Hazlo por ella

de Nadesiko-san

 

Capítulo II: " Y luego de mucho tiempo... "

 

Un gran estruendo se escucho en el monte. Entonces la aspirante a hechicera cambio nuevamente el rumbo del juego.

- ¡¡¡¡¡¡TRAMPOSA, TRAMPOSA, TRAMPOSA, TRAMPOSA MIL VECES TRAMPOSAAAAA!!!!!! –Dalila estaba mirando hacia arriba sin ni siquiera poder mover un dedo.

-¡Ella tiene razón hermana! ¡No es justo que siempre que te estemos por ganar nos hagas esto! –apoyaba Rui, que estaba en la misma situación que Dalila. Ambos estaban inmóviles, ya que su dulce hermana mayor había atado con su daga las sombras de ambos, haciéndolos quedar paralizados y sin poder moverse. En resumen, el "Capturar sombras" era uno de los hechizos que mas usaba Cerín , por su efectividad a la hora de ganar las peleas, y por la diversión que le causaba la situación de los afectados por ese hechizo.

- ¡Precioso! ¡Precioso! –Cerín aplaudía con gran énfasis – Cada día que pasa me sorprendo mas de mi misma. La daga de mamá me ha resultado muy efectiva.

Dalila descendió hasta donde estaban sus hermanos que esperaban a su hermana para que los liberara de una vez. No era la primera vez que ella les hacia eso, desde que Cerín había encontrado esa daga de mango tan fino y hermosamente labrado no se había separado de ella. Sabia perfectamente que era de su madre, razón por la cual prefirió guardar el secreto.

- ¡Le diremos a mama que estuviste revisando sus cosas y le robaste su daga! –acuso Dalila cuando al fin llego Cerín y desclavo el arma de la tierra (y de las sombra) dejándole libre movimiento a la niña. Hizo lo mismo con su hermano.

- Dile si quieres. A mí tampoco me interesaría decirle que ustedes fueron los que en uno de sus "juegos" mancharon toda la ropa que mamá había lavado. ¡Están atrapados!

- Tramposa –refunfuñaron los gemelos de cabello rubio y ojos anaranjados –Siempre es lo mismo.

- Entonces... ¿Quieren volver a pelear conmigo? Hemos jugado casi toda la tarde y aún no me han ganado. Conste que ustedes fueron los de la idea.

Ambos, ofendidos, se dieron la vuelta y se sentaron de espaldas a ella. Cerín pestañeo extrañada.

–Oigan.... ¡acaso van a enojarse por tan poca cosa!... Pero que débiles que son ¡ja! –río, apartando su flequillo y tomándose su corto y lacio cabello.

Aun así no dijeron ni una mísera palabra.

- ...... Perooo, ¿Es que acaso tan en serio se lo han tomado, eh? Solo fue una broma –dijo aganchandose. Sin embargo los niños seguían sin contestar. –Oigaaan –canturreo, tocándole con un palito sus cabezas. Acerco la oreja cuando creyó escuchar sus murmullos. ¿Qué decían? No podía entender.

¡¡¡¡BOLA DE FUEGOOO!!!!

-¡¡¿¿¿QUEEEE???!!!

Con rapidez se aparto de un salto cayendo de espaldas al suelo. Miro su pierna, solo un pequeño rasguño. Iba a comenzar con sus burlas si no fuera porque al levantar la cabeza vio que el hechizo se dirigía a un carruaje que andaba por el camino.

- ¡¡¡¡¡¡¡CUIDADO!!!!!!!!

Los tres hermanos se cubrieron asustados cuando el hechizo hizo colisión.

Solo atinaron a quedarse absolutamente petrificados y mudos.

- ¿P-pero... q-que hemos hecho? –lamento Rui bajando el brazo.

- ..... ¿Acaso fue nuestra culpa? –lloriqueo Dalila aterrada al ver todo el humo que había donde antes estaba el carruaje. Cerín frunció el entrecejo y se volvió con una mirada asesina hacia sus hermanos.

