Magia.

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Capítulo 2: “Explicaciones”

 

-Quiero que escojas hijo- dice Hotaru mirándole detenidamente.

-¿Escoger?- pregunta él.

-Es una historia en verdad muy larga y dolorosa, por lo que no quiero contarla, por lo menos por ahora- suspira su madre- sólo quiero que sepas que tu padre y yo provenimos de una familia de hechiceros. Ocurrieron muchos sucesos tiempo atrás y por eso tuve que irme de allí. Ahora al parecer se requiere tu presencia en el Concilio... no sé si aceptes ir.

Ryo cerró los ojos por unos segundos. Sabía que había algo que su madre no se atrevía a contarle. Por lo que había escuchado minutos antes, era casi obvio deducir que habían asesinado a su padre, o algo por el estilo. Su madre jamás se lo contaría, de modo que él tendría que averiguarlo por su cuenta. Y la única forma era... entrar al Concilio.

-Sí... quiero ir mamá- dice seriamente.

Hubo un silencio en toda la sala. Hotaru, aunque no cambió su semblante, sonrió por dentro. “Empieza a parecerse a Keitaro” piensa. En lo que respecta a Miyuki, no pudo dejar de mostrar una sonrisa amplia. Ella sí que esperaba esto, era la oportunidad que esperaba, de mostrarle a los Jefes del Concilio quién era ella. Era alguien en quien podían confiar y depositar una gran responsabilidad. Ella se encargaría de Ryo y lo convertiría en lo que decía su destino. Meiko, por su parte, sólo observaba a los presentes. Su mirada estaba fija en Ryo. Sabía que ahora tendría que cuidar de Ryo, dentro y fuera del Concilio; por lo menos hasta que él se adaptara. Lo haría muy bien, se prometió a sí misma.

-Bueno, entonces yo prepararé todo para tu llegada- dice Miyuki dándole un beso a Ryo en la frente- no me busques, cuando todo esté listo yo vendré contigo. Lo mismo va para ti, Meiko ¿entendido?

-Sí, seguro- le respondió Ryo. Y Meiko asintió en silencio.

Miyuki sonríe levemente y mira a Hotaru. Ambas intercambian miradas, un poco difíciles de interpretar. Pero no para Miyuki, ella sabe que Hotaru trata de decirle que cuide a su hijo. Ella se retira de la casa, con Miyu y Satsu detrás de ella.

Meiko y Ryo se miran.

-¿Cuándo crees que Miyuki me busque?- pregunta Ryo mirando a la joven.

-No lo sé. Pero no tardará mucho, Miyuki logra siempre lo que se propone, aunque tenga que oponerse a todo el mundo- sonríe Meiko con seguridad- te aseguro que tu entrada al Concilio está garantizada con ella. Nos vemos mañana en la escuela ¿de acuerdo?

-Sí, hasta mañana entonces- sonrió levemente.

Ryo hizo ademán de darle un beso en la frente, pero ella se alejó con rapidez y sutileza y salió de su casa. De modo que él se quedó con las ganas.

 

Sangre... roja... roja y espesa. Y caliente. Mis manos están cubiertas de ella. Sólo puedo observar mis manos, pero sé que no hay nada a mi alrededor. La sangre roja, espesa y caliente. Voy sintiendo que me quema las manos lentamente. Intento gritar, pero no lo hago. No porque no pueda o no quiera... si no porque nadie me escuchará. Observo la sangre... roja, espesa y caliente. ¿Cómo me relaciono yo con ella? ¿Habré matado a alguien? ¿O mataré? No sé, pero creo que ella y yo guardamos cierta analogía.

Sigo observando la roja, espesa y tibia sangre. Porque ha pasado de caliente... a tibia. Levemente se va poniendo fría como el hielo. Entonces me quema por el frío.

 Entonces el rojo se va tornando morado...

...lila...

...azul...

...celeste...

Es agua... agua fría y pura. La imagen de Meiko aparece. Entonces todo se tiñe de rojo de nuevo... ¿La sangre es de Meiko?

-¡¡No!!- Ryo se despierta de repente. Suda mucho y respira agitadamente. Miró sus manos. Las movió levemente, en verdad las sentía calientes antes y ahora las sentía frías. ¿La sangre era de Meiko? Si no ¿de quién era?

