El Forastero

Capítulo 0: ¡Soy un Anime!

- ¡¡Oye, despierta!!
Una voz poco agradable le gritaba y le sacudía...
- ¿Que crees que esto es un hotel? ¡Ya, sale de aquí o te llevo preso!
- Ya, ya, si ya me voy -contestó un poco molesto, pero sabía que llevaba las de perder. Un dolor de espalda le aquejaba, pero era normal después de haber dormido en una banca de una plaza de Tokio. "Son muy duras", pensaba mientras se alejaba del lugar y se disponía a buscar trabajo en ese ambiente que le era tan nuevo, pero tan familiar a la vez. Aunque trataba de asimilarlo, todavía le costaba. El... ¿Por qué él? ¿Por qué estaba ahí? ¿Como llegó ahí? Pero aún más importante ¿Como se convirtió en un Anime?

Ya empezaba a amanecer, y el sol empezaba a calentar su entumido cuerpo. Empezaban a aparecer los repartidores en bicicleta, lo cual le parecía divertido, sobre todo porque en todos los anime que había visto siempre aparecía alguno de esos personajes. Así como también esas calles... ¡Esas calles, son las mismas que había visto! Las paredes, el suelo, el paradero del autobus, todo lo conocía, o más bien, eso creía.
- Mmm... Tienes que buscar trabajo si no quieres dormir allá de nuevo -hablaba consigo mismo, ¿con quién si no?- ¿Que sabes hacer?... -después de un rato- ... ¡Parece que tendré que lavar platos! -se dijo riéndose mientras afloraba una gota por al lado de su cabeza... ¡Una gota! Jamás pensó que podría llegar a pasarle eso. Esto lo puso contento, se rió y empezó a buscar trabajo. - Será un largo día -concluyó.

Habían pasado ya cuatro horas, y empezaba a tener hambre. Por suerte había conseguido un sandwich, así que se sentó en una banca a comer, y a pensar. Pensar en lo que pasó. Lo que ocurrió. Mientras engullía el sandwich, recapituló las cosas que pasaron...
Recordó que estaba en su casa. Había decidido darse un gustito, por lo que se hizo una maratón de Anime. Estuvo todo el día viendo películas de distintos anime, tantos que le llegaron a doler los ojos, pero no le importó. Claro, era un pequeño sacrificio para ese placer. Mas tarde (¡Mucho mas tarde!) se acostó, y siguió en su titánica sesión, y no sabe cuando se durmió. Al despertar estaba en un cerro cerca de una ciudad. La ciudad era Tokio, y él, así como todo lo que lo rodeaba, eran dibujos animados. Japoanimación, para ser preciso. ¿Qué pasó? Eso es algo que no puede responderse hasta ahora, así que decidió, por el momento, tratar de adaptarse.

Ya eran las una de la tarde (según el reloj de un colegio de por ahí), y no había conseguido trabajo todavía pero sí había descubierto un método para ganar dinero, poco, pero valedero. Algo tan occidental como cantar en las esquinas, y a la gente le llamó la atención el ritmo de las canciones, un ritmo absolútamente latino. Una idea bastante ingeniosa, que le hizo ganar lo suficiente como para ir a almorzar a algún lugar barato. Entró a un lugar que parecía una fuente de soda, pero que vendían colaciones u ofertas de almuerzo. Se sienta y pide el especial de la casa. "De inmediato" le contesta una alegre jovencita, de entre 14 y 15 años, pelo rojo y un moño "cola de caballo". Le pareció reconocer a la muchacha, pero no lo dió importancia. "Como me dice un amigo, 'son todas las monas iguales'" pensó, riéndose para si. Mientras comía pensaba donde conseguir trabajo, y ese lugar le pareció agradable.
- Mmm... no estaría mal. Creo que debe agregarse a mi lista...-pensó un momento y dijo:
- ¡Lo tengo todo anotado! -y se rió.
En eso estaba cuando entran al lugar cinco muchachas. No las pudo ver bien, pero le llamaron la atención porque cuando entraron se acabó la paz del lugar...
- ¡Tu siempre con tus cosas! Te dije que somos sólo amigos...
- ¡Claaaro! Vamos, confiesa que Nícolas te gusta.
"¿Nícolas? ¿Escuché Nícolas?" pensó nuestro héroe.
- ¡Ya te dije que NO! Mi relación con él es de amigos. Mientras yo atiendo el templo, él entrena con mi abuelo... ¡¡NADA MAS!!
"¿Templo? ¿Abuelo?", seguía pensando. Ahora ya estaba totalmente inmerso en la conversación de esas chicas.
- Ya, ya. No peleen -dijo otra-. Lo mejor será que nos preocupemos en estudiar y... ¿qué?... ¿que dije?...
"Esto ya es mas que una coincidencia" pensó nervioso nuestro héroe. Se paró de su mesa, y caminó hacía donde estaban esas chicas.
- Lo que no entiendo es ¿como una chica tan linda como yo todavía no tenga novio?
- Lo mismo digo yo. -'sigh'- Me encantaría tener a alguien a quién cocinarle...
Nuestro héroe caminó lento hacia esas voces, que al estar cada vez más cerca incluso las encontró conocidas. Estaba a pasos de su mesa. Nervioso, tomó aire, y decidido se paró al lado de la mesa. Ya no cabía duda. ¡¡Eran las Sailor Scouts!!