- ¡¡¡¡IDIOTAS!!!! ¡¿TIENEN IDEA DE LO QUE HAN HECHO?! ¡¿CUÁNTAS VECES NUESTRO PADRE NOS A DICHO QUE DEBEMOS TENER CUIDADO CUANDO PRACTICAMOS MAGIA?!

- ......Lo siento. No sabíamos que esto sucedería –Dalila estaba con los ojos mojados, a punto de ponerse a llorar, absolutamente culpable – Tu también discúlpate Rui.... –miro a su gemelo, el cual observaba al frente -¿Te ocurre algo Rui?

No contesto. Al contrario, se fue corriendo rápidamente hacia donde ahora estaba lleno de humo.

- ¡PERO RUI! –grito Cerín -¡ESPERA DALILA! –volvió a exclamar cuando la otra también se fue -¡Por mil demonios estoy cansada de hacer de niñera de esos dos!

Ella también los siguió.

 

Cuando el humo se disipo tres figuras se dejaron ver. Una de ellas sostenía a la otra por la cintura y la de la silueta de niña estaba flotando en el aire.

- ¡Cof! ¡Cof! –tosió el viejo al bajarse –Gracias por haberme salvado su majestad –agradeció mirando al hombre que lo había salvado, aunque este no respondió - ¿Usted se encuentra bien Princesa Ariadna?

La niña también tosió por el humo que aún persistía.

- Por supuesto que si Albert, gracias por preguntar –contesto sacudiéndose el polvo de la ropa. - ¿Tu padre te encuentras bien?

- Si –solo contesto - ¿Qué demonios habrá sido eso?

- No lo sé su majestad, ¿Alguna conspiración quizás? –dijo, recibiendo enseguida una mirada asesina por parte del otro hombre. - ¡Oh!, ¡Disculpe señor! Debí haberme ca--

- ¡Mira padre! ¡Alguien viene! –dijo la pequeña señalando hacia el frente, refiriéndose al chico que ya estaba cerca de ellos. Los dos adultos miraron hacia donde señalaba la niña, y ,efectivamente, comprobaron lo que ella decía cuando el niño llego hasta allí.

- ¿Es--están bien? –pregunto jadeante – Lo siento fue culpa mía y de mi hermana. Estabamos jugando y no supimos controlar bien el hechizo.

- ¡Pues deberías tener más cuidado muchachito! ¡¿Tienes idea frente a quien estas?! ¡Para tu saber ellos son.....!

Pero no siguió ya que el otro sujeto le toco el hombro y negó con la cabeza.

- ¡¡¡RUI!!! ¡¡¡RUI!!!

El niño se dio vuelta cuando escucho a dos voces femeninas llamar por su nombre. Ambas hermanas llegaron a donde estaban Rui y los otros, los cuales para ellas eran desconocidos. Aunque para Cerín el hombre mas alto le era terriblemente familiar.

- ¡Cuantas veces mamá te ha dicho que no debes hablar con extraños! –exclamo Dalila agarrando del pelo a su hermano.

- ¡AYAYAYAYAYAY! ¡SUÉLTAME YA IDIOTA!¡¿QUÉ DERECHO TIENES PARA PODER GOLPEARME?!

- ¡EL SIMPLE DERECHO DE HABER NACIDO DOS MINUTOS ANTES QUE VOS!

- ¡¿TE CREES MUCHO POR ESO?!

- ¡CÓMO HERMANA MÁS GRANDE QUE VOS TENGO TODO EL DERECHO A GOLPEARTE! –exclamo, y nuevamente se tiro arriba de su hermano, repartiendo golpizas, cachetadas y demás.

- ¡HISTERICA, VIOLENTA!