 

Tatsumi iba caminando furiosa por la calle, rumbo a la escuela. Seita la distinguió de lejos. Puede notar que la chica está enojada. Decide seguirla a una distancia prudente, porque sabe que cuando su amiga está enojada, no controla mucho su carácter. Entonces se pregunta el motivo de su enojo.

-Eh... T-chan... T-chan…- le llama levemente. la chica detiene su paso. Seita se para también. Ella se voltea, sus ojos son como dos zarzas ardiendo- ¿Ocurre algo?

-Es... un... ¡¡¡IDIOTA!!!- grita ella a todo pulmón.

-¿Quién? ¿Quién es un idiota?- pregunta Seita, sorprendido por la reacción de la chica.

-¡¡Pues Ryo Akiyama!!- dice retornando su paso- el muy idiota se fue por su cuenta. ¡¡Ni siquiera pudo decírmelo el día anterior!! ¡¡No, él tenía que dejarme plantada!!

-Ay, Tatsumi, lo dices como si fuera una cita- suspira Seita despreocupado ya.

-¡¡¿Qué??!!- Seita vuelve a poner semblante preocupado al ver la reacción de Tatsumi- ¡¡Lo estás diciendo como si estuviera bien!!

-No... no lo apruebo, pero tampoco es para tanto ¿o sí?

La chica no dijo nada más, pero Seita pudo notar que en su rostro el enojo no se disipaba. Sonrió levemente, Tatsumi siempre se tomaba las cosas muy a pecho.

Cuando llegaron a la escuela, Seita sentía que el enojo de su amiga se había calmado algo. Entonces abrió los ojos de par en par, porque no podía creer lo que veían sus ojos: era Ryo, su amigo de toda la vida, junto con Meiko. Ambos conversaban animadamente. La ira de Tatsumi fue creciendo a grandes pasos. ¿Cómo era posible que la dejara por Meiko, esa chica que acababa de conocer? ¡¡NO había comparación entre ellas!! Ryo, ignorando el estado de Tatsumi, les saludó amablemente. Seita le devolvió el saludo, pero Tatsumi le quitó la mirada y pasó de largo. No hace falta decir que Ryo quedó algo sorprendido.

-¿Qué le ocurre, Seita?- le pregunta a su amigo.

-Cosas de mujeres, no te preocupes- le aseguró él.

 

-¿Y usted piensa que nosotros creeremos lo que nos está diciendo?- una voz retumba en el oscuro recinto.

-No tienen razones para no hacerlo- fue la tajante respuesta de Miyuki.

-¡¡¿Qué clase de respuesta es esa?!! ¡¡Diríjase a nosotros con más respeto!!- le dice otra voz, enojada.

-Lo siento- baja la mirada levemente- pero les estoy diciendo la verdad. He encontrado a un descendiente del Clan Akiyama. Y quiere estar en el Concilio, junto con nosotros.

-¡¡Pero claro que no!!- un hombre apareció frente a Miyuki, su mirada era fría y sus ojos de un color negro intenso, al igual que sus cabellos- ¡¡No tiene ningún derecho a exigirlo!!

-¿No tiene? Con todo respeto, Tenkuu, él tiene todo el derecho. Por si usted o alguno de los presentes no lo recuerda, su familia tuvo que huir del Concilio. Keitaro, su padre, fue encontrado muerto. Las razones de su muerte y al asesino, porque fue un asesinato, nunca se esclarecieron ¿Creen que no tiene el derecho?- termina ella de decir. Hubo un silencio prolongado en toda la sala. Miyuki, aunque fuera una muestra de irrespeto, miraba fijamente y de manera desafiante, a Tenkuu. Los demás líderes del Concilio no se mostraban, como era la costumbre.

-No podemos negar que tiene toda la razón, Miyuki- ante ellos apareció otro hombre, pero más anciano. Miraba a Miyuki de forma paternal, mientras Tenkuu le dirigía una mirada un poco desafiante- pero según lo que nos ha dicho, el joven ha pasado toda su vida sin relacionarse con la magia. ¿Cómo cree que podría adaptarse a nuestra forma de vida?

-Precisamente por eso he venido yo personalmente- sonríe Miyuki, esperaba que llegara este momento- quiero ofrecerme para cuidar de Ryo...

-¡¡Eso sí que no se puede!!- intervino Tenkuu- Ya está cuidando de Meiko.

