Capitulo 2: El sueño

 

-Todo estará bien, no te preocupes...

Todo a su alrededor era luz, no podía ver otra cosa.

Y esa voz, tan dulce, parecía provenir de muy lejos.

La luz comenzó a desvanecerse, y pudo ver un hermoso bosque lleno de árboles de cerezo.

Los pétalos rosados caían como si fueran suaves copos de nieve.

Parpadeó, estaba acostada boca arriba en el pasto, debajo de un árbol. Al incorporarse se dio cuenta de que llevaba puesto un vestido blanco, muy simple, y estaba descalza.

Comenzó a caminar, a pesar de que no tenía idea de a dónde iba. De nuevo pudo escuchar esa dulce voz, esta ves sonaba más clara y profunda que antes:

-Kotono, ya no te preocupes más...porque todo estará bien...

La joven china se detuvo. Apróximadamente diez metros más adelante, junto a un árbol, estababa la figura femenina de la que acababa de hablar. A pesar de que no podía verla con claridad, sabía que se trataba de una mujer muy hermosa. Sus profundos ojos azules miraban con dulzura a Kotono, como si estuviera viendo a un ser querido. Sobre su espalda caían los largos cabellos rosados, (exactamente del mismo color que los de Ruby Moon), que se mecían suavemente con el viento. Llevaba puesto un vestido blanco largo hasta los tobillos. La mujer se llevó una mano a la cara, para apartarse unos mechones que caían sobre su rostro, y le dirigió una hermosa sonrisa a la joven, que parpadeó confundida.

-Kotono...te prometo que te ayudaré- dijo con la misma amabilidad y dulzura que se reflejaba en su mirada.

-¿Quién eres?- preguntó, entrecerrando los ojos en un intento por verla mejor. Ella sonrió.

De repente todo lo que la rodeaba comenzó a irradiar una cegadora luz blanca. Cerró los ojos, al mismo tiempo que una extraña calidez comenzaba a rodearla, como si alguien la estuviera abrazando...

 

Lentamente comenzó a abrir los ojos. Estaba acostada en su cama, boca arriba. Sei, en su verdadera forma, dormía a su lado, con la cabeza apoyada sobre una de sus patas, muy cerca del hombro de su ama. Se incorporó sobre la cama y acarició la cabeza del felino gris, que dormía profundamente.

Aún podía sentir esa extraña calidez. Y ese sueño... durante sus aventuras como card captor había aprendido que esa clase de sueños siempre eran premoniciones.

-Una premonición...- dijo Kotono en voz baja, pensativa, y volteó para ver el despertador, que marcaba las seis en punto. Corrió las cortinas de la ventana que había junto a su cama y suspiró. El cielo estaba nublado, exactamente igual que el día en el que llovía y ese chico, Shaoran Li, la acompañó hasta su casa (bueno, hasta la casa de Eriol). El le había dicho que vivía cerca y que seguramente se volverían a encontrar, pero ya habían pasado dos semanas y media desde que lo conoció, y no le había visto otra ves...

-Shaoran Li- dijo en voz baja, observando el cielo nublado que comenzaba a despejarse-. Es un descendiente de Clow....

Suspiró de nuevo. Ese día comenzaría a estudiar en la secundaria Shiru, y la verdad era que no estaba muy entusiasmada con la idea...

Cubrió con las frasadas a su guardián, que seguía durmiendo, y salió de la habitación.

 

Cuando salió del baño, ya vestida, se cruzó con Akane, que no pudo evitar una exclamación.

-¡Kotono, te ves hermosa!!

La joven sonrió levemente, muy sonrojada.

-No...no es para tanto- murmuró.

-¡Pero si te queda muy bien!- tomó a su ama por los hombros y, prácticamente arrastrándola, la llevó hasta el interior de su habitación, en donde había un enorme espejo rectangular. Se detuvo frente a éste y, poniéndose detrás de la joven, sin apartar las manos de sus hombros, sonrió ampliamente. Kotono observó su reflejo de arriba a abajo, sonrojada.

La verdad era que se veía muy bien: el uniforme, una camisa blanca con un listón rojo atado alrededor del cuello, una falda escocesa y una chaqueta negra, hacía resaltar su delgada figura y sus curvas bien definidas.

-¿Lo ves? ¡Estás divina con ese uniforme!- dijo muy emocionada Akane-. Pero tu cabello...

-¿Qué tiene de malo?- parpadeó.

-No te peinaste bien, déjame arreglarlo.

Kotono se soltó el largo cabello castaño y Akane comenzó a peinar la larga cabellera de su ama.

-¿No te gustaría cortarte el pelo?- preguntó la guardiana.

-¿Cortarmelo?

-Sí- sonrió levemente-. Hace unos años lo tenías corto por los hombros, ¡te veías monísima!!- su sonrisa se acentuó.

-¬_¬ Si, pero entonces era una niña, si me cortase el cabello ahora seguramente me vería horrible.

-Yo creo que te verías muy bien- dijo alguien desde la puerta.

Era Eriol, sonriendo como siempre, que asomaba la cabeza por la puerta abierta. Ya estaba vestido, a diferencia de Akane que seguía con su pijama verde claro, y parecía listo para salir a alguna parte.

-Ah...buenos días- murmuró Kotono, levemente sonrojada.