- ¡INUTIL, CEREBRO DE MEDUZA! –gritaba Dalila mientras le seguía pegando. El hombre dio un respingo cuando escucho el insulto "cerebro de medusa", que le resulto simplemente familiar.

- ¡YA BASTA! –exclamo Cerín separando a los dos. Volviéndose a cada uno los siguió retando - ¡¿ES QUE ACASO NO PUEDEN DEJAR DE GRITAR?! ¡LO UNICO QUE SABEN HACER ES GRITAR Y GRITAR! ¡YA ESTOY CANSADA DE TANTOS Y TANTOS GRI--

Se callo, cuando todas las miradas de asombro estaban dirigidas a ella. Se sonrojo.

- Discúlpenos –dijo totalmente apenada bajando la cabeza -¿Hay algo en que podamos ayudarle? Espero que no se hayan lastimado por lo de hace un momento.

- No te preocupes niña –dijo el viejo –El problema es que ahora no podremos seguir con el viaje. La carreta quedo totalmente destruida. Gracias a Cephid que el caballo salió ileso.

Los tres hermanos se quedaron callados sin saber que decir.

- Quizás puedan ayudarnos ¿Saben donde vive la familia Gabriev? –intervino la niña.

La joven y los gemelos se miraron confundidos.

- ¿La...

- ....familia

- Gabriev...?

- Si el señor Zellgadis y su hija son los invitados del señor Gourry y su esposa Lina. ¿Los conocen?

Rui y Dalila se volvieron a mirar confundidos, ¿Quiénes eran esos que conocían a sus padres?

- ¡Claaaaaro! ¡Pero que tonta! –exclamo impresionada Cerín – ¡Usted es el señor Zellgadis! ¡El amigo de papá y mamá! ¡Y creo que esa niña es su hija! ¿O me equivoco?

- Por supuesto que no. Entonces si tus padres son Lina y Gourry tú debes ser la primera hija de ellos, Cerín –dijo Zellgadis manteniendo la seriedad –Y ustedes son Rui y Dalila.

- Si –afirmaron, aunque no entendían nada de lo que estaban hablando. Zellgadis hizo un gesto a su hija para que se presentase.

- Mi nombre es Ariadna, Ariadna Greywords Hebe Saillune –dijo la niña con una pequeña reverencia, pero tímida, tal como la habían acostumbrado sus tutores. La mayor de los tres le sonrío.

- Yo me llamo Cerín, y ellos –dio palmadas en las cabezas de los gemelos- son mis hermanos Rui y Dalila. Mucho gust...... ¡¡¡¡¡AAAAAAHHHHHH!!!!!

- ¿Qué te ocurre hermana? –pregunto Dalila.

- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡En-en-en-en-entonces si ella es Ariadna Greywords Hebe "SAILLUNE" –señalo a Zellgadis- u-u-usted debe ser el rey de Saillune! –exclamo dando un salto hacia atrás y poniéndose en seguida en pose de reverencia – ¡Disculpe nuestra irrespetuosidad su majestad!

A todos les corrió una gota fría por la frente.

- Oye hermana estas haciendo el ridículo –mascullo avergonzado Rui, codeándola. –Dalila dile algo..... Dalila ¡¿Tu también Dalila?! –exclamo cuando vio a su gemela también en pose de reverencia.

- ¡IDIOTA ESTAS FRENTE A UN REY! –grito ella jalándolo bruscamente al piso.

- No se preocupen –intervino Ariadna –No es necesario ninguna reverencia.

- Basta de tanta charla. Mejor va a ser que nos hagan el favor de dirigirnos hasta su casa –dijo Zellgadis en tono serio. Cerín asintió con la cabeza y se incorporo de un salto.

- Pero su majestad. El carruaje se ha hecho añicos –intervino el viejo.

- Iremos caminando, tu puedes volver a Saillune.

- Pero majes--

- Ya dije y no se habla más. Vamos Ariadna.

- Si padre –dijo en voz baja la princesa.

