El frío invierno
ha llegado a Nerima golpeándolo sin piedad; la nieve cae silenciosamente y el
frío se mete hasta en los huesos de las personas; suficientes fogatas, y
estufas no bastan para soportar el crudo invierno, que como nunca antes, se
había presentado.
Casi nadie
recorría la ciudad, casi nadie paseaba por sus calles; todos refugiados en sus
casas trataban de sobrellevar el frío intenso de aquel invierno...
Ranma
1/2 y Natsumi presentan:
Un tibio invierno...
Continuación de “Bajo la lluvia..”
Una
muchacha, cubierta hasta los ojos por su chaqueta, caminaba por las calles,
quebrantando la blanca armonía de las vías... Iba sola, mirando el suelo y por
la expresión de su rostro se notaba algo triste... Ya han pasado casi dos meses
desde que la noticia del compromiso consumado entre Akane y Ranma no le dieran
ganas de seguir adelante; propuso olvidarse de él, de ya no pensar en ilusiones
tontas, en las cuales él se aparecía y le sonreía y a veces la abrazaba
demostrando algo más que su amistad... pero no podía, no podía y se enojaba con
ella misma, por no darse el tiempo de pensar en otra cosa, en otro muchacho que
la hiciera olvidarse de él.
Siguió caminando cabizbaja; de vez
en cuando levantaba la vista para ver si encontraba una cara conocida, o a
alguien a quién saludar, pero nada, sólo estaba ella, ella sola ante tanta
soledad. Su larga caminata, dificultosa a veces por la nieve, la llevó hasta el
parque; los cerezos estaban cubiertos de nieve, al agua del lago comenzaba a
cristalizarse y sólo se veía una que otra flor sobresalir por encima de la
nieve...
Camino
otra vez y se sentó en un banco y allí quedo... quiso estar sola, por eso
arrancó del restaurant... Mientras se encontraba allí, sin hacer nada, una voz
vino a su cabeza: “Estas empapada...”
escucho y miro a su lado, no había nada, ni nadie...
- “Es el mismo banco en el cual Ryoga me ofreció su ayuda... creí
escucharlo o ¿sólo era el viento?... no lo sé... me gustaría que estuviera
aquí, otra vez a mi lado, pero no he sabido nada de él desde casi dos meses, el
mismo tiempo desde que todo ocurrió... lo recuerdo, ese día llovía y yo estaba
toda empapada, no me importaba... él también lo estaba pasando mal, igual que
yo, pero aún así vino a mi lado y me hizo compañía... - suspiro y miro hacia el
cielo- ¿Donde estarás Ryoga?... quisiera que estuvieras aquí...”- pensaba y
miraba el lado vacío, en el cuál una vez Ryoga se sentó... permaneció ahí unos
minutos más, pero luego se levanto y se alejo del lugar.
Esta
vez caminaba directo a su restaurant, era suficiente frío para seguir
soportándolo y además que no era solamente frío exterior lo que sentía, también
sentía frío dentro de su pecho, como si su corazón lo tuviese escarchado al no
tener a alguien a quien amar. De pronto, una fuerte ventisca azotó la ciudad, y
de imprevisto Ukyo se vio envuelta entre ráfagas de viento y de nieve; el gorro
que cubría su cabeza voló por los aires dejando al descubierto su cabello y por
unos momentos ni siquiera pudo moverse por temor a caer; cuando iba a iniciar
la marcha, su pie se atoro en la nieve y cayo, pero no se golpeo fuertemente...
se iba a levantar, cuando los brazos de alguien la jalaron del piso y la
abrazaron.
La
muchacha no sabia quien era y por el momento se resistía a su abrazo, pero al
ver que a las espaladas del muchacho había un paraguas de color rojo sus ojos
brillaron de alegría y también lo abrazo. Así permanecieron juntos, unidos los
dos, hasta que la fuerte corriente se detuvo, luego se separaron y sonrieron sonrojados,
nunca antes él se había comportado así y menos con ella, pero ya era tarde para
arrepentirse... aunque a ninguno de los
dos le disgusto. Ryoga tomo dela mano a
Ukyo y camino junto con ella, la dirección: el restaurant.
Al
llegar, Ukyo ofreció una taza de café al muchacho y él la acepto con agrado.
Seguían a esto las miradas y las palabras mudas, ninguno quería hablar porque
no sabían como comenzar, hasta que Ryoga se dio el valor.
- ¿Cómo has estado?
- Bien, si se puede decir.
- ¿Qué hacías en medio de la tormenta?
- Nada, sólo caminaba, necesitaba pensar.
- ¿En Ranma?-pregunto
Ryoga, a lo que Ukyo no respondió - ¿En lo que sigue después de él?... Creí que
ya lo habías olvidado..