-Muy buenos días Eriol- sonrió Akane.

-¿Qué quieren desayunar?- preguntó, sin dejar de sonreír, mientras Kotono arreglaba su larga cabellera en una alta cola de caballo.

-Ya ya desayuné- Akane sacó de su armario ropa para cambiarse-. Tengo que cambiarme, así que salgan por favor.

Eriol y Kotono salieron de la habitación y se dirigieron escaleras abajo.

-¿No quieres desayunar?- preguntó el joven hechicero cuando llegaron a la sala.

-No tengo hambre, además se me hace tarde...- caminó hacia la puerta de salida y se detuvo para sentarse en el escalón que había frente a la entrada para quitarse las pantuflas y ponerse unos zapatos negros. A su lado, junto a la pared, estaba su cartera marrón-. Oye, ¿vas a salir a alguna parte?

-Si, lo que dijiste la otra ves...eso de las presencias que iban hacia la Torre de Tokyo....- la joven china terminó de calzarse los zapatos y se puso de pie frente a Eriol, que tenía un aire pensativo mientras hablaba- más tarde iré a la Torre, quiero comprobar si es cierto. Akane me va a acompañar.

-A ver...- Kotono abrió su cartera- creo que tengo todo lo necesario...

-¿Llevas las cartas encima?- preguntó Eriol.

-Sí- metió la mano en el bolsillo de su falda y comprobó que era cierto.

-Hace ya varias semanas que estás en Japón, supongo que falta poco para que comiencen a atacar- dijo Eriol, algo serio-. Así que ten cuidado.

-No te preocupes- abrió la puerta-. Antes de volver iré a comprar algunas cosas, así que no te preocupes si tardo un poco.

-De acuerdo...que te vaya bien, adiós- sonrió.

-Adiós.

-¡¡Esperaaa!!- gritó Nakuru, bajando a toda prisa por las escaleras. Tanto Kotono como Eriol parpadearon sorprendidos. Cuando Nakuru se detuvo frente a Kotono, tomó una inmensa cantidad de aire antes de sonreír-. Mira...- sacó del bolsillo de su pijama un celular de diez centímetros de largo, de color celeste pastel (con un par de alitas al costado y una estrella de ocho puntas, dorada, debajo de los botones), y se lo dio en la mano a Kotono-. Así estaremos en contacto por si pasa algo. Ahora mismo le daré uno a Akane y a Sei-chan- dijo sin dejar de sonreír-. Aceptalo como un regalo de navidad atrasado ^__^.

-Gracias- dijo Kotono con una sonrisa de oreja a oreja-. Nos vemos luego...

-^o^ Buena suerte Konni-chaaan!!- le dijo mientras se alejaba hacia la entrada de la mansión.

Eriol sonrió levemente cuando la vio cerrar las rejas de la entrada.

-Kotono ha cambiado mucho- dijo sin dejar de sonreír.

-^__^ Ahora está más guapa- sonrió Nakuru mientras ambos entraban de nuevo a la mansión y se dirigían a la cocina.

-^_^u Sí, pero no me refería a eso...quiero decir que tiene un carácter muy maduro- de repente pareció pensativo-. No sabe en dónde está Lao o cómo puede hacer para rescatarlo, pero de todos modos sigue luchando y no se da por vencida- sonrió levemente-. Ahora que sabe qué debe hacer te aseguro que hará lo imposible por salir ganando...

 

Kotono comenzó a caminar por las tranquilas calles de Tomoeda. Tenía que caminar unas calles y atravesar el parque Ueno para llegar a la secundaria.

Al ser una nueva alumna en el colegio, tenía que ir un poco más temprano para terminar (finalmente) con todo el papeleo y comenzar a estudiar.

Llegó al parque. Los árboles de cerezo se veían realmente muy hermosos, con los cálidos rayos del sol filtrándose por entre las flores y las ramas del árbol...los pétalos caían como suaves copos de nieve....como en su sueño....por unos fugaces segundos aparecieron en su mente esos ojos azules, tan profundos....su vista comenzó a nublarse. De pronto ya no veía el parque, ni los árboles, era como si tuviera los ojos cerrados y sólo pudiera ver las imágenes que se dibujaban en su mente con demasiada claridad....

Ahí estaba, la mujer que había visto en sus sueños. Dándole la espalda a Kotono, de pie junto a un árbol de cerezo. Su largo cabello rosado se mecía suavemente con el viento.

Escuchó de nuevo la dulce voz de esa mujer, esta ves cantando un trozo de una canción que le parecía haber escuchado antes:

 

Mienai Yakusoku de  (Gracias  a una promesa invisible)

Deatta Watashi tachi (nosotros nos conocimos)

Oshiete  Sono wake wo (Quiero que me enseñes la razón)

Ano hi no  Chikai wo ima mo Oboeteiru deshou? (Ahora recuerdas ese día como si fuera cercano verdad?)

Miageta  Kono sora ni (Mira hacia arriba, en ese cielo)

Doko made mo  Kibou no niji wo kakeyou (colgaremos un infinito arcoiris de esperanza)

 

Volteó un poco la cabeza para ver a Kotono y sonreírle.

-¿Verdad que es una canción muy bonita, Kotono?

-¿Acaso te conosco?- preguntó la joven china, con los ojos entrecerrados-. Ese aura tan cálida...¡estoy segura de que te conosco!- dio un paso hacia adelante.

