SAKURA CARDCAPTOR

 

§El secreto de la luna§

Por Sakura Jessey

 

 

Prólogo

 

Eriol, Nukuru y Espinel dan una pequeña fiesta para celebrar el cambio de todas las cartas junto con Sakura, Tomoyo, Shaoran, Kerberos y la Srita. Mizuki. Eriol, sin embargo, percibe la presencia de alguien más fuera de aquella sala. Sabe que es Yue. Sale para hablar con él. Yue le reclama el haber buscado una nueva dueña para las cartas, Kerberos y él. Eriol le hace ver que, a pesar de que es la reencarnación de Clow, él nunca será el antiguo mago Clow que Yue conoció hace años.

 

— Clow ya no está aquí pero puedes conversar conmigo sobre sus recuerdos si eso te hace sentir mejor. Puedes compartir aquellos relatos sobre tu querido mago Clow.

— Clow...

— A decir verdad, me siento muy feliz por haber venido a este lugar. Vi a Sakura, Kerberos y también a ti. Además, ocurrió algo que jamás me hubiera imaginado. El primero fuiste tú, Yue, me refiero a tu corazón cuando te transformas en Yukito. Pensé que cuando Sakura te conociera ella te querría como a nadie más en este mundo. También me impresionó el corazón de Sakura. Parece que mis expectativas por esas dos cosas estaban equivocadas...

 

El silencio se apoderó del lugar.

 

— Ella es una magnífica persona... — concluyó Eriol sonriente —. Serás feliz a su lado al igual que Kerberos y las cartas.

 

Yue meditó en silencio unos segundos.

 

— Pero...

— Veo que hay algo más que te perturba — dedujo Eriol al mirarlo fijamente.

— En realidad... He esperado tanto tiempo para preguntarte... preguntarte acerca de...

— ¿De Zora?... —insinuó. Yue asintió algo inseguro, como nunca antes Sakura lo había visto — Lamento decirte que no se nada de ella. Esa es otra misión que el mago Clow dejo para su reencarnación. Cuando regrese a Inglaterra me ocuparé de ello.

— Cuando sepas donde está quiero enterarme de inmediato.

— Quizás no sea buena idea, Yue. De todas formas... me haré cargo de eso lo más pronto posible...

 

Capitulo 1

 

Las vacaciones de verano terminaron. Touya y Sakura se dirigían a la escuela y, como siempre, pasaron a recoger a Yukito.

 

— Buenos días, Sakura —saludó Yukito a la pequeña con esa gran sonrisa característica de él.

— Buenos días —respondió muy emocionada.

 

No tardaron en llegar al colegio. Touya y Sakura quedaron en verse en la puerta de la Primaria a la salida, luego ella se despidió de Yukito y se dirigió a su salón.

 

—Sakura luce muy contenta hoy — comentó Yukito.

— No te creas — replicó—. Creo que aún extraña al mocoso...

— Jmm... No entiendo porqué no te cae bien ese chico.

— Te lo he dicho miles de veces —aseveró  mientras frenaba su bicicleta frente a la puerta de la Preparatoria — Ese niño (Shaoran) quiere quitarme...

— ¡Haaayyyy! — el grito de una chica llamó su atención. Notaron que se había tropezado con la llanta de la bici de Touya — ¡Maldición! ¡Que tonta soy!...

 

Yukito bajó de la bicicleta y se acercó a ella para ayudarla.

 

— ¿Te encuentras bien? —le preguntó tomándole del brazo para ayudarle a levantarse. Touya dejó su bicicleta a un lado y comenzó a recoger los cuadernos de la chica — ¿No te lastimaste?

— No... Para nada —sonrió ella —. Soy muy despistada, lo siento.

 

Los ojos de Yukito se abrieron totalmente al observar el rostro de aquella chica. Ella, por su parte, comenzó a sacudirse el uniforme.

 

— Ten más cuidado — dijo Touya entregándole sus cosas.

