Esa Mirada

 

Por: Andrea Cervantes

 

 

 

 

Al fin, el acontecimiento más esperado en todo Nerima ha ocurrido: están juntos, juntos para siempre. Pero lo que más me duele es que no fue por obligación, por deber o por mantener una promesa. No, fue por la razón más simple y más dolorosa que existe: amor. Sí, se aman, les costó muchísimo admitirlo, pero se aman. Pero lo peor es que yo, solamente yo, fui la causante de todo esto, porque yo fui la que se empeñó en ayudarlos, la que siempre trató de hacerle ver a Ranma sus verdaderos sentimientos.

Al principio él lo negaba, pero con el tiempo, las cosas cambiaron.

 

Fuimos todos de paseo, lo recuerdo muy bien, el lugar estaba lleno de naturaleza con una belleza indescriptible, alquilamos una cabaña los cuatro. Akane y yo dormimos en una habitación y Ranma y Ryoga en otra. Yo quería probar a Ranma, quería saber hasta cuándo podía llegar su orgullo personal, en cierta forma admito que quería que él lo dijera, que amaba a esa chica. Así que no sé cómo convencí a Akane de que se quedara con Ranma en su habitación por un momento mientras hablaba con Ryoga.

Repetí esto todas las noches, las primeras veces sólo escuchaba sus gritos e insultos, pero poco a poco éstos se fueron disminuyendo, hasta que una vez trancaron la habitación en donde estaban.

 

Se lo conté a Ryoga y éste se alteró muchísimo, si no lo detengo casi derrumba la puerta. Se exaltó como nunca lo había visto, entró a la habitación y cerró bruscamente la puerta. No me atreví a entrar hasta unos minutos después. Estaba hincando llorando, fue entonces cuando me di cuenta lo egoísta que había sido. ¿Había yo pensado en los sentimientos de los demás? ¿Acaso no había medido yo las consecuencias de este “juego” que se me ocurrió? Enfrente mío estaba la respuesta, me acerqué a Ryoga, me arrodillé a su lado. Evitó mi mirada.

-Vete- me dijo.

-No- le respondí.

-Lo siento- dije antes de que él pudiera recriminarme nada.

-¿Por qué lo hiciste?- pregunta.

-No… no sé- dije la verdad. En realidad no sabía porqué hacía todo esto.

-A mí sí me duele- trató de sonreír- …y mucho…

Coloco mi mano sobre su hombro.

-Yo… ya no sé qué siento…

Ambos nos miramos a los ojos, jamás me había fijado los hermosos ojos que tenía aquel chico. No pude evitar sonrojarme levemente. Ryoga me miraba fijamente, estaba sufriendo, podía notarlo, y me sentía culpable. Luego me sonrió y me dijo que nos fuéramos a dormir.

A partir de esa mirada mi vida cambió para siempre, esa mirada, esa mirada… sólo eso bastó para que yo mirara a Ryoga de otra manera, ante mi ojos y corazón.

Esa mirada de Ryoga me dejó completamente hechizada. Desde entonces hice hasta lo imposible por encontrarme con él, para que estuviéramos juntos, compartir una sonrisa y tal vez algo más. Pero nunca llegó a más.

Un día llegó Akane a mi Restaurante, justo cuando estaba Ryoga conmigo, entonces me di cuenta de cómo él la miraba. Sus sentimientos hacia ella no habían cambiado para nada. Eso me dolió… tal vez más de lo que yo esperaba. A partir de entonces lloraba por cualquier excusa, entonces empecé a preguntarme ¿Esto es amor? ¿Es amor esto que siento? ¿Esto que me carcome el alma y me quema el corazón, es amor?

 

Todas esas dudas rondaron mi cabeza durante meses y meses. Entonces llegó el día en que mi vida cambió nuevamente.

Ranma y Akane llegaron a conversar conmigo.

-Ukyo, tal vez esto no sea muy agradable para ti- empezó a hablar Ranma- pero te pido que nos ayudes por favor…

-… hemos decidido…- Akane prosiguió.

-…casarnos…- dijeron los dos al mismo tiempo, visiblemente sonrojados.