-Y no te equivocas- sonrió ampliamente.

-Dime quién eres...

Ella sólo sonrió, como si le estuviera diciendo "es un secreto"....

 

-¿Estás bien?

Kotono abrió los ojos y para su enorme sorpresa, se encontraba de rodillas en el suelo.

Frente a ella, había dos jóvenes: una de cabello corto, castaño, y ojos verdes, y la otra, de largos cabellos negros que constrastaban con sus ojos azul marino.

Ambas estaban arrodilladas a su lado.

-Eh...sí- murmuró Kotono, y la de ojos azules la ayudó a levantarse.

-Toma- la de cabello corto le dio su maleta-. ¿Seguro que estás bien?

-Si, es que...me mareé un poco y me caí, eso es todo- mintió, sonriendo levemente, con una gotita de sudor sobre la cabeza, sosteniendo su maleta con ambas manos sobre el regaso.

Cuando la mirada de Kotono y la desconocida de ojos verdes se encontraron, ésta última sintió que algo frío subía por su espalda a gran velocidad. Parpadeó, con los ojos muy abiertos, mirando sorprendida a la joven china que miraba su reloj con algo de preocupación.

-Bueno, ya me tengo que ir- sonrió levemente- ¡muchas gracias!- y echó a correr por el parque.

-Oye, Sakura- murmuró la de ojos azules-. Mira esto...

Sakura volteó hacia su amiga.

-¿Qué pasa, Tomoyo?

Tomoyo le señaló una carta tirada en el suelo, en donde segundos antes había estado esa chica. Sakura se agachó y la recogió, para luego sostenerla en la mano derecha y observarla muy sorprendida y confundida a la vez.

La carta era idéntica a las Sakura Card, solo que de color verde claro y oscuro. Tenía el mismo dibujo que la carta Fuego. En la parte de abajo decía "The Firey", y en la de arriba estaba escrita una palabra con unas letras muy extrañas, totalmente desconocidas para la maestra de cartas y su amiga.

-¿Y esto?- se preguntó a sí misma, en voz alta.

 

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El Templo Iki, ubicado a unas cuatro calles del parque Ueno, había vuelto a abrir sus puertas.

Ahora, como hacía unos siete años atrás, las personas acudían allí para rezar, organizar festivales o simplemente para comprar amuletos. Todos los que iban quedaban encantados con una pequeña niña llamada Maki, de unos diez años, de largo cabello rosado y ojos azules que vendía amuletos y podía leer el futuro con ayuda de unas cartas. Aunque las mujeres, en especial las colegialas, preferían ser atendidas por Ryo, un chico de apróximadamente catorce años de ojos marrones y cabello oscuro que era bastante apuesto a pesar de que casi siempre tenía un semblante serio y algo triste.

En ese momento Ryo se encontraba descansando en la rama de un árbol de cerezo. Apoyado de espaldas al tronco, con ambas manos detrás de la cabeza, observaba Maki, que aspiraba el aroma de una flor rosada, sentada en otra rama del mismo árbol.

Ryo entrecerró los ojos y miró el cielo, desde el que comenzaban a asomarse algunos rayos del sol, con aire pensativo.

-Sakura, la flor del cerezo...- sonrió la niña-. A tu madre le gustaban mucho los cerezos, ¿no, Ryo?

-Si- asintió el chico, sonriendo levemente, aún mirando el cielo-. Mi padre sabía que era su flor favorita y cuando se casaron él mismo plantó todos los árboles de cerezo que ves aquí.

Maki miró a su alrededor. Alrededor de la enorme casa, (que es idéntica a la que vivían los abuelos de Yukito, esa que tiene tejado y puertas que se abren horizontalmente...), había al menos diez árboles de cerezo, y el camino de piedra que iba desde la entrada del templo hasta la casa también estaba rodeado por varios de esos árboles.

Sonrió ampliamente, era obvio el por qué de que Ryo se volviera a instalar en ese templo al regresar a Japón. Era una sensación muy agradable estar en el medio de tantos árboles de cerezo, el dulce aroma de las flores y los cálidos rayos del sol eran la combinación perfecta para pasar una agradable tarde fuera de la casa.

-Me gusta mucho este lugar. Hay algo extraño en él que me hace sentir bien...- murmuró Ryo, cerrando los ojos. Maki volvió a sonreír.

-Este es el lugar perfecto para que le digas a esa persona especial que la quieres- dijo pensativa, como si recordara algo al decir eso.

-¿Qué?- Ryo volteó la cabeza, para mirarla algo confundido. Ella no contestó, sólo le dirigió una sonrisa.

 

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-Bien, antes de comenzar la clase, quiero presentarles a una nueva estudiante extranjera. Por favor pasa, Segawa.

Kotono entró al salón de clases, se puso junto al escritorio del profesor, que estaba frente al pizarrón escribiendo el nombre de la recién llegada, y sonrió levemente.

Varios chicos comenzaron a murmurarse algo unos a otros. La recién llegada parecía algo triste. Clavó la mirada en el suelo, cuando de repente sintió un escalofrío que recorría su espalda haciendo que levantara la mirada y sus ojos, que reflejaban sorpresa, se encontraron con una mirada que la observaba con curiosidad. Un chico de cabello marrón claro y ojos grises la miraba fijamente...

