía grandes poderes. Además, tenía algo que le hacía recordar a
Sakura...quizá se tratara de los dos gruesos mechones que enmarcaban su rostro
que en ese momento lucía triste, o el color de su cabello, o... Abrió los ojos
como un par de platos al mirar lo que tenía atado al cuello: una llave de color
azul oscuro, con una estrella dorada en la punta, brillaba sobre el pecho de la
joven china.
-Ya llegamos- dijo Kotono, deteniéndose frente a la
puerta de una enorme mansión. Shaoran se sorprendió aún más al levantar la
vista hacia el enorme edificio. Era la mansión en la que Eriol vivía cuando era
un niño....
Notas de la autora: Hola!! Me llamo Nakky Izumi, tengo 14
años y este es mi primer fanfic, les pido misericordia ^_^U Espero que les haya
gustado este primer capitulo, si tienen algo que decir respecto a él (criticas
que agradecería mucho, alagos que me encantaría recibir, y insultos que espero
no haya) que me envíe un mail a:
naky_chan@ciudad.com.ar
Le agradesco mucho a Silverstar, a Kina y a Connie por
darme ánimos para escribir ^_^ gracias!
Y gracias a ustedes por leer este primer capitulo! Espero
verlos en el capitulo numero dos!
Hasta la próxima!