— Si... Gracias — hizo una pequeña caravana juntando sus manos sobre el rostro, luego tomó sus cosas de manos de aquel chico —. ¡Dios! ¡Voy a llegar tarde! ¡Adiós!

 

La chica se fue corriendo a su salón.

 

— No la habia visto antes — comentó Touya pero Yukito no le puso atención —. Yuki... Yuki...

— ¿Eh? Disculpa... ¿Dijiste algo?...

— Yuki... — replicó colocando su mano en el hombro de su amigo — Será mejor que nos vayamos.

 

Después de acomodar la bicicleta, ambos se dirigieron a su salón.

Unos minutos más tarde el asesor de grupo llegó y, luego de saludarlos, les dio la noticia de que una nueva alumna se integraría al grupo.

 

— Pasa — dijo el profesor a la chica —. Ella es Haruka Fujikawa. Viene de Hong Kong. Espero que la apoyen en cualquier cosa que necesite.

 

Touya y Yukito se sorprendieron al notar que se trataba de la chica que conocieron ese día. Su rostro sonriente y su atractivo físico magnetizaron las miradas de los chicos y la admiración de las chicas. Sin embargo, Yukito parecía observarla con algo de preocupación.

 

— Buenos días —saludó risueña. Cuando se percató de que Touya y Yukito estaban en ese mismo salón alzó la mano para saludarlos.

— Fujikawa, siéntanle al lado de Tzukishiro —señaló el profesor —. Bien... Comencemos con nuestra clase...

 

Haruka se acercó a Yukito. Él no despegaba su vista de ella y Touya lo notó, pero de lo que no se dio cuenta fue de la repentina imagen que ocupó la mente de su amigo. Fue como un flashazo sorpresivo. En él, Yukito observó a una mujer muy parecida a la nueva alumna: Cabello anaranjado y rizado largo, tez blanca y facciones finas...

 

— Yuki... ¿Te sientes bien?

— ¿Eh?... Si, estoy bien. No te preocupes, Touya...

 

Pero Touya no le creyó. Observó con molestia a Haruka quien no se habia percatado de lo sucedido.

 

CAPITULO 2

 

Al terminar la clase de literatura los alumnos comenzaron a formar equipos para realizar la tarea que la profesora les asignó. Varios chicos se acercaron a Haruka para ofrecerle ser parte de sus grupos. Sin embargo, ella accidentalmente volteó a ver a Touya y Yukito quienes se ponían de acuerdo para entregar su trabajo.

 

— Disculpen... — se levantó de su asiento y se acercó a ellos —. Siento interrumpirlos. No sé si hay alguna posibilidad de que pueda trabajar con ustedes.

 

Todos los que le escucharon se sorprendieron ante su petición. Touya y Yukito se miraron desconcertados.

 

— Bueno... —sonrió ella—. Es que quería devolverles el favor de hace rato... ¡Me encanta la literatura y la historia! Por eso quería sugerirles un libro en especial...

— ¿En serio?  —preguntó Yukito interesado— Por nosotros no hay problema, ¿verdad, Touya?

— No, claro que no —murmuró algo molesto. Haruka le observó emocionada .

— No te enojes —se acercó colocando su dedo índice en la nariz de Touya—. Te ves muy feo así.

 

Touya le miró extrañado, sin embargo notó que Yukito no le quitaba la vista de encima a Haruka. Ella también se percató de esto así que se alejó un poco.

 

— Bueno... Iré por el libro a la biblioteca. Nos veremos en la entrada, ¿si?

 

Haruka se acercó a otra de sus compañeras para preguntarte donde estaba la biblioteca y se retiró del salón junto con ella. Yukito le siguió con la mirada hasta que desapareció.

 

— Será mejor que vayamos a dejar nuestras cosas a los casilleros —dijo Touya llamando su atención.