-Según nuestras leyes, no puede tener a más de uno a su cuidado- se escucha otra voz.

Miyuki da un suspiro. Sabía que no podía ser tan fácil. Miró directamente al anciano a los ojos e hizo una leve reverencia.

-Takeshi-sama, le aseguro que no tendrá queja de mí. además, ya conozco al chico, creo que se sentirá mejor con alguien que conoce de antemano ¿no le parece?

-Punto a su favor, Miyuki- sonríe Takeshi.

-¡¡No doy mi aprobación!!- dice Tenkuu- ¡¡Me parece un absurdo con el que jamás estaré de acuerdo!!

-No es sólo tu decisión, Tenkuu- dice Miyuki- los demás jefes parecen estar de acuerdo. Son todos contra ti... 

-Has ganado, Miyuki- le murmura tomándola fuertemente por el brazo- pero esto no se quedará así... tenlo por seguro.

Tenkuu desaparece. Las demás presencias de los jefes del Concilio también lo hacen, Miyuki puede sentirlo. Sólo quedan ella y Takeshi, quien observa la mirada de triunfo de la joven y le sonríe.

-Y otra vez te sales con la tuya, Miyuki-san...

-Gracias por confiar en mí Takeshi-sama... no le defraudaré, lo prometo- sonríe ella.

-Pero será muy difícil cargar con la responsabilidad de cuidar al elemental del agua y encima ahora encargarte de el hijo de Keitaro Akiyama... aunque tal vez eso sirva para esclarecer el misterio de su asesinato.

-Si.. ¡¡Pero no se preocupe por lo de la responsabilidad!!- sonríe Miyuki en forma infantil- ¡¡Porque serán dos elementales!!

-¿Qué?

-Él es el elemental de la Tierra...

 

En el Colegio.

Ryo había tratado toda la mañana de hablar con Tatsumi, pero ésta la había ignorado por completo. Aún no comprendía el motivo del disgusto, pero trataba de saberlo. Seita no le había dado más detalles, insistía en que eran “cosas de chicas”. Y como había estado ocupado con eso, no había hablado mucho con Meiko, quien, por así decirlo, se sentía ignorada. Y se regañaba a sí misma por eso.

-¡Soy una tonta!- piensa- es por eso que no me gusta entablar relaciones con nadie. Porque tarde o temprano la amistad termina... y eso es muy doloroso; no quiero volver a sufrir. Yo me había prometido no tener amigos, no relacionarme con nadie. Y ahora llega Ryo, de la nada, y se muestra abierto y amigable conmigo. No quiero sufrir... pero se siente bien...

En ese momento Meiko sintió cómo alguien estaba detrás suyo. Ella estaba sentada al pie del árbol de cerezos, como todos los recesos. No tardó en notar de quién se trataba.

-¿Puedo hablar contigo, Meiko?- se escuchó una voz a sus espaldas.

-No sé para qué, Tatsumi, pero siéntate- fue su respuesta.

-Es obvio de lo que tengo que hablarte- dice sentándose cerca de ella- tú y yo sólo tenemos un tema en común: Ryo Akiyama.

-¿EN común? ¿A qué te refieres con eso?- pregunta Meiko incrédula.

-Él es mi amigo... mi mejor amiga desde que era una niña. Siempre paso por él todos los días para venir al colegio. Hoy, en particular, me dejó esperando y al llegar a la escuela le encuentro platicando animadamente contigo. ¿Se vinieron juntos?

-Él fue con intenciones de buscarme a mi casa, pero nos encontramos en el camino, si es a lo que te refieres.

-Tengo una duda... puedo saber... ¿Qué es lo que hay entre ustedes?- pregunta ella tímidamente.

-Nos conocemos desde ayer- sonríe Meiko mirando al cielo- ¿Qué crees que podamos tener?

-No lo sé. Digo, hay amores a primera vista. ¿Nunca te ha pasado?- se sonroja Tatsumi mirando al suelo.

-Sí, sé algo de eso... el amor a primera vista es muy fuerte- da ella un suspiro de tristeza- pero a veces dejan profundas cicatrices...- Tatsumi se extraña por el tono que usa Meiko- pero puedes despreocuparte, con Ryo no hay amor.

