La Princesa y su Quimera.

Por: Marissa Cervantes.

 

 

 

Tomé la decisión de buscarte,

Porque necesito verte de nuevo

Y además porque siento que debo decírtelo,

Ya no puedo más con lo que siento

Tengo que confesártelo...

¿Dónde estás? ¿Lejos de mí estarás?

 

Capítulo 2: “La Búsqueda se inicia”

El siguiente pueblo está ya a pocas horas de distancia. Ya ha transcurrido una semana desde que salí de casa junto con Gaudi. Para mí el tiempo se ha pasado tan rápido, que temo que el año se me deslice entre las manos. Cada noche me duermo con la incertidumbre de querer saber qué es lo que encontraremos al día siguiente. Claro que no lo he comentado con Gaudi, él no lo entendería y además se preocuparía por mí.

Porque Gaudi, a pesar de todo, ha resultado un compañero de viaje extraordinario. En estos pocos días me he dado cuenta de su verdadera personalidad, que es muy profunda y tierna. Y lo que más deja aflorar es su gran amor por Rina. Ese brillo en sus ojos cuando menciona o escucha su nombre, es algo que no puedo describir bien. Entonces me pregunto ¿me veré yo así cuando mencionan el nombre de Zelgadis? Dicen que todos los amores son distintos, que son de acuerdo a la personalidad de cada quien. Pero yo creo que al fin y al cabo, cuando se está enamorado, siempre se sienten las mismas inquietudes y deseos.

-¿En qué piensas?- me pregunta Gaudi, acercándose un poco a mí.

-En el amor- le contesto sinceramente. Él parece extrañado por mi respuesta.

-¿En el amor? ¿Y qué es lo que piensas?

-Pues en las clases de amor- suspiro mirando al cielo- ¿Tú crees que los amores sean diferentes? Yo pienso que tal vez las reacciones sean distintas, pero el sentimiento y deseo es el mismo.

-Me la pusiste difícil- sonríe él un poco nervioso. Siempre se pone en esa actitud cuando hablamos de temas profundos. Creo que el fondo quiere evitarlos. Pero no se lo permitiré.

-Gaudi, no tienes que contestar ahora- le sonrío de manera fraternal- sólo piénsalo un momento...

Él levanta la mirada al cielo. Podría jurar que está pensando en Rina. ¿Cómo estará ella? Si ellos se encontraran ¿cuál sería la reacción de ambos? Para mí es obvia la reacción de Gaudi, pero ¿y Rina? Es la primera vez que me detengo a pensar en eso. Porque aunque Gaudi la siga amando con toda el alma, si Rina no le ama no hay nada que hacer. para el amor se necesitan dos personas, cuando sólo una está en el juego de nada sirve. ¡Vaya! ¡Y yo soy el perfecto ejemplo! ¡Qué ironía! ¡Miren sobre lo que estoy especulando contra Gaudi y Rina cuando yo estoy en peor situación!

-¿Dónde crees que esté ella ahora?- pregunta Gaudi, quien no tiene que especificar el nombre de “ella”.

-No lo sé- digo tratando de sonreír- pero te aseguro que cuando te vuelva a ver se pondrá feliz. Estará tan feliz que olvidará por completo esa tonta discusión que tuvieron.

En realidad trato de ser optimista en aquella última frase, para darle los mayores ánimos a Gaudi. Pero en la verdad es que temo que el carácter y orgullo de Rina dominen a su corazón.

-A veces ella es tan impredecible- suspira él- que no puedo creer en tus palabras. Quisiera, pero no puedo...

Bajo la mirada. Creo que de alguna forma me identifico con Gaudi. Sufrimos por un amor del que no sabemos si  es correspondido. Aunque si lo vemos desde una perspectiva neutral, definitivamente Gaudi está en mejor situación que yo.

-Bueno, dejemos ese tema allí- digo sonriendo levemente y señalando hacia el horizonte- según lo que sabemos, el siguiente pueblo debe estar más adelante. Espero que lleguemos antes del anochecer...

-Es lo más seguro- dice Gaudi.

-Espero que sí, porque no me lo vayas a tomar a mal, pero estaba cansada de dormir en el bosque- sonrío burlonamente- realmente necesito dormir en una camita acogedora y dulce.

Gaudi emite una leve risita, seguramente por el tono que empleé para la última frase. ¡Es verdad! No sé qué tiene de gracioso.