- ¡Pues no,
aún no lo hago y lo siento, pero no puedo!
Ryoga solamente la miraba, pensó que las preguntas habían sido algo tontas, pero
quería saber.
- Bueno
deberías hacerlo, ya han pasado casi dos meses desde...
- ¿Crees que no lo sé?,
Yo he estado aquí y tú no, te alejaste... además no me digas que tú ya la has
olvidado, porque sé que no es cierto.
- No voy a mentirte, tienes razón, aún la recuerdo, pero ya
sé que perdí... lo supe el mismo día que la vi, más hermosa que nunca... y no
sé porque tú no te das cuenta que ella ganó ante ti.
- ¡Cállate! ¿Acaso estás aquí para repetírmelo una y otra
vez? Pues te diré algo, no estás en tu derecho... – le dijo algo enojada o más
bien sentida.
Ryoga sólo la miro y no supo que contestar, le dolieron las
palabras de la muchacha y se noto, pues su rostro denoto por un momento entre
tristeza y rabia... Sin decir nada tomo su mochila y salió del lugar.
Ukyo lo miro
partir y no lo siguió, no quiso hacerlo porque él le había vuelto a decir lo que menos quería escuchar,
que había perdido. Espero unos pocos minutos, y apurada salió en su busca. No
sabía porque lo hacía, pero sabía que le debía una disculpa. Ante el apuro
olvido ponerse una chaqueta, pero como tenía puesto un grueso sweater no lo
importó. Sabía que él no iría al dojo
Tendou por eso no fue a ese lugar, pero tenía el presentimiento que lo
encontraría en el parque y sin meditarlo más camino en esa dirección.
Quizás para
ayudarla a encontrarlo, el tiempo mejoro un poco, ya no corría ventisca y sólo
nevaba, pero el frío intenso se apodero otra vez de Nerima. Ukyo llegó al
parque y fue directamente al banco en el cual ella y Ryoga estuvieron juntos. Y
tuvo razón, Ryoga se encontraba allí, quizás esperándola, pero ella no venía...
La muchacha lo miraba desde lejos sin darse coraje para ir donde él; espero
unos minutos y aunque no muy convencida se acercó al muchacho... camino con
paso firme, pero a veces sentía que quería escapar del lugar, alejarse de él,
pero... no podía hacerlo... y no sabía porque. Al llegar miro a Ryoga y sin
pronunciar palabra, se sentó a su lado.
El muchacho la
miró y observo su lindo rostro, ahora, después de dos meses la veía distinta,
aunque aún la tristeza no se apartaba de ella... noto que sus ojos eran
hermosos y recordó cuando los vio cubiertos de lagrimas, pero ahora su mirada
era diferente, más apagada, pero al mismo tiempo con un brillo extraño. Abrió
la boca como para decir algo, pero Ukyo lo interrumpió:
- Discúlpame Ryoga, no
era mi intención gritarte y sé que se me paso la mano al decirte...
- No importa, ya ni me
acuerdo que es lo que dijiste- le dijo Ryoga y sonrió, Ukyo lo miro algo
desconcertada
- ¿Y bueno, que has
hecho en este tiempo? ¿Dónde fuiste?
- Por ahí y por allá...
tu sabes, estuve perdido, pero al fin regresé...
- ¿Para verla una vez
más?
- Sí... no, no es
eso...
De pronto, una
fría ventisca comenzó a soplar, pero
fue breve, Ukyo sobaba sus brazos para producir un poco de calor, ahora se
arrepentía de no haberse puesto su chaqueta pues el frío se colaba por entre el
sweater y llegaba hasta sus huesos. Ryoga la vio, se saco su chaqueta y se la
ofreció, por un momento Ukyo se resistió pero ante la insistencia termino por
aceptarla. Ahora era Ryoga quien tenía frío, pero a él no le importaba.
- ¿Por qué te fuiste?-
le pregunto de pronto Ukyo.
- Creo que ya sabes el
motivo.
- Disculpa, fue algo
tonta la pregunta.
- No importa...
necesitaba pensar después de lo ocurrido- Ukyo lo miro y lamento la tristeza
del muchacho. La muchacha aún tenía frío y soplaba sus manos; Ryoga la vio
hacer esto y de imprevisto tomo las manos de ella entre las suyas y se las
acariciaba, como para calentárselas. Ukyo lo miro y se sonrojo, Ryoga en tanto,
sin soltar las manos de la muchacha la veía a los ojos todo sonrojado, como si lo
que había hecho era algo malo.
- Sabes algo... de
verdad me hizo falta tu compañía en este tiempo- le dijo Ukyo
- ¿De... de verdad...?-
preguntaba nervioso, a lo que ella respondió con un movimiento de cabeza.
