Capítulo 8:

Una vida por otra

 

 

-¿Por qué tanto secreto, Umi? ¿Por qué no me quieres contar nada?

Fuu trataba de seguirla, Umi había empezado a andar muy rápido.

-Vamos, Umi... Sé que algo grave te ha ocurrido, eso no me lo

puedes negar... Umi continuó andando en silencio y Fuu tuvo que resignarse a que no le respondiera a ninguna preguna.

"Debo volver a Zafiro", era lo que pensaba la joven de ojos azul claro. No escuchaba nada más excepto su voz interior, era como si para ella Fuu no existiese...

"Pero ¿cómo puedo volver? No les puedo explicar nada a Hikaru ni a Fuu... ¿Cómo iba a poder contarles que he matado a Kreff? No... No pueden saber nada... Dios mío ¿y qué pasará ahora con el reino de Zafiro?"

Umi empezó a correr, así que Fuu desistió de seguirla...

-¿Por qué eres tan misteriosa, Umi? – pensó Fuu en voz alta.

¿Qué podía estar pasándole a Umi? ¿Por qué ya no hablaba tanto con ella? Recordaba las largas conversaciones telefónicas con ella, hacía ya meses que no conversaban de sus problemas, sus alegrías, sus dudas...

Fuu no pensaba que Umi no quería contarle nada para no entristecerla aún más...

 

* * * *

 

Aquella noche Umi se recostó lentamente sobre su cama. Tenía la mirada perdida y las mejillas resecas de tanto llorar. Sentía que sólo podía hacer eso: llorar.

Había deseado con todas sus fuerzas regresar a Zafiro, pero siempre que volvía a abrir los ojos veía el techo de su habitación que ahora se le aparecía como una celda con altos e infranqueables muros. Deseaba que su mano nunca hubiera empuñado aquella fastuosa daga, que nunca hubiera ocurrido lo que había ocurrido, que aquella sangre no fuera la de Kreff... Kreff, la persona que la había enseñado a amar y a la que ella había hecho desaparecer para siempre...

-Daría mi vida por devolverte la tuya, Kreff...

Lo dijo cerrando con fuerza los ojos. Mas algo le hizo abrirlos de golpe.

-Es un sueño la vida...

¿Quién estaba cantando?

-...pero un sueño febril que dura un punto...

¿Aquella voz era de...

-...cuando de él se despierta, se ve que todo es vanidad y humo...

-¿Amarilis? – pronunció Umi en voz alta, sentándose en la cama.

Su imagen se materializó. Amarilis la sonreía con una sonrisa maternal.

-¿Te envía Gurú Kreff? – le preguntó y al verla asentir con la cabeza Umi sintió que la alegría volvía a renacer en su corazón – Entonces no ha muert...

-Su último deseo fue que te hiciera feliz – la interrumpió Amarilis rápidamente, dándole a entender que Gurú Kreff sí había muerto.

-Entonces... Entonces devuélvemelo... Devuélveme a Kreff.

La súplica de Umi era verdaderamente desoladora.

-No puedo, Umi, querida... – fue la respuesta de Amarilis -. Aunque estabas bajo la influencia de Presea tú mataste a Kreff, no puedo conceder ese deseo a la causante de su muerte. Lo siento mucho, Umi.

-No... Yo no quise matarlo – Umi se llevó las manos al cuello, llena de impotencia -. Debe haber alguna manera de devolverlo a la vida, él es quien se cuida de Zafiro ahora que no hay Pilar... Sin él Zafiro...

-Hay una manera... – dijo entonces Amarilis -. Pero dependería de cuánto estás dispuesta a dar a cambio...

Amarilis se acercó sigilosamente a ella, como una pantera a punto de atacar a su presa y puso su mano sobre el corazón de la joven.

-¿Estarías dispuesta a entregármelo? ¿A separarte de él?

-¿De... De qué? – Umi no sabía a qué se estaba refiriendo hasta que Amarilis depositó la mano sobre su estómago.

-A cambio de esta vida yo te daría la de Kreff.

-¿Te estás refiriendo a...

¿Un hijo? ¿Iba a tener ella un hijo? ¿Un hijo de Kreff y suyo?

-Esta criatura que se está creando en tu interior sustituiría a Kreff, pues él volvería a la vida como un terrestre a tu planeta, no recordaría nada de Zafiro... Sería una vida a cambio de otra.

Umi escuchaba con atención. Sentía la mano de Amarilis sobre su barriga, presionando...

-Antes has dicho que darías tu vida por la de Kreff, Umi... Bien, ésta es tu vida – con sus ojos señaló su estómago, lo que se estaba formando dentro - ¿estás dispuesta a dármela? ¿Estás dispuesta a tal sacrificio?

En ese instante, algo surgió en su memoria. Algo que nunca había podido olvidar desde que se lo dijeron, algo que noche y día continuaba patente en su cabeza y que por alguna extraña razón había olvidado durante esos momentos, cuando nunca antes había sido capaz.

-Mi enfermedad... Yo estoy enferma – afirmó con resignación.

Amarilis le acarició el mentón y continuó sonriendo.

-Tu salud se restablecerá con tu sacrificio – respondió logrando que los ojos de Umi se abrieran, espectantes -. Pero... - añadió entonces con expresión seria -. Pero algo cambiará en vuestras vidas después de él, guerreras mágicas...

¿Algo? ¿Qué? ¿Y por qué ahora Amarilis se refería en plural a las guerreras mágicas? ¿Qué significaba que iba a pasar con Hikaru, Fuu y ella?

¿QUÉ?

 

Continuará...