 

Finalmente, pudimos llegar al pueblo. No recuerdo bien el nombre, aunque eso es lo menos importante para mí. La prioridad, tanto para mí como para él, era encontrar una posada urgentemente. Por suerte, no demoramos mucho en encontrar una en que hubiera habitaciones libres. Escogimos una que tuviera dos camas. Al entrar nos dimos cuenta de que era algo espaciosa y pagué con gusto el precio establecido. Una vez estuvimos ambos en la habitación, me derrumbé en la cama.

-¡Qué rico se siente!- digo cerrando los ojos- creo que dormiré un poco...

-Yo también- me dice Gaudi poniendo su cabeza sobre la almohada.

Pero, a diferencia de Gaudi, yo no puedo dormir. ¡Es extraño! Porque me siento cansada y con un poco de sueño, pero al cerrar mis ojos no logro conciliar el sueño. Doy vueltas y vueltas por la cama un sin número de veces y nada consigo. Me coloco boca arriba, mirando al techo. Doy un profundo suspiro. Cierro mis ojos levemente... a mi mente vienen imágenes. Yo... cuando era pequeña, muy pequeña. Cuando me llevaron por primera vez a la tumba de mi madre. Miré a papá buscando una respuesta, no sabía lo que tenía que hacer. Él lloró levemente. Yo lo imité, porque todo lo que él hacía estaba bien ¿no es cierto? Lloré mucho... pero no porque quisiera a mamá, lloré porque eso era lo que se me pedía en ese momento. ¡No lloré porque extrañara a mamá! ¡Dios... cómo me hubiera gustado tener una relación con ella! ¡¡Ella me habría aconsejado!! ¡¡Hubiera hecho de mí toda una princesa... tal vez jamás me hubiera ido de palacio!! Y tal vez jamás hubiera conocido a Rina... y a Zelgadis. Mi hermana sería la heredera y yo no sentiría ese peso tan grande sobre mis hombros. Todo habría sido tan... diferente...

No hay duda que soy contradictoria. Porque no hace ni dos semanas que me había propuesto no pensar en “qué hubiera pasado si...” porque el presente, aunque tal vez triste, es el presente. Es la realidad... son aquellas circunstancias que no se pueden cambiar, porque no dependieron o dependerán de nosotros. Aunque es curioso ver cómo cambiaría tu vida si un hecho en ella fuera diferente.

 

Después de un parte de minutos de tratar de dormir y no conseguir nada, decido salir del cuarto e ir a pedir algo de comida; siempre que el sueño no me llega, como algo ligero para que me ayude. Llego al restaurante, no está muy lleno, de seguro porque es de noche. Me siento en una banca y enseguida una mesera va a atenderme.

-Buenas noches- me sonríe ella- ¿Qué desea tomar?

-Un vaso de leche y un emparedado- le digo.

-Enseguida se lo sirvo, joven- me dice antes de retirarse.

Doy un suspiro de satisfacción. Miro a mi alrededor ¿Cuánto hacía que no estaba así, como cualquiera persona?. Creo que ya extrañaba esto... esa sensación de libertad. Sí, definitivamente pase lo que pase, este año va a ser muy divertido y voy a hacer lo posible por disfrutarlo al máximo.

Entonces entran al restaurante dos hombres. Son de ese tipo de hombres misteriosos que, por más que lo intenten, no pueden dejar de llamar la atención. El primero está vestido de negro, tiene los ojos de un tono azul vidrioso. Son fríos e inexpresivos... me recuerdan un poco a los de Xellos. Su cabello es rojo como la sangre y de tez muy pálida. El segundo es el de aspecto más misterioso, está cubierto casi completamente por una capa negra y sólo puedo ver sus ojos, que son de un color amarillo intenso. Les quito la vista enseguida, un frío me recorre la espalda cuando siento que ambos se sientan en la mesa de al lado.

-Bien...- escucho que dice el de cabello rojo-... pronto llegaremos...

-Eso espero- dice el otro, su voz en grave y un tanto oscura, va muy de acuerdo a su personalidad- ya quiero estar allá. No es lo mismo estar tú presente que haber mandado a otro...

-Mandamos a los mejores hombres- parece consolarle el pelirrojo- no nos fallarán. Es más, aún no han llegado a su destino, llegarán un día antes que nosotros...

La conversación me parece muy sospechosa y trato de afinar el oído lo más que pueda.

-Aquí tiene- me dice la mesera dándome lo que ordené- muy buen provecho.