De pronto, Ranma pasó por ahí, iba solo y corriendo, quizás iba al
dojo o quizás no; sólo Ukyo lo miro pasar
mientras que el muchacho conversaba con ella. Ryoga se dio cuenta que
Ukyo no le tomaba atención y miro hacia donde ella miraba y vio lo que menos
quería ver en ese momento, a Ranma, pero este no vio a ninguno de sus amigos.
Ryoga lentamente soltaba las manos de Ukyo y las suyas se las guardaba en los
bolsillos, Ukyo lo miro y luego bajo la vista.
- Si no lo intentas
nunca podrás olvidarlo- le dijo algo molesto.
- ¿Y si no quiero
hacerlo?
- ¿Oyes lo que estás
diciendo? Por favor Ukyo date cuenta que ya lo perdiste... – la muchacha no le
contestó- que todo acabó y que puedes seguir adelante.
- ¿Sabes algo? Me cansé
de oírte repetir lo mismo, así que
mejor me voy- le contestó Ukyo y se levantó dispuesta a irse. Otra vez
una fuerte ventisca cobro vida y mientras ella se alejaba el fuerte viento
movía su cabello de un lado a otro.
Ryoga la siguió y
tomándola del brazo hizo que ésta se diera vuelta.
- ¡Espera Ukyo, no te
vayas!...
- ¡Quieres que siga
oyéndote! Me dices todo esto y tu mismo te estas engañando- en ese momento los
ojos de Ukyo se llenaban de lágrimas.
- No me entiendes, sé
que te dije que aún la recordaba, pero no regresé por ella- le dijo Ryoga y se
sonrojo.
- A ver ¿dime porqué
regresaste? – Ryoga no le contestó- No tienes nada más que hacer aquí, Akane
era el motivo por quién regresabas, ahora lo hiciste por ella y eso yo lo sé...
me hablas de olvidar pero ni tú lo puedes hacer.
- ¡Ukyo no se trata de eso!- Ryoga no podía
hablar, sus palabras se entrecortaban ante las respuestas de ella.
- ¡¿Entonces de qué?! –
apenas podían oírse por el fuerte viento, la nieve caía estos últimos minutos
con más furia, adecuándose al momento- ¡¿Por qué regresaste Ryoga?!
- ¡Regrese por ti!-
dijo sonrojado y luego vino el silencio entre ellos dos, pero el viento
continuaba sonando y movía los cerezos.
Ukyo escucho sus
palabras y quedó atónita; no podía creerlo, no podía creer lo que él dijo y
sólo lo miraba sin entender.
- No... no creí que lo
diría... pero lo dije... eh... – sonreía Ryoga nervioso y sonrojado y al ver
que Ukyo seguía sin hacer nada se acerco a ella y tomo sus manos- Disculpa si
te sorprendí, pero quería que lo supieras... eh... estos dos meses he pensado,
no en Akane ni nada que tenga relación con ella..., sino en ti y lamento que tú
aún no hagas lo mismo- le dijo y acercándose más le dio un beso en la mejilla-
Sigue adelante, como yo y olvídate del pasado... – soltó sus manos y se alejo
del lugar sin mirar atrás.
Ukyo lo miraba alejarse y aún
paralizada, sentía que algo dentro de su pecho comenzaba a nacer. No lo siguió,
sola quedo allí, en medio de una tormenta que poco a poco se volvía más fría;
aunque después de lo ocurrido, para ella ya no lo era... en su pecho sintió que
el frío comenzaba a desaparecer y daba paso todo a su alrededor a convertirse
en un tibio invierno...
La muchacha
miraba a la lejanía mientras que su vista se nublaba por tiernas lágrimas, no
de tristeza, sino de felicidad que desde ahora comenzaba a sentir y dentro de
su cabeza se repetía una y otra vez:
- “Regresó por mí...”
FIN????
¿Será este el fin?... pues una
incógnita... ^_^ ^_^
^_^
Otra de mis románticas fantasías, que
nunca se hicieron realidad, aunque creo que por eso se llaman fantasías...
jeje.
Bueno si están leyendo esto, quiere
decir que leyeron todo el fic, si es así Gracias... y si no ¡¿Qué
esperan?! No, no, no... es broma... Bueno, dejando de lado todo el tema, espero que les haya gustado,
pues a este nivel es el cuarto fanfiction made in “loca y romántica cabeza de
Natsumi”... Ah y va dedicada a todos los que gusten de esta pareja y
especialmente a mi amiga Claudia... ¿Agradecimientos?... Eh... a mí, por crear
todas estas cosas...
Bueno, si quieren felicitarme,
¡criticarme!, o solamente saludarme escribir a angel_natsumi@latinmail.com y con gusto responderé a todos los
personajes que lo hagan...