-Lo siento, es que la curiosidad me mataba. Además, siento que él me está ocultando algo. Él me cuenta todo... siempre me contaba hasta el más mínimo detalle de su vida, y creo que tú y él comparten un secreto y no puedo negarte que eso me molesta. Quisiera saber qué es el secreto que hay... ¿Me lo puedes decir, Meiko?- le suplica Tatsumi.

-Tatsumi...- Meiko suspira- escúchame muy bien. No voy a mentirte, sí, él y yo compartimos un secreto. Pero si él no te lo ha contado yo no soy nadie para decírtelo. No es nada malo... aunque tampoco es algo muy bueno, sólo te puedo decir que ha sido algo muy sorpresivo para él. Creo que aún no lo asimila bien; dale tiempo. Él te lo contará, te lo aseguro. Si en verdad te dices su amiga sé que podrás apoyarlo sin hacer preguntas y dejar que sea él quien hable.

Tatsumi y Meiko se observan por unos segundos. Meiko la envidia, cómo le gustaría ser ella. Siempre envidiaba a las chicas que llevaban una vida normal y tranquila, como Tatsumi.

Ryo apareció frente a ellas, ambas le miraron. A decir verdad el chico estaba sorprendido, no esperaba encontrarlas juntas.

-Meiko yo quería hablar con...- entonces miró a Tatsumi-... bueno, en realidad Tatsumi yo... no sé qué...

-NO tienes nada que disculparte- sonríe ella poniéndose en pie- también fue un poco tonto de mi parte. Todo está bien entre nosotros, si eso te preocupa. Ahora te dejo para que hables con Meiko, luego nos vemos.

Cuando ella se hubo ido, Ryo miró sorprendido a Meiko.

-¿Qué pasó?

-Nada. Sólo le dije la verdad- suspira.

-¿Qué verdad?- se preocupa Ryo.

-Que guardábamos un secreto, pero que te había caído de golpe y aún no estabas en condiciones de hablar sobre él y que cuando estuvieras listo lo contarías. Mientras prometió apoyarte sin hacer preguntas.

-Eres sorprendente- sonríe sentándose- ¿Cómo lo haces?

-Tal vez un don natural...- suspira mirando al horizonte.

-Mira, yo quería preguntarte algo. Es que sucedió algo muy extraño. Ayer, había tenido un sueño, aún no te conocía, pero tú aparecías en ese sueño; estabas...- prefirió obviar la cualidad “desnuda”- bueno estabas como parada sobre una roca, de la que emanaba un manantial. Y luego te conocí. ¿Crees que sean alguno de mis poderes?- le dice él sonriendo levemente.

-Sí, tal vez. Eso lo irás descubriendo poco a poco. También puedes canalizar tu energía como un campo de fuerza ¿recuerdas cómo lo hiciste con esos tipos?

-Sí, ¿Y tú qué puedes hacer?

-Muchas cosas. Especialmente telequinesia. En realidad soy uno de los cuatro elementos, de los que te hablé en la mañana ¿recuerdas? Soy el elemental del agua...

-Imagino que eso explica que en el sueño haya aparecido tanta agua- sonríe él.

-Sí...

-¿Pero por qué te perseguían?

-Es largo de explicar. Como te dije en la mañana, el Concilio está en división. No se puede confiar en nadie. Entonces hay dos “bandos”, por así decirlo: unos piensan que deben encontrarse a los elementales para que traigan equilibrio y otro grupo no. Yo estaba en el primero... y te estaba llamando... te estaba llamando a ti, para que despertaras...- dice mirándole de reojo.

-¿A mí? ¿Por qué a mí?

-Ryo... creo que eres el elemental de la Tierra. Verás, el viento se relaciona con el fuego y el agua con la tierra. Como soy el agua, debía llamarte a ti... entonces, esos hombres me perseguían porque no querían que yo te llamara.- le explica.

-Vaya, entonces te perseguían por mi culpa, por así decirlo- se sorprende Ryo.

-Podría decirse...

-Eso quiere decir que en el Concilio hay uno o unos que no quieren que yo esté entre ellos- concluye Ryo- pues peor para ellos. Porque pienso estar allí, gústele a quien le guste. En realidad no me importa mucho eso de la división del Concilio, tengo que ir allí por un asunto personal.

-¿Asunto Personal?