-Gracias...- digo. Ella se dirige a la mesa en donde están los dos sujetos. Ellos le dicen que aún no se deciden qué pedir y que por favor vuelva más tarde. La mesera obedece y se retira. Cuando ya estuvo alejada de ellos lo suficiente, reanudaron su conversación.

-¿Cree que alguien sepa de nuestra participación en el atentado?- pregunta el hombre de la capa negra.

Ya sabía yo  que en algo turbio tenían que estar. Tengo que seguir escuchando, de modo que voy devorando el emparedado poco a poco, tratando de demorarme lo más que pueda.

-No, no lo creo. Está todo perfecto- le tranquiliza- nadie jamás podrá relacionarnos.

-Eso espero. Pero cuánto ansío llegar con los dragones dorados... destruiremos a los pocos que quedan... dicen que la Sacerdotisa del Templo es muy poderosa... eso ya lo veremos. He dado órdenes que de a ella la dejen tranquila, que yo mismo quiero encargarme de ella- dice el hombre con capa.

Trato de que el vaso no se me caiga, porque de lo contrario descubrirían mi frustación. Agarro el vaso con fuerza... como tratando de que todo el miedo se escurra por ese método. ¡¡Filia!! ¡Está en peligro! Esto cambia por completo todo: ahora la prioridad es ir con ella y avisarle el peligro que corre. ¡No sé! El punto es que debo irme de allí y hablar con Gaudi ahora mismo.

Me levanto de mi puesto lo más normal que puedo aparentar. Camino despacio... con calma, me murmuro a mí misma. Voy contando cada paso que doy, hasta que llego a la puerta que da a las habitaciones.

-¡Buenas noches!- me dice la mesera desde atrás.

-Gracias, igualmente- le respondo con toda la naturalidad del mundo.

-Señorita, ¿tiene una habitación libre?- le pregunta uno de los hombres- tenemos planeado pasar la noche aquí...

-Claro, enseguida se las muestro...

Escucho esto antes de terminar de irme.

-Por lo menos nos dará tiempo de irnos antes que ellos- digo abriendo la puerta de la habitación.

Cierro la puerta sigilosamente y enciendo la lámpara. Noto que Gaudi está durmiendo profundamente aún. Doy un profundo suspiro, empiezo a prepararlo todo, mañana debemos salir lo más temprano posible. No voy a dejar que le hagan daño a una de mis amigas, primero pasan sobre mí. Rina, Sigfried y Filia son más que mis amigas... son mis hermanas. Todos ellos son como mi familia. Jamás dejaría que alguien les hiciera daño... jamás...

 

-¡¡Gaudi!! ¡¡Gaudi despierta!!- muevo bruscamente su cuerpo, apenas y las primeras luces del alba empiezan a asomarse; pero es mejor partir desde ya. No me perdonaría si llegáramos un segundo tarde.

-¿Qué?- preguntó él con voz adormilada.

-¡¡Tenemos que irnos!!- le exijo, prácticamente.

-¿Mmm? ¿Irnos? ¿Qué? ¿Por qué?- por el tono de su voz se nota que aún está medio dormido.

-¡¡Que nos tenemos que ir!!- digo levantándolo- no hagas preguntas, te cuento en el camino...

-Ya... está bien...-me dice frotándose los ojos- voy a arreglarme...

A los pocos minutos él está listo. Salimos rápidamente y cancelamos nuestra cuenta.

-Que tengan un buen viaje- sonríe la recepcionista, que resultó ser la misma mesera que me atendió anoche.

-Gracias- le sonrío.

 

-¿Y bien?- me pregunta Gaudi una vez estuvimos en camino- ¿Se puede saber esa desesperación tuya por irnos?

-Hay cambio de planes- le digo mirando al frente- tenemos que ir con Filia...

-¿Qué? ¿Y por qué ese cambio?- me pregunta él extrañado.

-Anoche escuché a dos tipos hablando, de aspecto sospechoso. Resulta ser que piensan destruir a los últimos de los Dragones Dorados que quedan... y uno de ellos quiere acabar personalmente con Filia... por eso tenemos que ir con ella... ¿entiendes? ¡Están dispuestos a matarla! Sé que Filia es muy poderosa, pero de todas formas... ese hombre... tenía... una mirada tan extraña. Temo que pueda hacerle mucho daño a ella.

-Entiendo- me dice él sonriendo levemente- no podemos dejar que a ella le pase nada.

-Sabía que lo entenderías- sonrío- ¿Cuánto tiempo crees que nos tome llegar hasta su Templo?