-Su nombre es Kotono Segawa, estará junto a nosotros sólo por este año, así que sean amables con ella. Veamos Segawa...¿le parece bien sentarse junto a Mihamara?- señaló al chico de ojos grises.

-Si, claro...- comenzó a caminar hacia su asiento. Al sentarse, el chico a su lado sonrió.

-Escuchen- dijo el profesor-, la preparatoria Sekai nos ha invitado para que organicemos algo junto a ellos en el Festival de Primavera que harán el próximo mes. Los ayudaremos en una cafetería que organizó uno de los salones y además haremos una obra junto a algunos alumnos de segundo año, ¿están de acuerdo?- hubo un "sí" por parte de toda la clase-. Bien, ahora comencemos con la clase. Por favor, saquen su libro de matemáticas y abran en la página 47...

 

Las clases transcurrieron con tranquilidad. Por algunos momentos algunos alumnos volteaban para mirar a Kotono, que no les prestaba atención e intentaba concentrarse en decifrar qué querían decir todos esos signos que escribía el profesor en el pizarrón....

Mientras intentaba decidirse en si ese kanji que parecía una "H" cursiva muy extraña era realmente una "H" o una "N", sintió esa mirada gris encima suyo de nuevo. Volteó un poco para ver el banco al lado suyo y comprobó que Mihamara la miraba de reojo, con una mezcla de curiosidad y sorpresa. Kotono, sin saber muy bien por qué, se sonrojó y volvió a concentrarse en el pizarrón.

 

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Junto al edificio de la preparatoria Sekai, cerca de la cancha de fútbol, estaba el pequeño "teatro" en donde se festejaban todos los actos escolares.

Sakura y Tomoyo atravesaron la entrada de ese "teatro" y se encontraron con que habían montado un enorme escenario con un telón rojo oscuro.

Sobre el telón había un cartel que decía, escrito con varios colores y flores dibujadas alrededor, "Festival de Primavera". Todo el lugar estaba decorado por flores de todos los tamaños y colores echas de papel. Cintas de color verde claro, rosa y celeste estaban alrededor del cartel, del telón y colgadas en las paredes. Había varios alumnos en el escenario y también algunos profesores.

-Qué bonito- murmuró Tomoyo sonriendo.

-Hoy estaremos la mayor parte del día trabajando en esto de organizar el Festival, ¿no?- preguntó Sakura.

-Sí- asintió Tomoyo-. Hasta la hora del almuerzo no haremos otra cosa más que ensayar la obra con los de tercero de secundaria y terminar de organizar la cafetería que hará nuestro salón.

-¡Sakura, Tomoyo!

Hanako apareció corriendo desde el escenario hacia sus dos amigas. Se detuvo frente a ellas y les sonrió ampliamente.

-El lugar se ve muy bien- sonrió Tomoyo.

-¿Verdad que sí?- dijo sin dejar de sonreír-. Colaboré un poco con la decoración, pero fue Megumi la hizo la mayor parte.

-¿Y en dónde está ella ahora?- preguntó Sakura, mirando a su alrededor.

-Está en el Salón de Música...ah, Tomoyo, la profesora de música quiere que todas las chicas del coro vayan allí, no sé para qué...

-¿Puedo ir contigo?

-Claro que sí, Sakura- sonrió Tomoyo-. ¿Vienes, Hanako?

-No puedo- suspiró, con una gotita de sudor sobre la cabeza-. Estoy ayudando a terminar de montar el escenario, y todavía no pudimos arreglar el problema de las luces que no sé por qué no se encienden...

-Bueno, entonces nos vemos luego- se despidió Sakura-. Suerte con eso de las luces- agregó sonriendo antes de atravesar la salida.

Tomoyo también sonrió y siguió a Sakura.

 

Ambas se dirigieron al Salón de Música.

Al llegar, abrieron la puerta y pudieron escuchar la música de una canción que habían oído en la televisión. Esta música provenía de un grabador colocado sobre el escritorio, frente al cual estaba sentada la profesora. Todas las chicas del coro de la preparatoria y algunas de la secundaria miraban atentamente a la chica de cabello castaño atado en una alta cola de caballo, con dos gruesos mechones que enmarcaban su rostro, que esperaba el momento en el que tendría que comenzar a cantar.

-Sakura...- dijo Tomoyo en un susurro- ¿esa no es la chica que ayudamos esta mañana?

Sakura se fijó en la que estaba a punto de cantar. Efectivamente, esa era la chica con el uniforme de la secundaria Shiru que habían ayudado hacía tan sólo unas horas en la calle.

-Si, es cierto...- parpadeó Sakura, sorprendida.

Finalmente la joven comenzó a cantar:

 

Nee, aishitara daremoga konna kodokuninaruno

Nee, kurayami yorimo fukai kurishimi

Dakishimeteruno nanimo kamo ga futari

Kagayaku tame kitto

 

La voz de la joven era realmente muy hermosa. Poseía la misma suave dulzura que la voz de Tomoyo, y tenía una melodiosa entonación, realmente embriagadoras al oído.