-Meiko, estoy seguro de que a mi padre lo asesinaron. Y el que lo asesinó está aún allí dentro, en el Concilio. Y yo lo voy a encontrar y le voy a hacer pagar por lo que hizo- termina de decir él, justo cuando sonó para ir de nuevo a clases y él se puso de pie.

Meiko también se puso de pie. Miraba a Ryo detenidamente. Tenía esa mirada decidida a encontrar la verdad a cualquier precio. Sus ojos que buscaban justicia en cualquier lugar. Sus palabras, su actitud, hicieron que un recuerdo viniera a su mente. Se parecía tanto... tanto a... a... Keichi...

Entonces ella se acercó a él y colocó su mano sobre su hombro. Ryo se volteó hacia ella.

-No sé hacia dónde nos lleve esto Ryo, ni sé cómo terminaremos, pero quiero que sepas que pase lo que pase yo voy a apoyarte y a estar contigo. Te lo prometo, vamos a encontrar a quien mató a tu padre... no importa lo que cueste- le dice ella con seguridad.

-Gracias- dice apretando su mano con la de ella.

 

Un par de horas después.

El resto de las clases habían transcurrido normalmente. Tatsumi le había contado a Seita lo del secreto que compartían Ryo y Meiko, éste reaccionó de diferente manera: les apoyó desde un principio. “Te doy mi amistad y apoyo, pase lo que pase” habían sido sus palabras para Ryo, quien le había estado muy agradecido por lo incondicional.

AL término de las clases, Tatsumi, Seita y Ryo salieron juntos, rumbo a sus casas. Meiko, por su parte, se había ido por su lado. En el camino, se habían encontrado. Tatsumi recordó cómo le había tratado Meiko en la mañana y decidió invitarla a que viniera con ellos.

-¡¡Meiko!!- le llamó- ¡¡Ven aquí con nosotros Meiko!!

Ella, aunque al principio dudó un poco, se acercó a los tres.

-Ven con nosotros- sonríe Tatsumi- mira te presento a Seita Ozamura, nuestro amigo.

-Mucho gusto Ozamura- dice ella haciendo una leve reverencia.

-¡¡No!! ¡¡El gusto es mío, Meiko!! Y puedes llamarme Seita, si quieres- sonríe él sonrojado.

-No creo que haya problema, Seita-kun.- dice sonriéndole.

-¿Y hacia dónde nos dirigimos primero, Seita-kun?- sonríe Meiko.

-Pues primero pasamos a la casa de Ryo ¿te parece?- sonríe él también de vuelta.

-No, no hay problema- dice ella poniéndose en marcha, al igual que los demás.

-¿Sabes? Meiko me contó la extraña situación en que tú y Ryo se conocieron. Por lo que veo su amistad va muy bien ¿no?- pregunta Seita.

-Pues... podría decirse...- dice ella mirando de reojo a Ryo.

-Tú eres muy bonita y él tampoco es tan mal parecido. ¿Seguro que no hay más nada entre ustedes?- preguntó él pícaramente.

-No... no hay nada más- fue su fría y dura respuesta- sólo amigos.

A partir de eso, Seita dejó por un lado ese tema.

Tatsumi tomó el control de la conversación y ella y Meiko empezaron a llevar una plática amena, que era escuchada por Seita y Ryo. Los dos últimos estaban un poco avergonzados, ya que los temas eran exclusivamente femeninos (digo, ya se podrán imaginar =P je,je)

 

Miyuki estaba completamente feliz. Sentía una gran responsabilidad sobre sus hombros y eso le daba más ánimos. Pensaba ponerle todo el empeño del mundo. Le probaría a todos, especialmente a Tenkuu, que era capaz de educar a dos elementales al mismo tiempo y que podía hacerlo bien. Pensaba en esto y otras cosas mientras manejaba su auto, el viento le pegaba en el rostro, el cual reflejaba una felicidad inmensa. Justo en ese momento un pitido la devolvió a la realidad. Era su teléfono móvil.

-¿Sí?- contestó ella el teléfono.

---Hola, soy yo--- le respondió una voz, para ella inconfundible, del otro lado de la línea.

-Vaya, creí que no llamarías- ella dice esto en un tono un poco “enojado”.

---No soy tan malo como piensas, es que me enteré de algo increíble---

-¿Sí? ¿De qué?- ella lo dice con poco interés.