-Unas cuantas horas, si no nos detenemos.

-No nos detendremos...- le aseguro.

 

 

Tiempo después.

Cuando empezamos a divisar a lo lejos el Templo de los Dragones Dorados, mi angustia se va disipando un poco. Noto que todo está en tranquilidad, lo que me lleva a pensar que por lo menos llegamos antes que esos dos sujetos. ¿Cómo estará Filia? Me pregunto si seguirá cuidando al pequeño Valgrav, ella le quería mucho y era su gran responsabilidad. Y Zeros, es casi imposible pensar en Filia y no pensar en él. Para mí ambos siempre estarán relacionados. Yo sé que en el fondo sentían algo muy profundo uno por el otro. Cualquiera podría notar eso y más yo, que siempre he sido muy observadora. Curioso, porque por muy observadora que fui, nunca pude descifrar lo que Zelgadis sentía por mí. ¡Y vuelvo a caer! ¡¡¿Acaso no puedo nunca alejarlo al 100% de mi mente?!! Para qué pregunto... si la respuesta es un NO rotundo.

-Creo que ya llegamos- me avisa Gaudi, tocando levemente mi hombro. Volteo mi mirada levemente. Sí, allí está.

-Vamos con Filia, mientras más pronto tanto mejor- le digo.

Empiezo a hacer más rápido mi caminar al tiempo que los latidos de mi corazón se aceleran. Entonces puedo divisar a Filia a lo lejos. Intento gritar, pero no puedo. No me salen las palabras ¿quizás la emoción? Tal vez...

-¡¡Filia!!- Gaudi alza la mano y la mueve en el aire- ¡¡Filia!!

Ella se voltea. No ha cambiado mucho... sigue siendo una persona muy hermosa, y creo que este par de años no han hecho más que acrecentar su belleza mística. Al principio parece un poco confundida, al igual que el pequeño Valgrav; quien está a sus pies. Filia nos mira detenidamente, cuando nos vamos acercando más entonces su rostro se transforma. Una hermosa sonrisa le adorna sus labios. Se agacha levemente y le susurra algo a Valgrav al oído, entre sonrisas. Luego se pone en pie y va caminando hacia nosotros. Con calma, pero a la vez puedo notar ansiedad en sus pasos.

-¡¡Filia!!- al fin puedo decir y me echo a correr hacia ella- ¡¡Soy yo, Ameria!!

-Oh, Ameria- ella me abraza dulcemente y yo también- ha sido en verdad tanto tiempo...

-Sí... sí...- digo mientras un par de lágrimas se asoman en mis ojos- estoy tan feliz de volverte a ver...

-YO también, y a Gaudi...- ella mira a mi compañero- él no ha cambiado mucho, pero por lo que veo tú sí. Te ves más madura y muchísimo más guapa que antes.

Me sonrojo levemente. No puedo evitarlo cuando se trata de cumplidos hacia mí.

-No me esperaba esta visita, Ameria- sonríe ella- pero he de admitir que me encantó la sorpresa. Dicen que cuando las cosas salen espontáneas, sin planearse, resultan mejores.

-Y también veo que el pequeño ha crecido algo también- dice Gaudi mientras mira a Valgrav, quien le mira con leve curiosidad. ¿Será que le recuerda? Sería muy curioso.

-Sí, él también ha crecido, pero sigue siendo un travieso de lo peor- Filia le dedica una sonrisa pícara al pequeño niño- ¿No es cierto?

Él no contesta, sólo se sonroja hasta el tope. Está muy avergonzado por el comentario. ¡¡Así imposible imaginar lo que era antes!!

-Bueno, eso no importa ahora. Lo que quiero saber es ¿Por qué esta visita tan repentina?- me pregunta ella, volteando hacia mí. entonces recuerdo la verdadera razón de este feliz encuentro. La emoción del momento me hizo olvidarlo.

-¡¡Es cierto, Filia!!- le miro preocupada- es que estamos aquí por una razón de causa mayor... es que vimos, más bien escuché, a unos hombres muy extraños que hablaban sobre destruir a los Dragones Dorados, empezando por ti.

El rostro de Filia cambió totalmente.

-He oído algo de eso, pero no le había tomado la debida atención, creía que eran sólo cosas... chismes. Pero viniendo de ti... creo que tendré que reflexionar un poco la situación.