 

Yukito accedió. Luego de ello ambos se dirigieron a la entrada de la escuela y esperaron a Haruka durante un buen rato. Touya, desesperado, observó su reloj varias veces. Tenía que verse con Sakura y ya se le habia hecho muy tarde. Yukito se ofreció a esperar a Haruka y quedar de acuerdo con ella en lo del trabajo para que él pudiera irse con su hermana. Touya dudó un poco en aceptar pero Yukito lo convenció; subió a su bicicleta y, luego de despedirse de su amigo, se marchó.

 

Haruka salió corriendo de la escuela. Como no sabia cual era el procedimiento para sacar un libro de la biblioteca se tardó casi una hora.

 

— Insisto... Soy una tonta —se murmuró a si misma al  notar que ya ninguno de los dos estaba allí—. Bien... Tendré que hablarles por teléfono ... ¡Pero cómo diablos pienso hacerlo! ¡No tengo ninguno de sus teléfonos!...

 

Fastidiada de ser tan despistada se dirigió a casa. Mientras caminaba leía aquel libro que tanto trabajo le costó en conseguir: La Ilíada, de Homero. A Haruka le encantaba todo lo relacionado a literatura griega o romana. Era experta en la materia... Y como no serlo si era lo único a lo que se habia dedicado desde hacia varios años... Cuando leía no tenía idea de lo que sucedía a su alrededor, por ello no se percató de que era seguida de cerca por alguien que jamás se imaginó encontrarse en Japón.

 

— ¿Y ahora que voy a hacer? —se preguntó molesta deteniéndose frente al parque Pingüino. Decidió entrar al solitario lugar y sentarse en una de las bancas a descansar.

 

Un fuerte viendo inundó el ambiente. El sonido que producían las hojas le hizo recordar aquellos años en los que solía leer bajó los árboles del jardín de su casa. Una palabra escapo de su boca al evocar esos tiempos.

 

— Clow...

— Haz vuelto... —aseveró una voz masculina. Haruka miró a todas dirección hasta que encontró el origen de esa voz unos metros arriba de ella. El reconocer a ese ser le dejó perpleja—. Al fin...

— ¡Yu... Yue!...

 

Yue descendió hasta colocarse frente a ella. Se miraron fijamente unos segundos pero Haruka no pudo sostener más su mirada y decidió salir corriendo de allí. Sin embargo, Yue no se lo permitió.

 

— Esta vez no escaparás, Zora... —aseveró mientras volaba hasta ella para detenerla.

— ¿Qué es lo que quieres? —preguntó ella muy asustada, apretando el libro contra su pecho.

 

Yue no respondió, simplemente movió su brazo izquierdo y, utilizando uno de sus ataques, impulsó a Haruka unos metros atrás lastimándola seriamente. Ella no pudo observar como las hojas de su libro volaban por doquier.

 

— Esto fue por haberte marchado... —dijo Yue aproximándose.

— Yo... tenía derecho a ser feliz... ¡A no ver tu gesto de frustración cada vez que me acercaba a ti!... ¡A no sentirme rechazada todo el tiempo!

— Fuiste creada por Clow para un solo propósito y ahora que has regresado no volverás a escapar.

 

Haruka le miró desafiante. Yue cerró los ojos dispuesto a atacarle otra vez.

 

— ¡¡Eh!! —exclamó ella distrayéndole— ¿Touya?

 

Al escuchar ese nombre Yue observó de reojo por detrás para verificar si Touya estaba allí. Haruka aprovechó el momento para tomar un puñado de tierra y arrojarlo al rostro de Yue. De inmediato se apresuró a escapar.

Al recuperarse de tal sorpresa, Yue voló para buscarla por los alrededores pero al no sentir su presencia por ningún lado decidió regresar a casa esperanzado en volverla a encontrar. Por su parte, no fue sino hasta caída la noche cuando Haruka salió de su escondite dentro del parque.

 

— Pase lo que pase... debo encontrar a la dueña de las cartas... —murmuró sin disimular el dolor que le producía aquella herida en el brazo izquierdo— Si no lo hago... seguramente Yue me matará primero... Clow... Si estuvieras aquí...