---De que una hermosa mujer enfrentó a los Jefes del Concilio y les ganó. ¿La conoces?--- lo dice dulcemente.

-Tal vez, me parece que algo oí- sonríe ella entonces.

---Si la ves, le dices que estoy muy orgulloso de ella---

-Y si tú ves a su novio, le dices que a ella le gustaría que le prestara más atención y no le hablara de vez en cuando ¿Puedes Soujiro? Muchas gracias- ella cierra la llamada.

¡¡Hombres!!, piensa. Ella jamás podrá entenderlos. Para ella su “novio”, si se le podía llamar así, era todo un misterio. No entendía por qué mantenía una relación de ese tipo con alguien... como Soujiro. No entendía sus propios motivos, y realmente tampoco los de él. Porque si bien él era capaz de ser el más romántico durante un par de días, luego se desaparecía y no le hablaba por un mes. Por eso la mayoría del tiempo peleaba con él... aunque tampoco podía negar que los pocos momentos que pasaban juntos los disfrutaban al máximo.

Estaba en esas cuando vio caminando a Meiko y Ryo, junto con otros dos jóvenes a quienes no conocía. Atravesó el auto en el camino de los cuatro.

-¡¡Hey!!- protestó Seita- ¿Qué se cree?

Ryo y Meiko reconocieron al instante a Miyuki e intercambiaron miradas.

La cara de enojo de Seita cambió al ver bajar del carro a Miyuki, quien le sonrió con confianza y luego dirigió su mirada a Ryo y Meiko.

-¿Qué creen? ¡¡Hay muy buenas noticias!!- les sonríe.

-¿Y?- Ryo se le acerca con ansiedad.

-Todo está bien. Puedes ir cuando quieres- dice guiñándole un ojo- sólo que ahora estarás a mi cuidado...

-¡¡Por mí no hay problema!!- sonríe él.

-Más vale que no lo hubiera ¿eh?- le dice con mirada pícara.

-Disculpen- Seita se mete entre los chicos y Miyuki- ¿no me... nos van a presentar a su amiga?

-¡¡Claro!!- Miyuki extiende su mano hacia Seita- ¡¡Qué maleducados somos!! Soy Miyuki Natsukawa, mucho gusto.

-Seita Izumi- se sonroja éste.

-Tatsumi Muira- alza la mano Tatsumi, como diciendo que no se olviden de ella.

-Mucho gusto. Aunque lamentablemente eso era todo lo que tenía que decirles, de modo que tengo que irme. Tengo asuntos “muy personales” que descomponer- sonríe ella entrando al auto.

-¿Problemas que descomponer?- pregunta Tatsumi confundida.

-Y Soujiro ataca de nuevo- suspira Meiko bajando la mirada.

-¿Soujiro?- le pregunta Ryo volteando hacia ella.

-Su... “amigo con derechos” si quieres llamarlo así, aunque yo más bien diría que es su “unión consensual”- dice ella mirando el carro alejarse.

Seita brincó al escuchar estas palabras. Ryo sonríe levemente por la reacción de su amigo, aunque en el fondo sintió alivio porque eso provocó que el tema se desviara y así Tatsumi y él preguntaran sobre lo que Miyuki había venido a decirles.

 

Los cuatro jóvenes estaban frente a la casa de Ryo. Meiko quería encontrar una excusa para entrar con él, pero no encontraba ninguna que no hiciera que Tatsumi y Seita le encontraran doble sentido. ¿Qué podría hacer? dio un suspiro mientras seguía pensando.

-Bueno, creo que es hora de irme- sonríe Ryo mirando a sus amigos, a manera de despedida.

-¡¡Quiero ver a Sayuri!!- dice Meiko mirando a Ryo. Fue lo único que se le ocurrió decir- le prometí que la vería después de clases.

-Ella y mamá no están en casa, me dijeron que vendrían más tarde- le contesta él.

-¡¡Dios!!- Tatsumi mira su reloj- ¡¡Tengo que irme ahora!! ¡¡Le prometí a papá que llegaría antes de las cinco!! Seita, ¿me acompañas?

-¿Y por qué yo?- pregunta él.

-¡¡No te quejes, vámonos y no pongas excusas!!- le toma de la mano y se lo lleva a rastras- ¡¡Adiós, nos vemos mañana en la escuela!!