 

Kimi wo, kimi wo, aishiteru

Kokorode mitsumeteiru

Kimi wo, kimi wo, shinjiteiru

Samui yorumo

 

Nee, koishitemo darenimo itsuka owari ga kuruno

Nee, ao zora yorimo sunda tokimeki

Sutete shimauno kisetsu kawarino kaze

Michi wo hashiru zutto

 

Kimi wo, kimi wo, aishiteru

Kokorode mitsumeteiru

Kimi wo, kimi wo, shinjiteru

Samui yorumo

 

La profesora presionó el botón "STOP" en el grabador y sonrió ampliamente.

Varias chicas comenzaron a aplaudir, entre ellas, Sakura y Tomoyo.

La joven sonrió ampliamente, muy sonrojada.

-Tienes una voz muy bonita, Segawa- dijo la profesora, sonriendo-. Realmente cantas muy bien. ¿Te gustaría cantar dentro del coro de la secundaria Shiru?

-Claro- asintió, sonriendo.

-Bien, esta es la canción que cantaremos en el Festival- le entregó a la joven una hoja de papel-. Mañana a las once todo el coro ensayará en el escenario, así que por favor ve allí.

-De acuerdo.

-Ahora...Hino- una chica se acercó- es tu turno.

Sakura, sin perder tiempo, siguió a la joven cuando ésta salió del salón.

-¡Espera!- la joven se detuvo y Sakura, acompañada por Tomoyo, se acercaron sonriendo-.

¿Cómo se llama la canción que acabas de cantar?

-Se llama "Yakusoku wa Iranai". Ah...¿Ustedes son las que me ayudaron esta mañana cuando me caí en el parque?- preguntó parpadeando.

Sakura asintió.

-Yo también estoy dentro del coro- comentó Tomoyo, poniéndose al lado de Sakura- eso significa que nos veremos muy seguido. Soy Tomoyo Daidouji- agregó sonriendo.

-Y yo Sakura Kinomoto- sonrió también, extendiéndole una mano a la joven.

-Kotono Segawa- estrechó su mano con la de Sakura. Fue entonces cuando un escalofrío volvió a recorrer de pies a cabeza a la maestra de cartas japonesa, aunque esta ves disimuló su asombro-. Disculpen...pero no tengo ni idea de en dónde está el escenario en donde van a ensayar, ni siquiera estaba enterada de eso del Festival de Primavera...

-No te preocupes- sonrió de nuevo Sakura-, si quieres te podemos guiar un poco.

-Nos podemos encontrar en la entrada de tu colegio a las once y te mostramos un poco el lugar-

propuso Tomoyo.

-Pero...¿no es molestia?- preguntó algo apenada.

-¡Claro que no!- dijo afablemente Tomoyo, sonriendo.

-Muchas gracias- hizo una pequeña reverencia-. Entonces...a las once nos volvemos a ver.

Unas chicas las llamaron desde el Salón de música. Sakura y Tomoyo sonrieron de nuevo antes de voltear e irse.

 

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De regreso en el Templo Iki, Maki se encontraba sentada de rodillas en el suelo, en

su habitación. A su lado se encontraba Ryo, que la observaba atentamente.

-Oye Maki...- murmuró- no sabía que podías leer el futuro con las cartas...

-Pues ya lo sabes- replicó Maki, sonriendo levemente-. Hay varios métodos para leer el futuro, pero éste es el más efectivo.

Frente a ella había un mazo de cartas que en el frente tenían dibujos que representaban toda clase de cosas, en total eran treinta cartas.

Tomó el mazo con la mano izquierda y con la derecha lo dividió en cuatro partes, luego las mezcló para volver a formar un mazo que apoyó frente a ella.

A continuación juntó las palmas de sus manos sobre su pecho y bajó un poco la cabeza, haciendo que la punta de sus dedos estuvieran frente a la nariz.

-Oh cartas creadas con los poderes de la luz y la oscuridad, contestad a las preguntas que os hago...

Las cartas, una a una, se fueron elevando del mazo y, levitando, formaron un círculo alrededor de Maki. El círculo giró varias veces y se detuvo cuando Maki terminó de formular una pregunta:

-Decidme...¿cuál es la forma del poder que se interpone en mi camino?

Inmediatamente cinco cartas se separaron del círculo, que había quedado inmóvil flotando en el aire, y descendieron al suelo, frente a la niña.

-La oscuridad, la espada, las alas, el viento y el deseo- Maki nombró las cartas.

-Bueno y...- murmuró Ryo, mirando las cartas algo confundido- ¿qué significan esas cartas?

-La oscuridad...ese poder es oscuro, tiene un fin negativo...la espada, quiere decir que habrá una pelea entre ese poder y alguien más- dijo Maki señalando las cartas de las que hablaba- las alas y el viento, significa que ese poder está viajando...ese poder oscuro está viajando hasta Tokyo...para cumplir su deseo.

Una carta más descendió del círculo, pero ésta fue directamente a la mano de Maki, que abrió los ojos azules como un par de platos.

-¿Qué pasa?- preguntó Ryo.

-Es la carta "presente"- dijo con la mirada fija en la carta.

-¿Y eso qué...?

-¡Significa que no están viajando, ya llegaron!- exclamó, con una mezcla de asombro y preocupación en el rostro infantil-. ¡¡Ya llegaron a Tokyo!!

 

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La joven china estaba dando un paseo por el parque que había detrás de su colegio secundario. Faltaban unos minutos para que la aguja de su reloj marcaran las once en punto.