Justo en ese momento un estruendo terrible estrujó mis tímpanos. Tuve algo de tiempo para cubrírmelos, pero no para la fuerte ráfaga que sentí sobre mi cuerpo. Tuve la sensación no sólo de que me quemaba el cuerpo, sino que por dentro también. Fue algo terrible. Creo que perdí el conocimiento unos cuantos minutos. Cuando desperté, pude notar que mi mejilla estaba pegada, por así decirlo, al frío piso. Traté de ponerme en pie, pero no pude. Me moví un poco y observé a Gaudi a pocos metros de mí, también tirado en el suelo. Vi entonces a Filia de pie, a ella no pareció afectarle el golpe anterior. Frente a ella estaban dos figuras, que reconocí como los dos hombres que había visto anteriormente en el hotel del pueblo. La respiración de Filia era agitada, por lo que deduje que llevaba su tiempo peleando con los dos sujetos. Mi primer impulso fue ir a ayudarla, pero enseguida sentí un dolor punzante que nacía en mis entrañas y recorría el resto de mi cuerpo, estaba completamente paralizada; lo peor es que tampoco podía alejarme de allí, de modo que estaba presenciando la caída de mi amiga. Enseguida los hombres la tenían rodeada y, no pude observar bien, escuché un quejido de dolor proveniente de ella. Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. ¡¡Filia!! Gritaba en silencio, porque  de mis labios no salían palabras. Escuché una leve explosión y lo último que ví de Filia fue cuando la envolvían las llamas. Mis ojos se abrieron de par en par, se quedaron secos, el mundo parecía detenerse por unos segundos y entonces un grito seco y fuerte salió desde lo más profundo de mi ser.

-¡¡¡¡Filia!!!!!!!-

No podía creerlo, se había desvanecido ante mí. bajé la mirada y cubrí mi cara con las manos; que estaban frías, pero eso no importaba, había perdido a alguien que era como una hermana para mí. Mis sollozos se mezclaban con el sonido de las chispeantes llamas, que empezaban a apoderarse de todo el lugar. Comprendí que si no actuaba rápido, Gaudi y yo quedaríamos también atrapados. Intenté levantarme, pero otra vez fue inútil... ya no servía de nada, me había quedado sin fuerzas. Cerré mis ojos y di un suspiro de resignación. ¡¡Me estaba dejando morir!!...

¿Qué demonios crees que estás haciendo Ameria? ¿Es que te vas a dejar morir? Tu amiga puede no estar muerta... ¡¡Puedes aún hacer algo!! ¡¡También Gaudi está indefenso!! ¡¿Qué pasó con todo ese coraje?! Aún no te puedes dejar morir, necesitas encontrar a Zelgadis, necesitas encontrarlo y además, tu padre te está esperando. ¡¡NO puedes dejar que él pierda a la única hija que le queda!! ¡¡Ponte de pie Ameria!!

No sé cómo y no sé por qué, pero esa voz dentro de mí apareció y me auto reprochó, entonces sin darme cuenta, estaba yo de rodillas, tomando fuerzas de la flaqueza para no dejarme morir. Sí, iba a darle hasta el final. Con gran dificultad me puse en pie, entonces sin saber cómo, las llamas se dispersaron, cubrí mi rostro con mi brazo. Un gran brillo se apoderó del lugar.

Cuando abrí mis ojos nuevamente, aún la gran claridad no dejaba distinguir bien las cosas, pero pude ver a una silueta caminar hacia mí. pude notar que no se trataba de una figura femenina, de modo que mis esperanzas que Filia hubiera sobrevivido bajaron, pero no se extinguieron. El sujeto se acercaba cada vez más y más hacia mí, apreté mis puños para darme valor, el que fuera necesario. Poco a poco me di cuenta de que era un hombre alto, de cabellos un tanto azules, en lo que podía distinguir y que cargaba en sus brazos a otra persona. Me llené de alegría al ver que la persona en brazos era Filia y más aún me sorprendí al descubrir la identidad del personaje que nos había ayudado.

Me miró fijamente con esos ojos azules, que no le habían cambiado para nada en estos años. Su mirada seguía siendo la misma. Nos reconocimos y sonreímos mutuamente. Él miró a Gaudi, quien permanecía inconsciente. Me sentí algo aliviada, pero vi a los dos hombres que peleaban contra Filia acercarse a nosotros. Estaban algo lastimados, pero no aparentaban estar tan graves, enseguida me preocupé.

-Ustedes eran los que causaron tanto alboroto...- les dijo él y ellos asintieron.