Ambos siguieron a Cerín, Dalila y Rui, el cual seguía sin entender.

 

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

El sol ya se estaba poniendo y Lina comenzaba a preocuparse cada vez más.

- Oye Lina no te pongas nerviosa. Ya veras que los niños llegaran. Sabes bien que ellos siempre son así.

- ¡¡No estoy nerviosa!! –exclamo con los ojos llenos de ira.

- No... para nada..... –dijo Gourry con una gota en la cabeza –Es la tercera vez que lava ese plato –penso sonriendo –Déjame ayudarte.

Ella suspiro.

- Gracias Gourry..... discúlpame no quise gritarte.

- No te preocupes..... ¿Eh...?

Algo (o alguien) había llamado la atención a Gourry. Entonces acercándose al vidrio de la ventana, sonrió –...Hablando de Roma...

- ¿Qué?

- ...el burro se asoma... Mira –dijo haciendo un gesto con la cabeza. Arqueo las cejas cuando le pareció ver a otra figura aparte de la de sus hijos –¿Qué?... ¿¡Lina acaso no vienen con Ze...!? –miro a su lado -¿Lina...?

 

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

- ¡¿CUÁNTAS VECES LES HE REPETIDO QUE NO ME GUSTA QUE VENGAN A ESTAS HORAS?! –gritaba como sargenta mientras se secaba las manos - ¡¿ACASO NO SABEN QUE A ESTA HORA ANDAN MERODEANDO ANIMALES PELIGROSOS CERCA DE A....?!

Gourry salió tras ella cuando la vio enfurecida. Efectivamente quien acompañaba a los niños era el que Gourry había creído reconocer.

- ¡Zellgadis!

- Buenas noches Lina, Gourry –respondió Zellgadis -¿Nuevamente embarazada? –pregunto irónicamente ante la mujer que parecía petrificada. Rui y Dalila corrieron a abrazarla.

- ¡Mamá!

- Este señor dice que los conoce a ti y a papá –dijo Rui señalando a Zellgadis, recibiendo enseguida una golpiza de Dalila -¡¡¿Y ahora por qué me pegas?!!

- ¡¡Estúpido!! ¡¡Es de mala educación señalar con el dedo a una persona y más todavía si esa persona es un rey!!

- Me da gusto que te encuentres bien Zellgadis –intervino Gourry extendiendo la mano y recibiendo el gesto enseguida.

- Ha pasado mucho tiempo... Y veo que no lo has desperdiciado –dijo mirando la enorme panza de Lina. Gourry levanto una ceja, signo claro de "no entiendo" y Lina (al igual que Cerín) se sonrojo ante la indirecta. Los tres más inocentes no lograron captar lo que Zellgadis había dicho y pestañearon extrañados.

- Dalila ¿Qué es lo que no ha desperdiciado papá? –dijo por lo bajo Rui. Ariadna se acerco tímidamente a ellos y paro la oreja para escuchar.

- No lo sé, quizás se refiere a--

- ¡Ejem! ¡Ejem! Ya basta de tanta charla. Mejor vamos para adentro que papá y mamá seguro querrán hablar con el hombre –dijo y los comenzó a arrastrar para adentro. Antes de entrar miro a su madre quien le guiño el ojo.

Lina se acerco a Ariadna. Era increíble el parecido de la niña con su madre. Sentía como si estaba mirando a la mismísima Ameria de pequeña. Realmente la extrañaba.

- Buenas noches señora –dijo Ariadna sacando a Lina de sus pensamientos.

- Buenas noches Ariadna ¿No te acuerdas de mi, verdad?

La princesita negó con la cabeza.

- Pregunta tonta la mía –dijo sonriendo- Eras demasiado pequeña.

Zellgadis se acerco a ambas seguido por Gourry.

- Y bien Lina –dijo Zellgadis- ¿Qué era eso tan importante que tenias para decirme?