De pronto el celular comenzó a sonar desde el bolsillo de la falda de Kotono. Esta lo tomó y sonrió levemente al ver que en la pequeña pantalla de cristal había un dibujo de la cabeza de Sei haciendo gestos que reflejaban alegría mientras se movía de lado a lado junto a un cartel que decía "alguien te está llamando!". Presionó el botón gris oscuro que decía "recibir" y habló.

-Habla Kotono- dijo.

-¡Ama!- era la voz de Sei-. ¡Akane y Eriol están en problemas!

-¿Qué sucede?- preguntó preocupada.

-Fueron a la Torre a investigar eso de las presencias...¡¡y de repente apareció una carta!!

-¡¿QUE?!- abrió los ojos como un par de platos.

-Acaban de llamarme, ¡la carta se dirige hacia tu colegio!- esto alarmó mucho a Kotono (sí, aún más)-. Lo mejor será que salgas de ahí- dijo antes de que su ama pudiera contestar-, ellos dos se están encargando de que la carta los siga para ir al parque y pelear allí...me dijeron que no te preocupes, que no es muy fuerte, pero que de todos modos no te confíes...

-Bien, entonces iré al parque y los esperaré allí.

-Llegaré lo más pronto que pueda...

-No, Sei, no vengas- dijo muy decidida.

-¡Pero...!

-Ya te dije que yo me haré cargo de todo esto.

-Ama....

-No te preocupes, Sei-chan, yo podré sola.

-¡¿Tu sola peleando contra esa carta?! ¡Estás loca si crees que...!

Kotono cortó la llamada de repente.

El pequeño guardián se quedó con la boca abierta y el celular pegado a la oreja.

-¡¡KOTONO!! ¡¡¿Me estás escuchando?!!- miró el celular con gesto enfadado y bufó mientras apoyaba el aparato frente a él, resignado-. Cree que puede hacer todo ella sola- cruzó las patitas delanteras.

 

Mientras tanto, Kotono tomaba la llave azul que colgaba de su cuello.

-Llave que ocultas los poderes de mi estrella...revélame la naturaleza de tu verdadero poder, te lo ordeno por el rango que me ha sido otorgado... ¡¡Libérate!!

La pequeña llave azul se transformó en un báculo azul oscuro, con un aro en la punta que en su interior tenía una estrella de ocho puntas dorada. A ambos lados del aro había unas pequeñas alitas doradas, sobre la estrella había una pequeña medialuna con una estrella de cinco puntas pegada al lado (eso representa a sus guardianes). Kotono lo tomó con decisión y luego de asegurarse de que no había nadie alrededor, sacó una carta del bolsillo de su falda y la lanzó frente a ella. La carta permaneció congelada en el aire cuando Kotono la señaló con el báculo.

-Carta que fuiste creada por el mago Klaus...abandona esta forma para transformarte y obedecer las órdenes de tu nueva maestra...¡hazlo por el nombre de Kotono!

La carta giró varias veces sobre sí misma antes de detenerse y cambiar su aspecto en menos de un segundo.

Kotono tomó la carta y comenzó a correr hacia el parque.

 

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-Vaya...no está aquí- observó Sakura cuando ella y Tomoyo llegaron a la entrada de la secundaria Shiru y no vieron a Kotono esperándoles.

-Quizá vendrá dentro de unos minutos, apenas son las once y cinco- dijo Tomoyo.

-Sí tienes razón, llegamos demasiado pronto- sonrió levemente con una gotita de sudor sobre la cabeza-. Ah, es cierto...- sacó algo de su bolsillo- cuando venga le daré la carta que se le cayó esta mañana.

-¿Y no le vas a preguntar nada respecto a si ella también es una maestra de cartas?

-Claro que sí, me gustaría saber de dónde...

Sakura dejó de hablar de repente. Parpadeó varias veces, con una mezcla de asombro y miedo. Al menos cinco presencias muy poderosas se dirigían hacia el parque, entre ellas podía sentir la de Kotono. Tenía un mal presentimiento....

-¿Qué sucede, Sakura?- preguntó Tomoyo algo sorprendida por la expresión de su amiga.

-Tomoyo...¡tenemos que ir al parque!

-¿Qué...por qué?- preguntó confundida. Pero no pudo continuar, Sakura le había tomado de la mano y prácticamente arrastrándola la llevaba con ella corriendo hacia el parque.

 

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Kotono finalmente llegó al parque. Allí convocó a Espada, la carta que había transformado minutos antes, y comenzó a caminar por la zona en donde se podía sentir la presencia de esa carta. Mirando a su alrededor atenta a cualquier movimiento estaba lista para defenderse y atacar.  Aparte de ella no había absolutamente nadie en el parque, sin embargo sabía que Eriol, Akane y la carta ya estaban allí, podía sentir sus presencias acercándose...

Se detuvo en el medio del camino, sosteniendo la espada con ambas manos. Cada ves estaban más cerca....

 

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Sakura finalmente dejó de correr cuando llegaron al parque. Tomoyo se acercó a su lado, jadeando.

-Sakura, ¿por qué...?

-Hay unas presencias muy extrañas por aquí- interrumpió Sakura, con el entrecejo levemente fruncido-. Tomoyo, creo que una de ellas es de una carta...

