CAPÍTULO XXIV: EL DESPERTAR DE REI(II)

 

 

 

            -¡¡¡¿QUÉEEE?!!! ¡¡¡VESTIRME YO DE CHICA!!!- gritó Toji.

 

            -Vamos Toji, es por el bien de Rei- suplicó Asuka -tampoco es tan vergonzoso, piensa que no vamos a estar en este mundo por siempre- y con una sonrisilla -Shinji y yo prometemos guardar el secreto-.

 

            Toji miraba a Shinji de reojo, el cual casí no se podía aguantar la risa por la situación que se estaba imaginando -claro Toji, además te acompañará Hikari para que puedas hablar de trapitos mientras la cuidáis- calléndose al suelo en medio de una gran carcajada.

 

            Toji se fue derecho a él y le estampó un mamporro -toma, para que sigas riéndote- no surtió mucho efecto, porque siguió riéndose con la nariz ensangrentada y todo.

 

            Shinji se fue calmando poco a poco y mientras se limpiaba la sangre con un pañuelo -bueno, basta de cachondeo, esto es serio-. Entonces se acercó Asuka y le dio otro tortazo -de verdad que no sé como puedo estar al lado de un inútil como tú- poniendo los brazos en jarra -eres el ser humano más tonto e insensible que conozco, ¡lo hacemos por tu hermana y tú lo hechas a perder con chiste tonto! en verdad que te aborrezco-.

 

            -Oye, oye, que tú también te estabas riendo- frotándose la mejilla -¿crees que no te vi?-.

 

            Shinji se levantó y ambos se quedaron mirando fijamente hasta que Toji puso paz.

 

            -Venga, venga, a ver, explícame el por qué de disfrazarme así-.

 

            Asuka le explicó todo lo ocurrido esa tarde que estuvieron hablando con Misato -por lo que pensamos que sería una buena idea que fueras tú quien cuidara de Rei cuando fueramos a las pruebas de sincronización con los Evas. Para que no te reconocieran había que inventar alguna forma de que pasaras enfrente de ellos sin problemas...- hizó una pausa -y que mejor disfraz que el de dos amigas que se van a ganar un dinerillo extra haciendo de canguro para unos niños del bloque ¿eh?-.

 

            Toji se quedó pensativo, la noticia de que Rei pudiera no volver a este mundo y quedarse como un vegetal le asustaba de veras, así que se tragó su orgullo -muy bien lo haré, ¡pero nada de minifaldas!-.

 

            La tensión acumulada mientras Asuka contaba lo que le ocurría a Rei se disipó al instante con unas sonoras carcajadas por parte de los tres.

 

            Misato hablaba con Kaji en la cafetería del trabajo sobre la manera en que esos chicos habían descubierto como volver a su mundo.

 

            -No me han dicho nada, pero parece que sólo les faltan algunos detalles para concretar-.

 

            -¿Me has dicho que tenían previsto irse dentro de tres semanas?- preguntó Kaji.

 

            -Sí eso me han dicho-.

 

            -Pues no parece que tengan mucha prisa- bebiendo un sorbo de su café -si yo fuera ellos, me largaría lo antes posible, por si ataca un Ángel-.

 

            -Ellos no piensan sólo en ellos, también se preocupan por el bienestar de sus semejantes- suspirando -a veces pienso que su mundo será un lugar maravilloso-.

 

            -Entonces ¿a qué esperan?-.

 

            -Esperan la llegada del quinto elegido-.

 

            -¡Ah sí!, un tal Kaworu, viene de la tercera rama de NERV en Alemania- se encendió un cigarrillo -lo estamos esperando para finales de mes-.

 

            Entró en ese momento Ritsuko.

 

            -Buenos días Kaji- y sin mirar a Misato -buenos días Misato-.

 

            -Dirígase a mi persona como mayor- dijó fría -mayor Katsuragi, si no es mucha molestia-.

 

            -Como prefiera, sólo vine para hablar con Kaji-.

 

            Kaji observó la escena. Ritsuko no se sentaba a la mesa como hacía siempre, Misato la daba la espalda y se había quedado rígida sin mirar atras.

 

            -Sientate Ritsuko- invitó Kaji acercando una silla.

 

            -¡No!, mejor puede usar esta, yo me tengo que ir- levantándose y dirigiéndose a la salida muy estirada.

 

            -Algo muy gordo ha pasado entre estas dos-.

 

            A la casa de Toji llegó Hikari y llamó a la puerta.

 

            -Un momento ya voy- contestó Toji.

 

            Hikari estaba distraida cuando le abrieron la puerta -Hola Toji- saludó sin fijarse, pero al quitarse los zapatos vio que Toji tenía puestos unos calcetines de colegiala.

 

            Subió la mirada lentamente hasta encontrarse con un Toji vestido con un traje de instituto femenino. Una enorme gota cruzó su frente y cayó desmayada.

 

            Se despertó al cabo de un rato en la habitación de Toji, se incorporó y le llamó en voz alta -¡Toji! ¿estás ahí?-.

 

            -¡No grites, estoy a aquí!-.

 

            Hikari se volvió y le vio otra vez vestido de colegiala -¡PERVERTIDO, NO ME TOQUES!- saliendo de la cama todo lo deprisa que podía.

 

            Toji lanzó un gran suspiro y bajó la cabeza -esto no es lo que parece, y tiene una explicación lógica-.

 

            -Me gustará mucho oírla desde aquí-. pegando la espalda a la pared contraria.

 

            Toji la explicó el plan de Asuka para ir a cuidar a Rei mientras los demás iban a las pruebas de sincronización -he aquí la facha que tengo, he intentado disfrazarme lo mejor posible, pero cada vez que me miró al espejo veo un chico disfrazado de chica-.