- Mejor entremos adentro. Ya se esta haciendo de noche –propuso Gourry.

Y los cuatro entraron en la casa. Ariadna miro a la mujer de cabello anaranjado, no sabía el porque pero el hecho de verla le producía una gran alegría.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

- Y bien, ahora díganme para que necesitaban que yo viniera –insistió Zellgadis sentándose en la silla del comedor.

- ¿Quieres cenar con nosotros? –pregunto Gourry. Entonces sin esperar respuesta Lina puso un gran plato de comida enfrente de él. A pesar del tiempo, de un modo u otro Lina seguía siendo igual de autoritaria. Zellgadis se resigno y murmuro un "Gracias".

- Esto es para ti –dijo Lina sirviéndole a Ariadna.

- Muchas gracias señora –contesto ella. Iba a disponerse a comer cuando vio a los tres hermanos engullir como unos animales. Además era increíble la capacidad que tenia Cerín para no dejar de hablar, cualquier tema parecía ser bueno para una conversación. Miro a su papá pensando que el estaría igual de sorprendido, todo lo contrario: el comía serio como lo hacia siempre y restándole importancia al asunto. Ella haciendo lo mismo se encongio de hombros y comenzó a comer.

- ¿Zellgadis no te has traído ninguna valija? Según creo luego de irte de aquí te iras de viaje a otros reinos, ¿no es así? –dijo Gourry.

Y a Rui y Dalila se le cayeron el tenedor de las manos. Cerín por primera vez en la cena cerro la boca.

- Es verdad –agrego Lina- ¿No te has traído nada?

Ahora si que los gemelos querían que la tierra los tragase. Si su madre llegaba a enterarse que por su culpa habían destruido carruaje, valijas, ropa y todo incluido con su magia ardería Troya. Y esta vez ni su padre los salvaría.

Ambos, por debajo de la mesa, se tomaron de la mano. Cerín los miro y susurro, como tantas otras veces:

- "Se los dije"

Ariadna miro a su padre, este entendió el mensaje de su hija.

- Hubo un pequeño percance y las valijas se perdieron. Eso es todo.

Rui y Dalila primero se sorprendieron, pelo luego suspiraron aliviados. Por el aspecto y la forma de ser de ese hombre pensaban que los llevaría al muere diciéndole la verdad a Lina. Espadachín y hechicera se miraron confundidos. Era extraño, hasta la última vez que lo habían visto Zellgadis siempre había sido muy responsable con sus cosas.

- ¿Y a ustedes dos que les pasa? –pregunto Lina al ver a sus hijos con sudor frío recorriéndole la frente.

- ¡Nada! ¡Nada! –respondieron enseguida y siguieron comiendo haciendo honor a su apellido.

Cuando ya terminaron Lina mando a dormir a sus tres indios. Entonces solo quedaron en la mesa iluminada por una tenue lampara Gourry, Lina, Zellgadis y Ariadna. Esta ultima bostezo.

- ¿Tienes sueño Ariadna? –pregunto Lina – Si quieres puedes ir a dormir con mis hijos. Dile a Cerín que te prepare una cama y te de un pijama.

- ¿No será mucha molestia?

- Por supuesto que no pequeña –agrego Gourry –La habitación es la última del pasillo.

- Muchas gracias –dijo Ariadna – Buenas noches.

De un salto bajo de la silla que aun le quedaba algo alta. Lina iba a decir algo sobre lo parecido que era la niña a Ameria, pero pensándoselo mejor prefirió quedarse callada. Aun así era extraño, los ojos de madre e hija eran totalmente diferentes. No solo por su color si no también porque mientras los de Ameria siempre fueron vivaces y llenos de alegría los de Ariadna parecían ser tristes y callados. Además ella estaba esperando que la niña saludara a Zellgadis con un beso como lo hacían sus hijos para con ellos. Pero no, solo dio las buenas noches y desapareció por el pasillo.