Esta noticia no fue tan brutal como esperaba. Me alegré por ellos, ya no tenía por qué llorar, después de todo Ranma sería feliz y Ryoga se olvidaría de Akane, lo que me daría un espacio para ver qué era lo que realmente sentía por él. Me emocioné con la idea de poder tener una relación estrecha con Ryoga, pero estaba muy equivocada.

 

El día de la boda, él se presentó, se veía visiblemente triste, pero todo era temporal, ya se le pasaría. Lo saludé alegremente, pero me dirigió una mirada llena de desprecio.

-Tú empezaste todo esto- me dijo- ¡no sé si tú quisiste a Ranma como decías! ¡¡Pero yo sí quiero a Akane y no quiero verla casada con otro!!

Esa fue mi desilusión total, la vida se me vino encima. Él dio media vuelta y se fue. Todo fue tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar. Después de la ceremonia me encontré con Akane, traté de disimular mi tristeza para no arruinarles la felicidad a ambos, ella pidió hablar conmigo y noté que ella también se veía triste.

-¿Qué pasa?- pregunté. Jamás debí hacerlo.

-Ryoga…- tuve un mal presentimiento, recordé su tristeza- él… está…- estalló en un llanto silencioso, sólo pude abrazarla, esperaba todo. Cuando se calmó trató de decirme qué había ocurrido.

-… él habló conmigo… se veía visiblemente triste, me dijo que… que me amaba… yo no podía creerlo, Ukyo… jamás pensé que él… él… me dijo que preferiría la muerte antes de verme casada con Ranma, pero que era demasiado cobarde como para quitarse la vida… así que… que prefería hacer lo que mejor sabía… él… él… huyó Ukyo… se fue… no me dijo a dónde… pero me dio a entender que no volverá jamás…

A partir de allí no pude contenerme más, las lágrimas salieron, creo que Akane se sorprendió, tal vez no esperaba una reacción así de mí. Ranma llegó con nosotras, estaba buscando a Akane y le preguntó que si había llorado. Entonces me di cuenta, miré a mi alrededor. Akane tenía a Ranma, Shampoo en cierta forma tenía a Moose, Nabiki estaba junto a Kuno, Kasumi tenía al Dr. Tofú, pero yo… yo no tenía a nadie. Ese “alguien” para mí, era sólo una persona: Ryoga Hibiki. Pero él me despreciaba, me lo había demostrado con esa mirada que me dirigió aquella tarde.

Me pareció ver que Ranma se acerca a mí.

-…U-chan… ¿Estás bien?

-No- respondí- no estoy bien… pero no te preocupes- sonreí entre lágrimas- sé feliz con Akane… tal vez tu felicidad opaque un poco mi tristeza.

Entonces salí de allí, corrí sin rumbo fijo, entre lágrimas. Llegué hasta una colina y allí me desahogué. Todas mis lágrimas se fueron, pero el dolor quedó allí.

Me odiaba, me odiaba, si tan sólo no hubiera sido tan testaruda y querer probar el orgullo de Ranma, jamás ellos hubieran aceptado lo que sentían, pero sobre todo jamás hubiera descubierto este sentimiento por Ryoga. ¡¡Y jamás hubiera pasado por esta sensación tan dolorosa!! A partir de ahora estaré sola, tratando de olvidarme de Ryoga, no espero que vuelva algún día, pero si lo hace, estoy segura de que estaré allí, tal vez lo siga queriendo, tal vez no; pero el punto es que esperaré.

 

Entonces sonrío al recordar, que todo esto empezó por aquella mirada que nos dimos él y yo…

 

FIN

 

Notas:

Sin muchas preguntas, este fic la verdad lo hice porque… no sé, simplemente que tenía ganas de escribir sobre Ryoga y Ukyo. No estaba segura de cómo iba a quedar la historia, empecé a escribir y las cosas se dieron y la historia quedó así. Para los que ya se habían leído “Soy Sailor Plut” pues se habrán dado cuenta de que me gustan los finales un poco melancólicos, aunque la otra historia la protagonista quedó un poco feliz.

Sé que tal vez hice a Ryoga muy vengativo y rencoroso, pero bueno miren su situación.

Bueno, no comento más porque es media noche y ya tengo un sueño…

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