-¿Nos vamos los cuatro juntos?- le propone Ryo.

-¡¡De acuerdo, nos vemos!!- le grita ella ya más lejos, con Seita.

Meiko y Ryo se miran. Ella se siente más tranquila, ahora podrá hablar con él con respecto al Concilio con más calma, y su madre y hermanita no están. Aunque realmente esto sí le produce un poco de incomodidad. Nunca le gustó la idea de estar solas en la casa de un chico... nunca... la única vez que había pasado, las cosas entre ella y ese chico habían pasado a “otro nivel”, uno más allá de la amistad. La única vez... había sido con Keiichi... ¡Rayos! Ya había pensado dos veces hoy en él. ¿Qué estaba pasando? ¿Eso ya no había quedado atrás? Una sensación extraña recorrió todo su cuerpo, le impidió seguir analizando la situación. Miró hacia el apartamento de Ryo, quien también algo sintió, porque volteó a mirar lo mismo que ella.

-¿Qué pasa?- pregunta mirando a Meiko, quien aún mira hacia arriba.

-Algo no está bien...- dice ella.

Entonces ambos toman una decisión en común, van corriendo hasta la puerta del apartamento. Ryo sube las escaleras como nunca creyó hacerlo. Meiko se aterroriza al comprobar que la puerta está abierta. Se queda paralizada y no se atreve a entrar, pero Ryo le toma de la mano y la conduce adentro. No hay nada anormal allí, Ryo lo recorre todo con la mirada, buscando algo fuera de lugar. Nada, sólo por la ventana principal abierta. Él corre hacia allí y se asoma por la ventana, lo único que logra ver en una negra figura perdiéndose entre los callejones.

-¿Viste eso?- pregunta Meiko a su lado, también asomada.

-¿Un ladrón?- duda Ryo, la chica niega con la cabeza. Parece que él va a tener que acostumbrarse a encontrar cosas fuera de lo común a partir de ahora. Traga en seco y dice- ¿El Concilio?

-No... no sé- le responde dudosa- no estoy segura...

Ryo deja que su respiración vuelva a su curso normal. Su corazón late rápido, siente y sabe que esto es sólo una pequeña muestra de lo que vendrá a partir de ahora. Pero está dispuesto a seguir con su lucha, el que mató a su padre está allí, en el Concilio, y él va a encontrarlo. Mientras estos pensamientos cruzan su mente mira hacia la mesa y divisa un papel. Se acerca hasta allí y lo toma en sus manos, Meiko se acerca a él y le arrebata el papel de sus manos.

-Sí fue del Concilio- le asegura.

-¿Por qué?- pregunta él.

-Tiene el sello- le dice señalándole un símbolo en el borde superior izquierdo del papel- todos los documentos del Concilio lo tienen...

-¡¡Ellos mismos se están delatando!!- sonríe él.

-Claro, es muy fácil saber que proviene del Concilio, lo difícil es saber quién los mandó- le corta ella su sonrisa.

-¿Qué es lo que dice?- toma él de nuevo papel y lo abre. El mensaje está escrito con tinta roja, pero la inscripción parece un lenguaje antiguo, Ryo mira a Meiko confundido.

-Lo leeré yo- él le acerca el papel y ella le mira. Sus ojos se abren de par en par, mirando el mensaje confundida..

-¿Qué? ¿Qué es lo que dice?- le pregunta él impaciente.

“Bienvenido al Concilio, joven descendiente del Clan Akiyama.”

 

CONTINUARÁ....

 

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Notas:

Un poco aburrido ¿No? Bueno, en el siguiente les prometo que se divertirán (¡¡Prometido solemnemente!!) aunque espero que la parte final ya les haya dejado impresionados. ¡Ah! Y como ven nuevos personajes, Tenkuu, un joven que tiene un carácter intransigente hasta morir. Y Soujiro, que sólo hizo “aparición telefónica” pero ya sabemos que es el “novio” de Miyuki.

Avances del Siguiente capítulo: el primer día de Ryo en el Concilio, conocerá a algunos que se portarán de manera amigable, otros de manera un tanto misteriosa y otros de muy mala manera!! Meiko empieza a sentir latidos en su corazón, cosa que realmente no le agrada mucho. ¿Qué hará? ¿Por qué no quiere tener relaciones con ningún chico? Empieza a averiguarlo en este capítulo.

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