Gourry observo a Lina y por su cara supo que ella estaba pensando lo mismo que el. Ahora que lo recordaba bien desde que los nuevos visitantes habían llegado ninguno de los dos mostró un poco de afecto entre ellos. Ni Ariadna hacia su padre ni este hacia a su hija. Era como un muro que los separaba.

Zellgadis ajeno a lo que Gourry y Lina pensaban siguió tomando su café que esta le había servido. Luego dejo la taza en la mesa.

- Y bien –dijo – Ahora díganme para que necesitaban que yo viniera.

Lina miro a Gourry y este asintió con la cabeza. La hechicera saco de su bolsillo el sobre.

- Luego de que nos entregaste las cosas de Ameria nosotros guardamos todo eso en el sótano, dentro de unas cajas. Y la otra vez limpiando encontré esto –termino de decir entregándole la carta.

Los ojos de Zellgadis se abrieron, como sacando una foto, cuando reconoció la letra en el sobre. No pudo disimular su impresión. Y también la tristeza que lo invadió repentinamente.

- Pe--pero... –tartamudeo -... Esta es la letra de... Ameria...

 

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

- ¿No creen que ese hombre es demasiado serio, eh?

- ¿Por qué lo dices Rui? –pregunto Cerín cepillando el pelo de su hermana.

- Pues no parece malo –agrego Dalila –Ahora que lo recuerdo mamá y papá una vez hablaron de él. Y creo que también hablaron de su mujer. Si no me equivoco su nombre era Ameria –termino alzando el dedo, como si dijera un gran misterio.

- ¿Y que fue lo dijeron? –pregunto Rui calzándose unas medias.

- Pues que--

- Que ella se murió –interrumpió Cerín – Eso, ¿verdad?

- Si, eso fue lo que dijeron –respondió la niña tristemente.

Rui se sentó en la cama. Y mirando a su hermana mayor pregunto:

- ¿Tú la conocías?

Cerín se quedo un momento callada pensando bien su contestación.

- Sí. No la recuerdo perfectamente. Después de todo yo era bastante pequeña –dijo cuando termino de cepillar el cabello de su hermana y con una palmadita en la espalda la mando a que se acueste en su cama. Ahora peinándose ella, siguió hablando –Solo tengo algunas imágenes vagas de su rostro, era una mujer muy bonita. Pero una de las cosas que mas me quedaron grabadas en la memoria era su dulce voz cuando me cantaba canciones. Según mamá yo siempre le dije "tía".

- Ya veo –dijeron al unísono los gemelos.

- ¿Y como murió? –pregunto Rui.

- Eso es algo que no lo sé. Mamá nunca quiso decírmelo y yo tampoco quise ser insistente. Pero escúchenme bien una cosa: como se habrán dado cuenta Ariadna es la hija de esa mujer asique no quiero que nombren a su madre ni un momento. O de seguro eso la pondrá muy--

Pero no siguió cuando se dio cuenta que en la habitación había alguien mas que ella y sus hermanos.

- Pe--perdón. No sabia que tu estabas a--aquí.

- No te preocupes –dijo Ariadna luego de unos momentos –Creo que tendría que haber llamado antes de entrar. Les pido disculpas.

Cerín y Dalila se quedaron mudas. Especialmente la mayor que quería que la tierra la tragase.

- Entonces... –dijo Rui sacándose las pantuflas - ¿Qué estabas por decir Cerín?

Almohadazo.

- ¿¡Y ahora que te pasa Dalila!?

- ¡¡Estúpido!! ¡¿Acaso no te das cuenta que esta la niña enfrente nuestro y Cerín dijo que no debemos hablar de esa mujer enfrente de e... lla...

- Mejor cállense –dijo Cerín tapándoles la cabeza con la almohada –Discúlpenos princesa. Es que mis hermanos son muy tontos.

La niña negó con la cabeza.

