Soy
Sailor Plut.
Por: Andrea
Cervantes
Nota: el signo *** es
cuando comienza un recuerdo y ** cuando termina.
Los rayos de luz
empiezan a entran en el apartamento, ya amanece. Todo se llena de vida poco a
poco otra vez.
La luz le da de lleno en
su cara, sus ojos parpadean ante la sensación de luz; entreabre sus
ojos. Se levanta y se dirige hacia la cocina para calmar el rugido de su
estómago.
Entonces se percata de
que está sola, sola consigo misma. No le sorprende, no le da miedo la
soledad, ya que ha vivido con ella desde siempre...
"No", corrige"no siempre fue así" mira hacia el techo
del apartamento que comparte con sus amigas y compañeras. Recuerdos de la
lucha pasada llegan a su mente: murió, ella murió junto con
sus compañeras. Pero ella, su luz, su princesa, las salvó trayéndolas a la
vida nuevamente. Todas sus amigas lo vieron como una
nueva oportunidad de vivir, de realizar sus sueños y metas. Pero ella
no, a ella realmente le daba igual si moría o vivía; a fin de
cuentas tendría que seguir cuidando lo que como responsabilidad se le había
encargado. No importaba si estaba viva o muerta, tendría que cuidar y
velar por una responsabilidad que nunca pidió, nunca
quiso. ¿Realmente entonces importaba
si estaba con vida o no?. Pues realmente no. Una lágrima corrió por su mejilla,
empezaba a reflexionar, como antes solía hacerlo; pero había acordado no hacerlo
más ya que siempre terminaba con sentimientos de dolor. El timbre de la
tostadora le indica que su desayuno está listo. Se dispone a comer, no se demora
mucho, come rápidamente. Camina sin rumbo por toda la casa, muchas cosas invaden
su mente, hasta que tropieza con algo que casi hace que se fracture el tobillo,
al comprobar que no le ocurrió nada grave se dispone a ver qué casi ocasiona tan
fatal accidente, su cara palidece al verlo: es su broche de transformación. Lo
toma en sus manos, está en sus manos aquello que la ha hecho sufrir, que le ha
otorgado esa responsabilidad que odia...
"Y pensar que por esto
he sufrido tanto" se dice, nuevamente una lágrima rueda por su mejilla. Pero
esta vez la acompañan muchas más. Entonces se convierte en un llanto
profundo y recuerdos invaden su mente.
***
Se ve a una niña pequeña
jugar con una pelota en el jardín de una gran mansión.
- ¡¡Setsuna, hija!! ¡ven
aquí!- la llama una mujer.
-Ya voy mamá, enseguida
voy- dice la niña dejando a un lado sus juegos para ir al encuentro de la
señora, quien se encontraba con otro señor.
-¿Sí, qué se les
ofrece?- dice haciendo una reverencia ante los señores.
-Bueno, es que hoy vamos
a irnos de paseo a nuestra casa de campo...- anuncia el señor.
-¿En serio? ¡¡qué
bien!!- dice dando un salto la pequeña.
Los señores sólo
sonríen.
Pocos días después, tal
y como lo prometido, se encuentra a la pareja junto con la niña en el carro,
rumbo al campo.
-¡Mira mamá!!- dice la
pequeña apoyándose en la ventana y observando el paisaje-¡¡qué
bonito!!.
La señora observa lo que
le ha dicho su hija. Es una serie de montañas y en el centro hay un hermoso lago
como el cristal. El señor voltea a ver lo que ha llamado la atención de su hija
y sonríe.
-¿Te gusta?- le
pregunta.
-¡Sí! ¡me encanta!!-
dice aplaudiendo la niña.
-Algún día será tuyo-
piensa el hombre- te lo juro...
**