Su voz sí que había cambiado, sonaba amenazante. Aunque tal vez fuera por el momento en que nos encontrábamos.

-...les voy a pedir un gran favor... agarren sus cosas y váyanse de aquí...

-¿Y si no queremos?- preguntó uno de ellos, de manera desafiante.

-...o atiéndase a las consecuencias- termina de decir, de manera tranquila, como siempre.

No sé si se habrán dado cuenta que él hablaba en serio, o si en verdad ya no estaban en condiciones de seguir una batalla, pero el caso es que no opusieron resistencia y se retiraron sin hacer el menor ruido.

 

Cuando estuvimos solos, él se acercó a mí y cuidadosamente sanó mis heridas. Llevamos a Gaudi y Filia a un claro que quedaba cerca de un lago, en donde les pudimos sanar sus heridas a ellos más cómodamente. A pesar de llevar allí largo rato, no habíamos intercambiado una sola palabra. Eso empezaba a impacientarme, teníamos mucho que decirnos ¿no? Llevábamos tiempo sin vernos y lo mínimo sería algún tipo de conversación, por trivial que fuera. Pero no puedo esperar tanto, él siempre fue de pocas palabras.

-Entonces... ¿Cómo te ha ido? ¿Qué te trae por estos rumbos?- me sorprendió que él rompiera el hielo de esa manera, con tanta naturalidad.

-Buscando el amor- le respondí yo de la misma forma.

Nos miramos durante largo rato. Yo estaba atendiendo a Gaudi y colocándolo cerca de la fogata que habíamos improvisado y él atendía a Filia, que parecía haber quedado algo afectada con la pelea con esos dos sujetos.

-Has cambiado mucho- suspira observándome con detenimiento- ya eres toda una mujer...

-Gracias- suspiro- pero tú no has cambiado... siempre tan... misterioso...

Él suspiró y sus labios se curvaron, emitiendo una leve sonrisa. Aunque tal vez y me haya confundido debido a las sombras de la noche y ví lo que quería ver; no lo que realmente sucedió.

En ese momento, en que atendía a Filia, ella pareció ir despertando y fue entreabriendo los ojos levemente. ella le miró y él le sonrió ampliamente. Filia cerró los ojos y sonrió porque ya lo había reconocido.

-Oh... oh Xellos... volviste- suspiró sonriente.

Yo los observé así, a la luz de la fogata, di un leve suspiro. En el fondo estaba muy feliz por ellos, mi teoría de que Xellos volvería a nosotros era correcta. Había vuelto por Filia, ahora sí estaba segura que se querían. Los contemplé un rato más, preguntándome si algún día esa escena se podría repetir, y Zelgadis y yo siendo los protagonistas.

 

CONTINUARÁ...

 

*Sábado 21 de Octubre, 2001.

Notas:

¡Vaya casi tres meses de no ver por este fanfic! Imagino que ya decían “qué va, si esta %$&@ ya abandonó el fic de Slayers” pues no. Lo que ocurría es que no sabía como terminarlo, porque tenía toda la parte hasta donde encontraban a Filia lista, pero no sabía qué poner después. Entonces recién ayer entré a una página de Slayers en inglés y había una lista de “50 razones para defender:  Filia + Zeros” con imágenes y todo. Entonces caí en cuenta y dije “¡Lo tengo!” ¿Qué mejor manera de terminar el capítulo 2? No creo que haya otra.

Esta pareja es otra de las que me encantan... de modo que en el próximo capítulo tal vez sea narrado en parte por Ameria, y en parte por Filia, porque las sensaciones que Filia experimenta no las puede describir Ameria. Uno de los contras por narrar en primera persona. Pero ni modo...

 

Avances del Siguiente Capítulo: “Mente vs Corazón: pensamientos de Filia.”.

Xellos ha regresado al “grupo” por su propia cuenta. Ameria se muestra muy entusiasta, porque puede significar que pronto encontrarán a los otros, incluyendo a Zelgadis. Pero ante la repentina aparición de Xellos, que le salvó la vida, ¿Cómo se siente Filia? ¿Acaso al fin va dejarse llevar por lo que siente su corazón, o dejará dominarse por su mente?

 

Comentarios y demás cosillas a rei01@tokyo-3.com y, por si no lo han notado, no tengo idea de cómo se escriben los nombres de Xellos, Filia, Sigfried, de modo que si ven errores garrafales, no me critiquen, simplemente manden un mail con la corrección.