- No te preocupes. Y... Por favor me gustaría que me llames por mi nombre, Ariadna. –Cerín asintió –La señora me dijo que les dijera que hoy dormiré con ustedes, si no es mucha molestia.

- ¡No, no! ¡Por supuesto que no! –exclamo Cerín. Luego le señalo una caja –Mira arriba de eso hay un pijama mío de cuando era niña si quieres puedes ponértelo.

- Gracias –dijo y tomándolo se dirigió al baño para cambiarse.

Cerín comenzó a preparar otra cama al lado de la de ella.

- Es una niña muy callada, tal como su padre ¿No creen? –dijo Rui.

- Aha –asintieron las dos hermanas.

Luego volvió a entrar Ariadna.

- Muchas gracias, ¿Yo dormiré acá verdad? –dijo señalando la cama que había preparado Cerín.

- Sí –respondió, y luego dirigiéndose a su hermanos y a la invitada deseo que duerman bien.

Ariadna se adentro en la cama que le había preparado la joven. Esbozo una pequeña sonrisa. A pesar de que la cama no era tan grande como la suya se sentía mejor allí. Verdaderamente su habitación en el palacio, tan grande y lujosa le daba algo de miedo. Pero aun así siempre se la había aguantado.

Apretó consigo el brazalete de su madre.

- Buenas noches mamá...

Le hubiese gustado seguir escuchando la conversación sobre su madre. Pero aunque sea ahora sabia algo mas. Ella tuvo una hermosa voz.

Todos se acostaron al fin. Cerín apago la luz del velador. Silencio...

¡Toc! ¡Toc!

- Hoy no Rui, estoy muy cansada –dijo Cerín sin apartar la cara de la almohada.

¡Toc! ¡Toc!

Dalila prendió el velador.

- ¡Deja ya de hacer ruidos!

- Pero... Hoy papá se olvido de contarnos un cuento...

Cerín y Dalila se cayeron de la cama.

- ¡Hace una semana que papá no nos cuenta ningún cuento! ¿¡Por qué te venís a acordar justo ahora!?

- Pues tu no se Dalila. Pero ayer mientras tú dormías como marmota –a la aspirante a espadachín le comenzó a salir un aura roja, llameante –Cerín a mi si me contó cuentos.

La niña dejo de echar humo de repente.

- ¿En--entonces a él le contaste cuentos y a mi no? –lloriqueo Dalila a su hermana.

La mayor suspiro.

- Bueno. Hoy que están todos despiertos le contare uno –se tomo el mentón pensando cual seria -¿Qué tal si les cuento una de cuando mamá y papá viajaban en busca de aventuras?

- ¡¡¡Si!!! –respondieron a coro los gemelos y enseguida se sentaron en la cama.

- ¿Tu también quieres escuchar Ariadna? –pregunto Dalila.

- ¿Cuentos?

- Sí, cuentos. Los que se tratan sobre nuestros papás son muy entretenidos.

Ariadna se quedo callada.

- ¿O es que nunca te contaron uno? –pregunto Cerín. La princesita negó con la cabeza – Ah... ya veo...

- ¿Ni siquiera tu papá? –pregunto Rui. Ella volvió a negar.

- Se que hay muchos de ese tipo en la biblioteca. Pero el estudio no me da tiempo de ver ninguno. Mi padre no puede leérmelos, él es un hombre muy ocupado –respondió mientras por debajo de las sábanas apretaba nerviosamente el brazalete de su madre.

Todos se quedaron callados. ¿Qué clase de infancia esta teniendo esta niña que nunca le contaron nada antes de ir a dormir? Se pregunto Cerín. Y ahora que lo pensaba bien en ningún momento Ariadna se dirigió a ese hombre como papá (tal como lo hacían ellos) si no con un simple "padre". Eso era algo que le resulto muy extraño, y también muy triste.