-¿Una carta?- repitió sorprendida-. Pero...¿no atrapaste todas las cartas hace años?

-Sí, pero...esta presencia es de una carta, estoy segura...

Al voltear, Sakura parpadeó algo sorprendida. Allí, a unos pocos metros, estaba Kotono, sosteniendo una espada azul oscuro con ambas manos. Tomoyo tenía la misma expresión de sorpresa y algo de confusión que Sakura. Rápidamente ambas se acercaron a Kotono. Al escuchar las pisadas, ésta última volteó y las miró muy sorprendida.

-Kinomoto...Daidouji- murmuró con los ojos muy abiertos- ¿¿pero qué hacen aquí??

No pudieron contestar. Una explosión a sólo unos metros de distancia lanzó a las tres jovenes

varios metros hacia atrás, y una cortina de humo cubrió todo a su alrededor. Kotono inmediatamente se puso de pie, poniéndose ante Sakura, que ayudaba a Tomoyo a ponerse de pie, las tres algo adoloridas por el golpe.

Cuando el humo comenzó a disiparse, pudieron ver a tres personas que parecían haber aparecido de la nada: una de ellas, una chica de ojos plateados vestida con un traje idéntico al de la carta Lucha, sólo que de color gris oscuro y blanco, y larga cabellera gris claro que caía sobre sus hombros hasta la mitad de la espalda. Cerca de ella, un joven de cabello negro azulado y gafas que sostenía una báculo dorado (es el que usa Eriol de niño en el animé) que a Sakura le parecía haber visto antes. Tirada en el suelo estaba la tercera, una chica de no más de dieciseis años, de largo cabello anaranjado, que tenía una herida muy profunda en la pierna y algunos rasguños en los brazos.

-¡Akane!!- exclamó Kotono, arrodillándose junto a la de cabello anaranjado.

-Estoy bien- sonrió levemente para tranquilizar a su ama.

-¿Esa es la carta?- preguntó Kotono, levantando la mirada hacia la joven de cabello gris. Akane asintió-. Eriol, por favor protege a Akane- Eriol asintió y se acercó a la guardiana, mientras que Sakura los miraba atónita...¿Eriol? ¿Había escuchado bien?

-¿Qué hace Eriol aquí?- se preguntó Sakura a sí misma, pero en voz alta.

Kotono inmediatamente se puso de pie, tomó la espada y corrió hacia la joven de cabello gris y a unos metros de distancia de ésta dio un salto y se preparó para descargar un golpe sobre la cabeza de ésta, que permanecía quieta.

Pero cuando la espada de Kotono estuvo a tan solo unos centímetros de partirle la cabeza en dos, la joven reaccionó y con ambas manos detuvo el filo de la espada. Kotono, con gesto enfadado, dio otro salto hacia atrás, con tanta mala suerte que tropezó y cayó. Al intentar levantarse, le dio una puntada en el tobillo y el dolor la obligó a arrodillarse.

-¡Kotono!!- exclamó Akane, cuando la joven comenzó a correr, aparentemente, hacia su ama.

-¡¡Escudo!!

La carta de Kotono llegó justo a tiempo para proteger a Sakura y Tomoyo de ser golpeadas por la joven. Esta, muy enfadada, volteó hacia Kotono, que tomó de nuevo la espada y la miró desafiante.

-¡Vamos!- exclamó-. ¡Ataca!!

La joven sonrió, con una mirada maligna en los brillantes ojos. Movió la cabeza de atrás hacia adelante y los cabellos grises crecieron desmesuradamente, dirigiéndose a gran velocidad hacia la joven china, que no pudo hacer nada para evitar que se enroscaran en su cuerpo. La espada cayó de sus manos cuando los cabellos la elevaron unos metros sobre el suelo.

Un amplio destello de luz salió de las manos de Eriol, pero se detuvo cuando notó que la joven sonreía... los largos cabellos grises tenían aprisionados el cuello de Kotono.

Sakura, que había convocado su báculo y estaba dispuesta a usar la carta Arrow para ayudarla, pero en el momento en el que se disponía a hacerlo, un rayo golpeó a la misteriosa joven en la cara, y los cabellos liberaron a la maestra de cartas china.

Repentinamente apareció un adolecente de cabello oscuro y ojos marrones de pie sobre la rama de un árbol. Con un increíble salto logró llegar a tiempo para sostener a Kotono antes de que se estrellara contra el suelo, sin embargo la joven les había lanzado un rayo negro que había alcanzado el brazo del chico, del que ahora brotaba la sangre...

-¿Estás bien?- preguntó él cuando descendieron al suelo.

-Si, pero tu brazo....

-No importa, ahora preocúpate por sellar esa carta, Segawa- dijo muy serio.

-¿Me conoces?- dijo muy sorprendida.

-Bueno...

-¡Cuidado!!- gritó Sakura.

La joven de cabello gris había saltado para caerles encima y darles una patada, pero falló cuando ambos rodaron por el suelo hacia un costado, y su pierna quedó incrustada en el piso.

-Gracias- sonrió Kotono al joven mientras se ponía de pie. Sus brazos y piernas tenían varias marcas, algunas de ellas sangrando.