 

            Hikari se había acercado lentamente a Toji durante la explicación -bueno, a mí me parece que lo que falta es un poco de toque femenino- y uniendo la acción a la palabra, le cogió por un brazo -ven, conmigo vas a ser toda una señorita-.

 

            Dentro del cuarto de baño, Hikari intentaba convertir a un viril chico en una femenina muchacha.

 

            -¡No Hikari! no me pienso depilar los pelos de las piernas-.

 

            -¿Qué dices hombre? no ves que parecen cuerdas de guitarra...-.

 

            -¡No quiero pintarme los labios!-.

 

            -¿Cuando has visto una chica de nuestra edad que no se maquille en cuanto tiene ocasión?-.

 

            En el hospital Misato estaba acomodando a Rei en su coche -tranquila Rei, nosotros te protegeremos-.

 

            Un enfermero la impidió el paso -perdone, pero no puede sacar a los enfermos de esa manera-.

 

            -Soy la mayor Katsuragui de NERV, en cualquier situación de emergencia estoy cualificada para asumir el mando, así que déjeme pasar-.

 

            -Lo siento, pero las órdenes de los doctores son muy estrictas...-.

 

            Minutos después salían hacia la carretera las dos mientras un enfermero se quedaba en el suelo doblado por la mitad agarrándose sus partes -¡que pesado!, si me ha hecho algún rasguño a la piel de mis botas, juro que me las pagará-.

 

            Llegaron a su apartamento y Misato subió a Rei hasta su casa, la acomodó en la habitación de Asuka. Salió al comedor, se acercó a la nevera, cogió una lata de cerveza y se sentó en la mesa -¿cómo diablos voy a explicar el haber sacado a Rei del hospital?-.

 

            La entrada al edificio seguía vigilada por los guardias del día anterior. Dos chicas con el uniforme del instituto se acercaron a la entrada del edificio.

 

            -¡Eh! ¡chicas!-.

 

            Las dos se pararon rigidas -sí ¿qué quiere?- contestó una.

 

            -¿A dónde se dirigen?-.

 

            -Vamos al cuarto derecha, hay un niño que tenemos que cuidar-.

 

            El guardia quiso ligar con alguna de ellas, y se dirigió hacia la que no había abierto la boca durante toda la conversación -¿tú no preferirías ir con un guapo agente secreto?- apoyando una mano en su hombro.

 

            La chica lo miró a la cara con un odio increíble.

 

            Unos instantes después el agente secreto estaba tirado en el suelo frotándose la mejilla -¡vaya! tiene la misma fuerza que belleza-.

 

            -¡Mira que tener que aguantar esto! ¡ese tío asqueroso quería ligar conmigo! ¡pervertido!-.

 

            -Tranquilo Toji, ya pasó- le tranquilizó Hikari -¿comprendes ahora por qué somos tan desconfiadas de los chicos?-.

 

            Al entrar en el piso vieron una gran nota pegada en la pared del pasillo enfrente de la puerta de la calle -No habléis, el piso esta lleno de micrófonos, Rei está en la habitación de Asuka-.

 

            Los chicos se acercaron a ver el estado de Rei. Abrieron la puerta y se la encontraron en la cama con los ojos abiertos mirando al techo. Hikari se acercó pero ella no dio señales de reconocerla. Se acercó Toji quitándose la peluca y tampoco dio señales de vida.

 

            Toji no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Estaba ella más cerca de un vegetal que de ser una persona humana. Recordó lo que habían pasado juntos; desde que llegaron a este mundo sus sentimientos se habían abierto, puede que porque existía la posibilidad que el día que estaban juntos pudiera ser el último.

 

            Recordó el beso en el balneario y su despedida antes de entrar en la batalla contra el último Ángel y una gran confusión invadió su mente. Se acerco a esa cara sin vida y la obsevó por un largo tíempo.

 

            Hikari observó la escena desde la puerta con una profunda lástima, quiso consolarle, pero recordó que ese no era el Toji que conocía; y por lo que sabía ellos eran muy diferentes a sus gemelos de este mundo. Se dio la vuelta y se fue a la cocina a preparar algo de té.

 

            Toji seguía pensativo recordando los buenos tiempos mirándola a los ojos, al cerrarlos, una lágrima rodó por su mejilla, se desprendió de su cara y fue a parar a un ojo de Rei.

 

            Al abrir los ojos vio como Rei parpadeó y recordó lo que Asuka le había contado sobre la incapacidad del alma de Rei para poder salir a la superficie, ya que mantenía una lucha con el alma de Lilith. Toji se puso muy nervioso, no sabía que debía hacer. Podía intuir que Rei quería volver, pero le faltaba un motivo de peso para querer salir.

 

            -Bien Rei, te voy a dar ese motivo- pensó Toji.

 

            Se acercó al rostro de Rei y comenzó a besarla. Tímidamente al principio, pero cobrando fuerza por momentos.

 

            Fue como besar a un muerto, cuando se separó de ella la miró un instante, pero no reaccionaba. Casi había tirado la toalla y pensaba en salir de la habitación cuando Rei emitió un suspiro.

 

            Se acercó de nuevo a la cama con la esperanza dibujada en su cara y aplicó de nuevo su tratamiento. Poco a poco, los ojos de Rei comenzaron a enfocar una cara, y al sentir que la estaban besando y quien la estaba besando, alzó sus brazos rodeando el cuello de Toji.

 

            -¿Toji?- preguntó -¿éres tú?-.

 

            Toji la tapó la boca y en un papel escribió -No hables, estamos siendo vigilados, déjalo para después-.

 

 

 

 

 

 

 

 

CONTINUARÁ...................................................................................................