- Bueno ¿Y quieres escuchar uno? –pregunto Cerín. La niña asintió con la cabeza, sin poder disimular la emoción –Bueno, resulta que en uno de los viajes de papá y mamá ellos estaban persiguiendo a un tipo llamado Black Fox porque resulta...

 

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

- Tómalo. No la quiero.

Lina y Gourry se sorprendieron cuando Zellgadis les devolvió la carta.

- ¿Pero por qué?

Zellgadis hizo la cara a un lado.

- Creo que es mejor que me vaya ahora mismo –entonces tirando para atrás la silla se levanto.

- Espera –lo detuvo Lina –No has contestado mi pregunta, ¿Por qué no quieres leer la carta?

- Por favor Gourry ve a despertar a Ariadna. Dile que nos vamos.

Gourry se levanto para hacer caso a lo que le pidieron, pero Lina lo retuvo por la muñeca.

- No te dejare ir hasta que me digas porque no quieres leerla.

- Ni aun embarazada y con tres hijos dejas de ser tan autoritaria. No has cambiado en nada –cerro los ojos y los volvió a abrir, muy serio –...Sabes bien que yo deje de hablar sobre ella hace ya mucho tiempo. ¡Tu no tienes idea de lo que ha costado darse a la idea de que ella estaba muerta!

Lina se sorprendió y ya no supo que decir. Entonces Gourry decidió intervenir.

- Zellgadis: nosotros no somos nadie para obligarte a que leas esa carta. Si algún día cambias de opinión ten en cuenta que nosotros aun la conservaremos.

El no respondió.

- Con su permiso iré a despertar a Ariadna.

Entonces Zellgadis se marcho dejando a Lina y a Gourry sumamente confundidos.

 

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La ex quimera siguió caminando sabiendo que sus dos amigos le seguían con la mirada. Les tenia envidia. Envidia porque eran felices. Envidia porque sus hijos los querían. Envidia porque, a pesar de que hubo un tiempo en que ninguno de los dos lo reconocían, ellos siempre se tuvieron el uno al otro...

Estaba por tocar la puerta de la habitación cuando, entonces, escucho a su hija reír. Sorprendido, espío por la rendija que estaba entre el marco y la puerta.

- ¡Vamos Ariadna tu también participa! –exclamo Dalila tirándole un almohadazo a la que, hasta ahora, solo había sido espectadora.

- No seas bruta. Ariadna es una niña de verdad –dijo obteniendo enseguida la atención de la princesa –ella no es un hombre como tú.

- ¿¡Que dijistes idiota?! –y esta vez fueron mas las almohadas que se empotraron en el rostro de Rui.

Ajeno a esto Cerín se agacho hacia Ariadna y sonriéndole le alcanzo un par de "proyectiles".

- ¡Vamos! ¡También participa!

Zellgadis vio como su hija comenzaba a incluirse en la lucha de almohadas, primero tímidamente y luego con mas confianza. Hace mucho que no la veía reírse y divertirse de esa manera. Sabia que ellos tenían que reunirse con sacerdotes, reyes y príncipes ya que, después de todo, su hija debía acostumbrarse a las obligaciones que conllevaban a ser la próxima heredera a la corona de Saillune. Pero unas pequeñas vacaciones a Ariadna no le venían mal, se los merecía sin lugar a dudas. Esbozo una sonrisa.

- Bien, entonces nos quedaremos un poco mas de tiempo –susurro Zellgadis y volvió por donde había venido.

Lina y Gourry se sorprendieron cuando lo vieron volver sin estar acompañada de la niña.

- ¿Queda alguna cama para mi? –pregunto, sin perder la seriedad. Ambos esposos sonrieron y asintieron con la cabeza. ¿Qué fue lo que le habia hecho cambiar de opinión tan repentinamente? se pregunto Lina, aunque prefirió restarle importancia. Ese día había sido muy largo y todos se merecían un buen descanso...

 

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