Mientras, la joven de cabello gris no podía sacar la pierna del suelo. Eriol aprovechó para recitar un hechizo en chino. Al terminar de hablar, de sus manos salió un amplio destello de luz blanca que envolvió a la joven de cabello gris, dejándola encerrada dentro de una esfera de luz blanca.

-¡Usa alguna carta, Sakura!- le pidió Eriol.

-¡Fuego!!- la carta de Sakura entró a la esfera de luz (que se volvió de color rojo debido al calor) y pudieron escuchar un grito de dolor de la joven, que minutos después destruyó la esfera con un golpe y cayó de rodillas al suelo.

Kotono sacó dos cartas de su bolsillo, ambas de color verde:

-Cartas que fueron creadas por Klaus...abandonen esa forma y transformensen para obedecer las órdenes de su nueva maestra...¡háganlo por el nombre de Kotono!!- las señaló con el báculo-.

¡Arbol, Hielo!!- las cartas adquirieron un color celeste.

La carta Arbol se enroscó en el cuerpo de la joven, mientras que Hielo la transformaba rápidamente en una estatua de hielo. Kotono se acercó, y antes de que pudiera recitar el conjuro para transformala en carta de nuevo, una mano destruyó una parte de la estatua de hielo. Apenas lo hizo, un rayo lanzado por el chico que ayudó a Kotono minutos antes, golpeó la mano y la joven china no perdió más tiempo. Cerró los ojos y acercó la punta del báculo a la estatua de hielo.

-¡Regresa a la humilde forma que mereces, carta Klaus!!

El cuerpo de la joven, desde el interior de la estatua, se convirtió en un haz de luz que se introdujo en el rectángulo celeste brillante que se había proyectado frente a la estrella dorada del báculo. Cuando dejó de brillar, Kotono tomó la carta negra y gris, con el dibujo de aquella joven en el medio, y completamente agotada se dejó caer de rodillas sobre el suelo.

Cuando Eriol se acercó para tomarla en brazos y Sakura ayudaba a Tomoyo y a Akane, el joven comenzó a caminar en la dirección opuesta. Eriol volteó y lo miró fijamente, sabía que lo volverían a ver.

Mientras tanto, dos personas los observaban con algo de curiosidad en la mirada, ambos sentados en el borde de la terraza de un edificio desde el que habían estado observando la pelea. Ambos llevaban puestas túnicas con capucha de color gris claro.

Uno de ellos, un joven de cabello oscuro y ojos esmeralda, sonrió levemente, sin embargo la joven que estaba a su lado bufó enfadada.

-¡No puedo creer que haya podido capturar a "Ira"!- dijo con el entrecejo fruncido. Su cabello celeste brillante estaba atado en dos gruesas trenzas que llegaban hasta sus codos, y sus ojos eran del mismo color que su cabello, un poco más oscuros.

-No te enojes, Umi- rió el joven.

-¡¿Cómo quieres que no me enoje, Kisei?!- exclamó.

-La carta "Ira" es la más débil de todas, era obvio que iban a poder capturarla- dijo muy tranquilo, sin dejar de sonreír-. Sabes perfectamente que esa no es ni la décima parte del verdadero pdoer de las cartas...

-¡De todos modos estoy enfadada!- se cruzó de brazos-. La próxima ves me encargaré personalmente de hacerle saber a esa niña china que no podrá con nosotros, no importa lo fuerte que sea...

-Si, pero eso lo harás la próxima ves. Será mejor que nos vayamos, pueden darse cuenta de nuestra presencia ahora que dejaron de pelear.

-Está bien...

Y en menos de un segundo, ambos desaparecieron sin dejar rastro alguno.

 

 

 

Notas de la autora:

Por fin terminé el segundo capítulo!! Me costó mucho, pero lo logré!!

Mi teclado está enterrado bajo miles de pañuelos de papel (la mayoría usados -_- puaj!!)

y es que la gripe está haciendo estragos este invierno.

Bueno...la verdad no sé qué decir de este capítulo, hay un montón de cosas que seguramente no habrán entendido, por ejemplo lo de la carta que selló Kotono, lo que Eriol dijo de un tal Lao que está relacionado con la joven china y otras cosas más. Paciencia que en el próx capítulo encontrarán las respuestas a todas las preguntas que se han hecho mientras leían este capítulo (bueno, a la mayoría ^^U). Por cierto, la canción "Yakusoku wa Iranai" ("No necesito

Promesas") es el opening de Escaflowne, y la que canta la mujer esa que aparece en los sueños de Kotono es "Ashita e no Melody" ("La Canción hacia el Mañana"), ésta última es importante que recuerden la letra porque más adelante tendrá relación con lo que suceda en la historia, en cuanto a la otra, no le puse traducción porque no tenía mucha importancia que la supieran, de todos modos si alguien quiere la letra (con traducción) de cualquiera de esas dos canciones, que me escriba, con mucho gusto se la daré...y claro, de paso me pueden decir qué les parece el fanfic, ¿no? ^__^

 

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Avances del tercer capítulo:

Dos nuevos personajes venidos de China llegan a tiempo para ayudar a Kotono, aunque también le causarán algunos problemas. Eriol organiza una reunión en su casa a la que no solo irán Sakura y Shaoran, sino también otros viejos conocidos. En la preparatoria Sekai se termina de organizar el "Festival de Primavera", y Kotono tendrá que actuar en la obra teatral junto con un apuesto compañero de clases ^_^